Adjetivos que matan
Con los adjetivos hay que tener cuidado, porque como escribió Vicente Huidobro: “Cuando no dan vida, matan”. Cualquiera que se anima a poner en fila una palabra detrás de otra con cierta vocación de virtuosismo sabe lo cerca que está el despeñadero, el mínimo trecho que separa lo brillante de lo ridículo. Así en el caso de José Tomás. Cuando se escribe sobre un torero, cualquiera comprende que hace falta ponerle un poco de embrujo a la prosa, de encanto poético, de imaginación y duende. Ahora bien, hay un momento en que la hipérbole desemboca en el mar de la necedad. José Tomás es un torero admirable, al que su leyenda empieza a perjudicarle seriamente. El otro día, tras su actuación en la Monumental de Barcelona, donde se encerró con seis toros, en una tarde que al decir de los más no fue sublime, aunque sí tuvo momentos épicos, el cronista de “La Vanguardia” escribió: “Cinco orejas y un baúl de tauromaquia pura a rastras. Una cosa de proporciones inmortales que navegará en la barca de Caronte por la laguna estigia con las almas de una plaza desbordada que se entregaba a la vida del toreo para no morir…”. De risa, supongo.
–Domeñador del tenebroso bramido que los hombres tanto temen.
–Pichón sangrante de aturdidas carnes y remordimiento intenso al sentir los espasmos del animal ritualizado.
–Triunfador sobre las hermosas banderas de la muerte.
–Moldeado a la cera perdida y que, como la gamba, tiende a profundizar.
–El que traspasa el arrebato.
–El que mira con ojos de piedra y posee el don de hablar con el miedo.
–Serenador de terribles y espantosas furias………
Lo mismo estas hipérboles, metáforas o tonterías podían haber inspirado al cronista catalán.
Pero un poco más en serio -sólo un poco- al personaje yo le diría: “¡Torero! Tú que te acercas al dilema de la vida y la muerte, lávate la cara y las manos y toma de nuevo el camino que te lleva donde duermes…
Habla con mucha razón y fundado sentido Macaón. Me complace y me alegra tener entre los lectores del blog a este gran hombre, del que me permito adjuntar su biografía por si a alguien se le escapa: “Macaón es hijo de Asclepio, dios de la medicina. Fue un gran médico especializado en cirugía. Participó en la expedición contra Troya. Entre sus curaciones más famosas se encuentran las de Télefo, Menelao y la de Filoctetes. Su nombre figura en la lista de los héroes que entraron en Troya metidos en el famoso caballo de madera. Muere, según las versiones, a manos de Eurípilo o de la amazona Pentesilea. Con su esposa Anticlea tuvo a Diocles, a Górgaso y a Nicómano”. Wikipedia dixit. ¡Bienvenido Macaón!
¡Viva la madre que os parió! ¿Vale como hipérbole ? Escribís como los ángeles, los arcángeles,los querubines y los serafines toos juntos.
Me he reído con el comentario de La Vanguardia. Es que hay quien se cree Cervantes y se queda en El Lute. ¡Pobres!. Sus crónicas son dignas de ser seguidas con atención…