Minari
Esta semana se ha estrenado Minari, de Lee Isaac Chung. Se trata de una película que parece diseñada en un laboratorio para tener éxito en los tiempos que corren, y lo cierto es que la fórmula está dando buen resultado, puesto que ya atesora numerosos premios y hasta seis nominaciones en la próxima edición de los Oscar.
Minari no es en absoluto una obra novedosa o revolucionaria. Las vicisitudes de una familia inmigrante en los EE.UU. han sido ya objeto de muchas otras películas. Este tipo de historias, no obstante, siempre apelan a valores universales como la superación personal o la familia, que, por otra parte, nos encanta encontrar en la gran pantalla, pues el cine tiene la capacidad de insuflar esos buenos sentimientos en el espectador y hacer que al acabar tengas ganas de ser mejor persona. En este sentido, Minari funciona bastante bien sin resultar descarada en sus intenciones, huyendo del melodrama.
A veces, cuando nos han contado esta historia en otras ocasiones, las desgracias se multiplican, la cámara se regodea en el sufrimiento, la música se intensifica para subrayar el drama y la lucha adquiere proporciones casi épicas. Es una forma de narrar que ayuda a poner en valor la heroicidad que subyace a menudo en las pequeñas historias cotidianas que nos rodean; pero también es una estrategia para disimular las carencias del film y para enganchar al espectador (algo así como el azúcar que se añade a los alimentos). Afortunadamente, Minari no incurre en el error de exagerar el drama.
El tono de la cinta es más contenido y pausado de lo que nos solemos encontrar en este tipo de producciones. Seguramente tiene mucho que ver el hecho de estar protagonizada por una familia de origen surcoreano y de tratarse de una obra semiautobiográfica en la que el director, nacido en EE.UU. de padres inmigrantes, retrata parte de su infancia. Aunque la lucha por el sueño americano es un tema básicamente yanqui, la mirada del realizador parece que se inspira más bien en ese cine contemplativo que tradicionalmente han realizado países orientales. Esto otorga a la película un punto de vista diferente, que no puede llegar a ser catalogado de exótico, pero que supone una marca diferencial con respecto a producciones similares.
Puede que a fin de que el espectador medio no se sienta extraño en medio de una historia protagonizada por asiáticos, los miembros de la familia responden a paradigmas típicos que hemos visto en multitud de ocasiones: el padre testarudo que antepone sus proyectos personales al bienestar de la familia, la madre juiciosa que sostiene el núcleo familiar, la hija responsable que pasa desapercibida y el inquieto hijo varón que roba la función a los demás. Solo falta el bebé para reproducir el esquema de, por ejemplo, Los Increíbles (Brad Bird, 2004). Bueno, y no hay que olvidar a la abuela que no parece una abuela (la Shirley McLaine de turno), y que, siendo teóricamente el personaje más coreano de todos, apenas experimenta el choque cultural.
En definitiva, Minari contiene las dosis justas de muchos elementos que la convierten en una obra curiosa. Estéticamente es bonita, pero no apabullante; tiene drama, pero no mucho, soportable; tiene un punto exótico, pero está lejos de ser cine oriental; la familia es asiática, pero responde a unos arquetipos reconocibles… Y así parece diseñada para no molestar a nadie y gustar a todo el mundo. Quizás ese fuese el objetivo, pero si en vez de estar protagonizada por una familia surcoreana se tratase una vez más de personajes caucásicos, no se estaría halando tanto de ella. El éxito de Parásitos (Bong Joon-ho, 2019) el año pasado, la reivindicación de la inclusión de minorías en el cine de Hollywood y lo inocuo de la historia, son los verdaderos artífices de que esta sea una de las candidatas al premio a la mejor película en los Oscar de este año. Es cierto que probablemente a lo largo de la historia otras cintas también se hayan visto aupadas por cuestiones extracinematográficas, así que Minari también su derecho a que la sobrevaloren; pero, personalmente, considero que es una buena película, aunque no demasiado. Un aprobado alto.
@cinepacografico
Nota: 6,5/10
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