Butaca 21

Tras la reciente edición de los XXXV Premios Goya en la que Las niñas, dirigida por Pilar Palomero, resultó la ganadora; aquí va un recorrido por las ganadoras del premio a mejor película ordenadas de peor a mejor.

35. El sueño del mono loco (Fernando Trueba, 1989). La película más extraña de todas las ganadoras. Un fallido thriller psicológico que bebe de Lynch y Polanski y cuya trama no logra despertar el interés del espectador en ningún momento.

34. Truman (Cesc Gay, 2015). Otra rareza, pues no es muy habitual que el argumento de una película trate sobre la amistad entre dos hombres. Lástima que la cinta no asuma más riesgos y se limite a contar una historia amable con menos carga de emotividad de la que pretende.

33. La librería (Isabel Coixet, 2017). Un relato sobre la hipocresía y la mezquindad que te deja un poco frío y que, pese a su densenlace, resulta demasiado convencional para una realizadora con tanta personalidad como Coixet.

32. La soledad (Jaime Rosales, 2007). La victoria más sorprendente de todas las ediciones. Su original propuesta formal y la gravedad de la historia no son suficientes para que sea recordada como algo más que un interesante producto de arte y ensayo.

31. El bosque animado (José Luis Cuerda, 1987). Una tragicomedia coral que retrata el micromoscos de un pueblo gallego. Su excelente reparto y cuidados diálogos no evitan que el resultado se quede en una mera postal. Bonita, pero poco más.

30. Días contados (Imanol Uribe, 1994). El conflicto vasco a través de la historia de un terrorista de la ETA que se replantea el compromiso con la organización. Valiente en su día y cantera de actores hoy consagrados. La historia de amor no está a la altura.

29. Camino (Javier Fesser, 2008). La arriesgada historia una niña enferma terminal que abraza la muerte desde su inquebrantable fe. La película camina en el filo de la navaja por un tema tan delicado y ahí radica su principal acierto. Su mayor error, el excesivo metraje.

28. Vivir es fácil con los ojos cerrados (David Trueba, 2013). Una road movie bienintencionada con un entrañable profesor como protagonista que actúa como metáfora de una generación no tan lejana que creció soñando y que al final tuvo que aceptar su realidad.

27. Campeones (Javier Fesser, 2018). La feelgood movie de nuestro cine. Una película para todos los públicos que desprende muy buen rollo, con un sentido del humor clásico pero eficaz, y a la que se le perdonan sus evidentes intenciones y sencillez.

26. Las niñas (Pilar Palomero 2020). La mayor virtud de la última ganadora radica en la sencillez y autenticidad del relato costumbrista de la adolescencia y de un momento de nuestra historia reciente. Ahora bien, también adolece de falta de acción en su trama y puede resultar aburrida.

25. El viaje a ninguna parte (Fernando Fernán-Gómez, 1986). La primera galardonadas es un romántico homenaje a las compañías itinerantes de cómicos que desgraciadamente engancha más por su valor casi documental que por su trama.

24. Los lunes al sol (Fernando León de Aranoa, 2002). León de Aranoa es nuestro equivalente a Ken Loach, y, en consecuencia, tiende a subordinar la historia al discurso ideológico. Oportuna en su día, los nuevos visionados revelan sus costuras.

23. Te doy mis ojos (Icíar Bollaín, 2003). Una correcta cinta magistralmente interpretada que traslada al cine todos los lugares comunes de una realidad que por desgracia nos es de sobra conocida. Pero, honestamente, tiene más valor divulgativo que cinematográfico.

22. Pa negre (Agustín Villaronga, 2010). Otro drama más sobre la Guerra Civil. Otra película sobre el fin de la inocencia de un niño. Si uno se olvida de lo manido del tema debe reconocer que se trata de una buena película, aunque luego se olvide fácilmente y se confunda con otras.

21. ¡Ay, Carmela! (Carlos Saura, 1990). Una de las cintas más premiadas, que destaca por su humor e ingenio. Garantiza un buen rato, aunque hayan pasado los años. No obstante, le falta la mordacidad que otras cintas en tiempos de la censura sí tuvieron.

20. No habrá paz para los malvados (Enrique Urbizu, 2011). Cine noir de espíritu norteamericano, pero con un ADN muy castizo. Una película no demasiado original, pero contundente y sin fisuras para disfrute de los amantes del género.

19. Todos a la cárcel (Luis García Berlanga, 1933). Un Berlanga lejos de sus mejores trabajos, pero al que le basta la mitad de inspiración y un plantel de actores que derrochan oficio para seguir resultando divertido y ácido.

18. El Bola (Achero Mañas, 2000). Una película con niño que no pretende ser sentimental pero que logra emocionar y denunciar una realidad muy dura sin renunciar a una mirada esperanzadora. Una pequeña opera prima muy valiente.

17. Mar adentro (Alejandro Amenábar, 2004). La película más premiada en la historia de los premios es un notable drama que logró generar debate sobre el tema de la eutanasia. Los medios la auparon, pero ¿realmente cuánta gente la ha vuelto a ver.

16. Celda 211 (Daniel Monzón, 2009). Un thriller carcelario que demuestra que el cine español se había desecho ya de gran parte de sus complejos para atreverse a probar nuevos géneros. Una buena dosis de adrenalina con su punto justo de drama, aunque algo efectista.

15. Belle Époque (Fernando Trueba, 1993). Una deliciosa comedia de enredo sostenida por otro gran trabajo del mítico guionista Rafael Azcona y una mezcla de actores jóvenes y veteranos que disfrutan en la pantalla y consiguen que irremediablemente disfrutes con ellos.

14. La niña de tus ojos (Fernando Truena, 1998). La fórmula que tan buenos resultados logró en Belle Époque da aquí un paso adelante gracias una trama más pulida con la que, además, el cine español saca pecho por aquello que despectivamente se acabó llamando “españolada”.

13. Tarde para la ira (Raúl Arévalo, 2016). Un thriller dramático al que no se le puede poner ninguna objeción. Una historia de venganza, visceral y fría al mismo tiempo, con interpretaciones portentosas y un trabajo de dirección que jamás haría pensar que se trata de una ópera prima.

12. Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto (Agustín Díaz-Yanes, 1995). La madre de todos los thrillers sucios, violentos y con personajes dotados de profundidad dramática que con los años han proliferado en la industria del cine español. Una cinta incontestable.

11. Los otros (Alejandro Amenábar, 2001). Intérpretes aparte, una producción totalmente española que no tiene que envidiar nada a Hollywood. Una realización exquisita y un resultado que sienta cátedra en su género, aunque el final a día de hoy quizás ya no sorprenda tanto.

10. Dolor y gloria (Pedro Almodóvar, 2019). Almodóvar llegando a ese punto en el que los grandes autores bucean en su propia historia y agitan sus obsesiones para crear ficción y convertirnos en espectadores privilegiados de su mundo interior.

9. Volver (Pedro Almodóvar, 2006). Una comedia donde todo fluye haciendo que parezca fácil lo difícil. No necesita grandes discursos ni tocar temas profundos. Le basta con su retrato casi naturalista de las relaciones humanas que, aun en su sencillez, pueden resultar fascinantes.

8. Blancanieves (Pablo Berger, 2012). Una adaptación valiente del cuento clásico mezclada con la idiosincrasia patria que acabó demostrando que la osadía del formato no era un capricho ególatra del director, sino un vehículo para contar mejor que nunca una historia universal que no necesita palabras.

7. La buena estrella (Ricardo Franco, 1997). Una película hermosísima que interpela al espectador con su complejo entramado moral. Honesta y sosegada y, también amarga y desgarradora. Uno de los triángulos amorosos más complejos vistos en la gran pantalla y un trío protagonista para el recuerdo.

6. Tesis (Alejandro Amenábar, 1996). Amenábar se dio a conocer con un trabajo atrevido que optimiza sus limitados recursos para escribir una página en la historia de nuestro cine, derribando prejuicios e insuflando aire fresco en la industria. Un punto de inflexión en nuestro cine.

5. La isla mínima (Alberto Rodríguez (2014). Un thriller trepidante con aires de western, un guion de orfebrería y una factura técnica inmejorable que consigue sentar cátedra con una trama que aunque se desarrolla en un escenario natural resulta asfixiante.

4. La vida secreta de las palabras (Isabel Coixet, 2005). La menos “española” de las ganadoras es un portento de emoción contenida. Una historia de amor que se cuece a fuego lento hasta desembocar al final en una de las declaraciones de amor más conmovedoras que recuerdo ver en una sala de cine.

3. Amantes (Vicente Aranda, 1991). Una sobria puesta en escena para una tórrida historia de pasiones perversas, con interpretaciones sobresalientes y un final indeleble. Un título indiscutible ante el que es imposible no caer rendido. Un clásico inmediato.

2. Mujeres al borde de un ataque de nervios (Pedro Almodóvar, 1988). Una sucesión de escenas inolvidables que conforman una comedia infalible, alocada pero milimétricamente calculada, repleta de personajes extravagantes, pero al mismo tiempo muy auténticos. Un prodigio.

1. Todo sobre mi madre (Pedro Almodóvar, 1999). Probablemente, la ganadora más aplaudida fuera de nuestras fronteras. La cumbre del melodrama almodovariano que, sin perder su sentido del humor, ahonda en el duelo y en las relaciones entre mujeres a partir de unos diálogos inolvidables que ya son historia del cine.

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