Kamiano

             Hay una imagen del Evangelio que está muy ligada a Jesús, cuando él mismo se autodefine como el Buen Pastor: “Yo soy el buen Pastor. El buen pastor da la vida por las ovejas”, leemos en el capítulo 10 del evangelio de san Juan.

            Damián, a semejanza de Jesús, lo da todo por el “rebaño”, es decir, por la comunidad, por las personas que le ha encomendado la Iglesia como religioso y sacerdote. Es muy hermosa esta carta que le escribe a su hermano, el P. Pánfilo, también religioso de los Sagrados Corazones. Al igual que nos muestra el Evangelio, Damián se desvive por la “oveja perdida”, por el alejado, el abandonado, el que no tiene un horizonte en la vida:

“Cuanto más cansado me siento el domingo por la tarde, tanto más feliz me hallo, sobre todo si alguna oveja perdida ha querido entrar en el redil del Señor”. 

Reflexiona en las palabras del Evangelio y en lo que comenta Damián a su hermano. Luego, colorea este dibujo de Patxi, en el que el Buen Pastor rescata a la oveja que se ha perdido y ha caído por un precipicio.

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