Cadena perpetua
Al calor del desconsuelo por la desaparición y muerte de la joven sevillana Marta del Castillo vuelven a oírse voces, entre ellas las de los familiares y amigos de la muchacha, que piden la implantación de la cadena perpetua. Es una reacción comprensible, en igual medida que sería incomprensible que se legislara atendiendo a los estados de ánimo provocados por un hecho determinado, por muy terrible que resulte. Digo más: creo que sería un grave error recurrir a la cadena perpetua en éste o en cualquier otro momento, pero tampoco es de recibo que muchas veces las víctimas queden relegadas a un segundo plano. El objetivo de la reinserción está fijado en la Constitución y me parece una orientación adecuada, acorde con una forma progresista de entender la vida. Ahora bien, estoy conforme con la vocación reeducadora y no revanchista hasta el límite en que se despeña el sentido común, ni un metro más allá. La primera obligación de un código penal es castigar a quien comete un crimen, de modo que esto sirva de reparación a la memoria de las víctimas, a sus familiares y a la sociedad en general, así como motivo de disuasión a futuros delincuentes.
La justicia es un hermoso instrumento de las sociedades civilizadas, por el que el Estado administra de forma indirecta un castigo que sustituye a la venganza. Si los ciudadanos adquieren el convencimiento de que la aplicación de la ley es un escarnio para los damnificados podrían sentir deseos de recurrir a ese instrumento bárbaro y tosco. Suponer que lo primero que hay que tener en cuenta a la hora de ejecutar una condena es la reinserción del culpable es una ofensa a cualquier inteligencia medianamente dotada, porque quien cumple cárcel por un asesinato no lo hace para no volver a matar en el futuro, sino como castigo por haber matado ahora. Cualquier ordenamiento o práctica jurídica que olvide algo tan elemental como eso estará haciendo un flaco servicio a la convivencia y a la confianza en las leyes. Las manifestaciones pidiendo cadena perpetua no son sólo, ni mayoritariamente, plataforma de grupos de derecha radical, sino expresión del cansancio de muchos ciudadanos de a pie ante lo que entienden como indefensión. Convendría tenerlo en cuenta.
Empapados de justicia, todos tienen que decidir, lo que se hará con los demás, cadena perpetua, pena de muerte.
Tienes que luchar del lado del bando que te toque, o serás ajusticiado.
Si te encierran por algún delito que no has cometido, ¿no tienes el derecho moral de escaparte?. Si al intentar escaparte un vigilante es capaz de dispararte y matarte, ¿no tienes el derecho moral de defenderte? Es decir dispararle tu a el. Defensa propia. ¿Quién es nadie para nombrar a mi verdugo? Ni sociedad ni puñetas.
Si te matan a una hija, es mejor la vocación reeducadora y no revanchista, como objetivo de la reinserción fijado en la constitución.
Que se lo digan a la familia de un bailarín que mato a un padre de familia, y que ha cumplido su deuda con la sociedad, y encima se ha hecho famoso, o mejor que se lo digan a la esposa, los hijos, los padres, los amigos del difunto. (El sigue pagando su deuda con la sociedad).
Pues yo propongo también la ley, la ley del Talion.
Yo solo sé que no sé nada, y la frase no es mía; pero si me pongo en el lugar del padre, entiendo que pida para los asesinos, el cumplimiento de la pena integra.
Saludos
Pienso que para los asesinos actualmente el pago de un crimen de sangre es barato y hasta rentable, hoy por hoy en España, si al menos se cumpliesen las penas integramente. De todos modos para delitos de asesinato y terrorismo debería existir la cadena perpetua, y que tirasen la llave. Y si soy extremista a mucha honra. A fin de cuenta el espiritu de la constitución era de concordia, dialogo y esperanza y todo el mundo lo olvido ya, por eso yo opino ARRIBA ESPAÑA, CON EL MUÑO EN ALTO Y CON DOS COJONES!!!!!!!!!!! Y a quien le fastidie que se joda.