Hasta en la sopa
Lc 18,1-8
Nos nos podemos desanimar en la oración, en nuestras metas, en cualquier asunto por el que atravesemos en la vida. Por muy malas que vengan es tiempo de pedir, como la viuda del Evangelio, que estaba hasta en la sopa del juez injusto. Logró su propósito por la insistencia.
Pidamos insistentemente, sin cansarnos. Dios que es Padre bueno nos escucha y no pone en la sintonía de su Corazón. Pedir, orar, rezar requiere tiempo, dedicación y tener tanto arte como la viuda.
La tenacidad logra en muchos casos los propósitos. No está mal ser “pesados” en la oración. Quizá seamos nosotros los primeros destinatarios de la acción de Dios y se transformen nuestros corazones.
¡Feliz semana, amigos! ¡Recordemos el ejemplo de la viuda!
Dibu: Patxi Velasco Fano
Texto: Fernando Cordero ss.cc.
Mi querido Fernando, gracias por tu reflexión.
Yo diría que la tenacidad de la oración, logra siempre todo propósito, aunque a priori no sea por el que nosotros estamos pidiendo insistentemente, lo cual no significa que sea el mejor a los ojos de Dios, y no tanto a los nuestros.
Pedir con insistencia, pero con paz.., claro está, que esto se consigue después de mucho pedir , orar, e incluso muchas lágrimas…
Sin desfallecer, y sobre todo con paz, con mucha paz, confiada en que El, es un Padre misericordioso y no te abandona, sabe lo que es mejor para nosotros, lo que nos conviene y nos da la fuerza para saber llevar cada situación que se nos presenta.
Él, nos ayuda a llevar nuestra Cruz, Él es, nuestro cirineo.
Después de esa petición insistente, pesada, diría yo, a veces, nos toca decirle,
HÁGASE TU VOLUNTAD.., en ese instante, es cuando realmente estás demostrándole tu fe, con lágrimas, pero confiando plenamente en Él.
Que tengas un buen domingo
Con afecto, Pilar
Muchas gracias, querida Pilar, por compartir tu honda reflexión con todos nosotros y por esa confianza en la Providencia que, sin duda, impulsa toda tu vida. Un fuerte abrazo, Fernando ss.cc.