Escenas de caza

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Decía Ortega y Gasset que “cazar es un menester duro, que exige mucho del hombre; hay que mantenerse entrenado, arrastrar cansancios extremos, aceptar el peligro. Implica toda una moral y el más egregio gálibo. Porque el cazador que acepta la moral deportiva, cumple sus mandamientos en la mayor soledad, sin otros testigos ni público que los picachos serranos, la nube vaga, la encina ceñuda, la sabina temblorosa y el animal transeúnte”.

 

Aparte de la cursilada del gálibo, la prosa suena bien, Ortega siempre suena bien, pero yo reconozco que tengo algún prejuicio profundo y seguramente infundado sobre la caza. Es verdad que no estoy en contra de la práctica cinegética, ni pretendo su prohibición, ni menos me acojo a postulados ecologistas para poner en entredicho esta actividad deportiva o puramente depredadora, que el lector escoja. Hasta es posible que un determinado nivel de caza sea necesario para mantener el equilibrio ecológico. Quizá sí, quizá no, pero a mí la caza me da un tufo raro, como de cosa rancia; lo siento, no puedo remediarlo, y la imagen de Garzón y el ministro Bermejo con las escopetas y trofeos en las manos no va a mejorar esta impresión tan personal, tan negativa y seguramente tan injusta. Es verdad que todo es cuestión de gustos o de manías, porque yo soy aficionado a los toros y es muy probable que a algunos lectores la tauromaquia les parezca una antigualla equiparable a la caza, o acaso peor, por lo del espectáculo. Las monterías fueron durante el franquismo una buena ocasión para hacer negocios, quizá en un modo similar a como lo es hoy el palco del Bernabéu, aunque más cutre. Nadie como Berlanga pintó aquella danza esperpéntica de escopetas.

 

La cacería en la que coincidieron el pasado fin de semana el ministro y el magistrado, aparte de cualquier otra lectura, me recuerda el dicho sobre la honestidad de la mujer del César, si bien en esta ocasión yo no sé si el César era Garzón o Bermejo.

 

6 Responses to “Escenas de caza”

  1. Completamente de acuerdo en todo. Respecto a la cuestión que planteas al final ,yo cambiaría el enunciado. No importa quien de los dos es la cesárea esposa lo que está claro es que ni son honrados ni obviamente se molestan en disimularlo.
    Ahora entiendo el título de PIlar Urbano “Garzón,el hombre que veía amanecer” .El magistrado no se quedaba a preparar oposiciones ,madrugaba para ir de caza.

  2. Garzón es un golfo. Presumido. Y Bermejo igual de chulo y macarra que los imputados que se veían en la “boda de El Escorial”.
    Delicuentes sin Fronteras.

  3. A mi tambien la caza me dá un tufo raro, pero no rancio ,aún hoy son muchos en todas las esferas hablamos naturalmente elitistas, los que usan la s cacerías y monterías sobre todo estas últimas como encubridoras de muchos negocios. Para mí Garzón es un vendido , y Bermejo un impresentable..
    en cuanto lo que es en sí la caza tanto menor como mayor me dfá un malisimo rollo. Para los amantes de los animales en general y solo pensar que a mi mascota .que es un golden le pudieran “cazar ” de alguna manera se me ponen los pelos como escarpias.

  4. Lamento discrepar en parte. Tampoco me gusta la caza, pero demonizar a Bermejo y Garzón por coincidir en una montería es lanzar una cortina de humo. Lo que tiene que hacer el PP es aclarar sus fantasmas, desprenderse de sus lacras, mirar a dentro y no empeñarse en buscar complots donde no los hay. Así es la derecha, qué le vamos a hacer, pero por mucho que lance balones fuera no va a poder esconder lo obvio: la corrupción que le salpica por todos lados.

  5. ¡Ingenuos peperos! Es más sonrojante (y preocupante -ya puestos a preocuparse), los rajoynianos gritos de “¡Santiago y cierra, España!” o el “¡A mí la Legión!”, que las aburguesadas tonterías de los otros dos.

  6. Hace algún tiempo, mientras algunos padres, esperábamos, que nuestros hijos acabaran el entrenamiento, uno de los padres pregunto acerca del éxito de algunos deportes como el Golf, en el cual el ejercicio no es extremo, en realidad se pasea, y cada día tiene mas adeptos, entonces un banquero, que no bancario, nos explico, que es el lugar ideal para hacer negocios, pues es imposible que en un recorrido de 18 hoyos, haya micrófonos suficientes para captar una conversación importante.
    Los tiempos evolucionan y lo que antes era una cacería, ahora es un recorrido de golf
    ¿Para hablar, o para hacer deporte?, pero si antes era la cacería y ahora el golf, ¿estaremos en recesión? ¿O es solo que cualquier tiempo pasado fue mejor?

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