A propósito de UPyD
A menudo la política se entiende mejor desde el ámbito de las emociones que desde el puramente racional. Así, la animadversión que provoca entre muchos socialistas UPyD, el partido de Rosa Díez. Es verdad que Unión Progreso y Democracia le ha restado votos sobre todo al PSOE, pero no creo que radique ahí la cuestión. Los sarpullidos que esta joven formación levanta entre las huestes de Zapatero sólo cabe entenderlos desde el odio puro y elemental. UPyD tiene poco más de un año de vida y cuenta sus presencias electorales por otras tantas reválidas aprobadas. En contra de todas las evidencias se alzó con un escaño en las últimas generales, consiguió otro diputado en el parlamento vasco y ahora ha logrado representación en Bruselas. Todo ello, luchando contra el silencio feroz dictado tanto desde los medios públicos de comunicación como desde los llamados progresistas, con Prisa a la cabeza. Es verdad, que en sentido inverso las radios y periódicos de la derecha le han dedicado una atención en algunos casos muy generosa, pero eso podía haberse vuelto en contra de UPyD, dando la razón a los que han tildado a UPyD de formación de derechas, e incluso de ultraderecha, ¡que ya hace falta mala idea e imaginación para extender una cosa así!
El debate se ha suscitado desde un principio en la pregunta de, ¿a quién le quita votos UPyD al PSOE o al PP? Eso lo resolvió muy bien desde el principio, con su inteligencia despierta Fernando Savater, impulsor del partido, quien dijo que los votos no son de ésta o aquélla otra fuerza política, sino de los ciudadanos que los depositan donde quieren. Pero, en fin, por seguir el juego yo creo que los votos de UPyD son básicamente progresistas, y no vienen directamente del PSOE sino de votantes desencantados de los socialistas y de Izquierda Unida que en el momento de la aparición del partido de Rosa Díez estaban en la abstención. Es evidente que ha habido también votantes que otras veces se habían inclinado por el PP, pero en general me cuesta pensar que un elector convencido de los populares otorgue su sufragio a un partido con el que forzosamente discrepa en muchas cosas. Llevo tiempo diciendo que era suicida que la izquierda hubiera renunciado a la idea nacional y ése es justamente el espacio ocupado por UPyD. El futuro está por escribir, pero la permanencia de este partido va a ser muy complicada y más si pretende convertirse en una fuerza política relevante, por encima de la hoy irrelevante IU. Por lo pronto, debe plantearse dejar de ser el partido de una ciudadana, Rosa Díez, para crear una estructura que le permita crecer razonablemente. Un exceso de personalismo podría ser letal, ahora bien una mano firme y profesional de la política como la de Rosa es importante para que no asistamos a un segundo caso Ciutadans. Tras las elecciones europeas, UPyD ya no sólo crispa a los socialistas sino que empieza a incomodar también al PP. Es una muy buena señal.
Para que esa estructura crezca territorialmente hace falta dinero, Alicia. Perdón, Juan Antonio. Y no sé hasta que punto el poder político y financiero estará dispuesto a dejar hacer y financiar. Recuerda que en el punto álgido del debate del Estatut, Alfonso Guerra, presidente de la Comisión Constitucional, admitió que los nacionalistas eran demasiado influyentes en España. Y admitió que Arfonzo, el demagógico de los 80, y su partido prefirieron que crecieran los nacionalistas al incipiente CDS. Él echaba de menos a ésta formación. Reconoció que se equivocaron. Por cierto, por estos lares, la Costa del Sol, el CDS creció en cuadros como pudo. Con un cóctel de idealistas vírgenes en política, interesados en las tramas inmobiliarias locales y hasta algún alcalde de interior condenado por peonadas falsas. Vamos que si UPyD tiene que crecer que sea de modo sostenido y no con la recluta fácil para rellenar listas electorales. Yo creo que deberían encaminarse a un objetivo contundente a medio plazo como concienciar sobre la reforma de la Ley Electoral y las listas abiertas.
En el titulo preliminar de la constitución Articulo 1º dice España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho; que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político.
Un gobierno, que tutela al administrado, de tal manera, que hasta le indica que coma conejo, efectivamente fomenta la libertad, ofreciendo nuevas opciones, la igualdad, pues no solo el pollo ocupa los frigoríficos de nuestros mercados. Esto es la Oligarquía de las especies.
El que determinados medios de comunicación se entienda, entiendo, más desde el ámbito de las emociones que desde el puramente racional que los debates, enfrentamientos y posibilidades reales de representación del pueblo pueden realmente provocar la animadversión y el odio entre muchos socialistas ya no solo al PP también a UPyD. y otros partidos de corte regionalista.
Las huestes de Zapatero (como MOLA) han querido ser profetas y marquetinianos de la política, y se han convertido en integristas de ideas pseudo-sociales (la abuelita decía que nunca llueve a gusto de todos). Y de ahí que sólo quepa entenderlos desde el odio puro y elemental, a todo lo diferente (Por eso lo de el ministerio de Igualdad).
El silencio feroz dictado tanto desde los medios públicos de comunicación como desde los llamados progresistas en contra de UPyD, crea del PSOE un partido antidemocrático de ultra izquierda, que yo también opino ¡que hace falta mala idea e imaginación para extender una cosa así!
Pero si ni siquiera, lo de “La Europa de las civilizaciones” es una idea Original, véase el preámbulo de la constitución, ….Colaborar en el fortalecimiento de unas relaciones pacificas y de eficaz cooperación entre todos los pueblos de la tierra.
¿A quién le quita votos UPyD al PSOE o al PP? Efectivamente que los votos no son mas que de el votante, de ciudadanos que lo deposita donde quiere, no solo en función de sus intereses sino del desencantado o estado anímico del momento.
Hoy en día los electores, tienen un criterio cada vez más difícil de manipular y es verdad que cuesta pensar que un elector convencido, otorgue su voto a un partido con el que forzosamente discrepa en muchas cosas.
El que la izquierda renuncie a la idea nacional y éste sea justamente el espacio ocupado por UPyD. Nos indica cual es el verdadero sentir de los Españoles en la actualidad, en el que la llamada clase política exacerba la segregación y manipula a unas huestes, que ni siquiera piensan, cuales son las ideas que apoyan.
A Rosa Díez, nadie le puede negar el haber creado una nueva opción, pero ha llegado el momento de que empiece a evolucionar.
Es una muy buena señal, el que aparezcan nuevas posibilidades.
Estimado Luís, hace poco en un medio de comunicación, de cuyo nombre no me acuerdo, decía que el partido nuevo Iniciativa Internacionalista, creado por ETA de obtener un escaño, obtendría solo por ello fondos, muy superiores al millón de Euros.
¿UP y D no tiene el mismo derecho?
Ven y Cuentalo
UPyD nace del desengaño. Nada que objetar. Su máxima dirigente Rosa Díez es el mejor ejemplo de ello. Odia lo que ha conocido, lucha contra afanes no cumplidos, aspiraciones frustradas. Contradecirse es humano. Quiso ser máxima dirigente de un partido y al poco tiempo lo logró. Desde su escaño europeo aprovechó el tiempo para mirar a España y crear un nuevo partido. Dejó el partido de la rosa y fundó el partido de Rosa, de nuevo conquistó la púrpura. Dejémonos de viejos debates pseudo-progresistas, porque ya no es el momento, vino a decir. La que fuera largos años convencida Consejera Autonómica en el Gobierno Vasco de Ardanza cargó años despues con denuedo contra la excesiva autonomización del Estado.
Infant Terrible, hereje de su obra anterior, Rosa Díez conoce bien los grandes y pequeños pecados de la política, a buen seguro los amontonó en una estantería de sus sucesivos despachos. Y ahora los hojea. Está en el momento de la antítesis. Creo que la política hace extraños viajes y todavía hay margen para ver una nueva virada en la acción política de Rosa Díez. Y creo que será en términos de síntesis.
A Luna de Valencia no le falta razón en algunas de las cosas que dice. El error no está en los sumandos, sino en la suma. El resentimiento forma parte del equipaje de lo humano, pero el punto de partida no prefigura el resultado final. Vamos a esto, al resultado de las urnas. Los cuatrocientos cincuenta mil electores que han votado a UPyD, ¿son cuatrocientos cincuenta mil resentidos? O, ¿tal vez cuatrocientos cincuenta mil engañados? Cabe suponer que esos electores han querido expresar alguna palabra en el concierto democrático prácticamente a dos voces. ¿No podría ser una forma legítima de manifestar el cansancio y la idea de que las cosas se hagan en política de otra manera? Coincidamos en que si Rosa Díez ha sabido llevar ese mensaje a casi medio millón de votantes, algún mérito tendrá, pues con el simple despecho o resentimiento no se gana la voluntad de los ciudadanos. Por analogía: ¿Cabría pensar que los once millones de votantes del PSOE son memos porque ZP, Bibiana Aído o Leire Pajín apunten buenas condiciones para ello? En la cosa del resentimiento y el odio conviene mirarse uno mismo antes de acusar, por lo de la viga y la paja.