Palm Springs
Una de las sorpresas de la temporada es Palm Springs, de Max Barbakow. Una comedia romántica, género que antaño vivió tiempos mejores, pero que logra elevarse por encima de la media. Y aunque lo hace a partir de una premisa de ciencia ficción, consigue desarrollar una interesante lectura de nuestra sociedad.
¡Qué difícil resulta encontrar hoy en día una buena comedia romántica y qué bien se lo pasa uno cuando se topa con una! Un género que no exige mucho presupuesto y que durante años ha gozado de una notable rentabilidad en taquilla, dejo de aparecer en las carteleras. Quizás la sobreabundancia que hubo desde mitad de los ochenta a mediados de la primera década de los dos mil de películas de este tipo, provocó que el público se cansase de ellas. Es lógico que entre tanto producto similar y sin personalidad necesitase propuestas diferentes que no llegaban. Por suerte de vez en cuando se estrena algún título capaz de coger la mejor tradición de la época dorada de los noventa e incluso del Hollywood clásico, aportando al mismo tiempo un toque más actual que revitaliza la fórmula.
Palm Springs es una pequeña película que se estrenó en Sundance, un festival consagrado al cine independiente. La cinta gustó mucho, pero su estreno en salas comerciales se vio lógicamente afectado por las restricciones de la pandemia. De lo contrario, apuesto a que el boca-oreja habría la habría consolidado como una de las sorpresas de la temporada. Al fin y al cabo, todos vamos al cine a evadirnos y la comedia romántica suele garantizar un rato entretenido con la certeza de que al final todo acaba bien. Si encima me ponen unas palomitas, es un planazo.
La historia evoca descaradamente una de los títulos más carismáticos del género: Atrapado en el tiempo (Harold Ramis, 1993). Como en aquella, el protagonista se ve inmerso en un bucle temporal, pero en esta ocasión acabará arrastrando consigo a más personas, condenándolas a su misma suerte. En un caso se granjea un enemigo, y en el otro acaba enamorándose. Como los personajes reviven un día en el que asisten a una boda, la trama pone en bandeja reflexiones más o menos explícitas sobre la fidelidad y el amor.
Personalmente, lo más interesante de Palm Springs está en el recorrido del protagonista, que una vez que acepta su destino aprovecha para probar todo tipo de experiencias que, sin embargo, al final no evitan hacerle sentirse vacío. También la sociedad actual tiene ese punto hedonista que le hace buscar a toda costa el placer, sentirse siempre bien con uno y experimentar sin miedos para descubrir nuevas formas de disfrute. ¡Pero cuántos han caído en esa trampa y han acabado yonquis de la serotonina o con una depresión de corte nihilista! El amor se alza entonces como la verdadera vía de escape ya que, con él, hasta la inevitable sensación de sinsentido que nos cubre a veces se hace más llevadera. Así le ocurre al protagonista, que termina aceptando la eternidad del bucle si es para vivirlo junto a la mujer que ama.
Quizás recomendar la película en estos tiempos donde la soledad se ha hecho más presente en la vida de muchos puede parecer meter el dedo en la llaga. Pero también corremos el riesgo de ceder ante la tendencia al individualismo que nos acecha, así que una buena dosis de comedia romántica puede venir bien para recordar que, aunque la vida sea a veces amarga, el amor siempre aporta un toque dulce.
Nota: 6,5
@cinepacografico
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