En el bosque

 

angustia28189429

Me desperté de madrugada con una flor de angustia en el pecho y con ganas de orinar. Me miré en el espejo del baño como en descuido, porque a esas horas es duro contemplar al tipo desmadejado que supuestamente te refleja al otro lado de un inmenso abismo de cristal y azogue. Por lo general, los espejos de casa lo tratan a uno bien, dado que están ya acostumbrados a su presencia o porque uno sabe cómo componer el gesto para salir favorecido. En los espejos de las casas ajenas hay que tener mucho cuidado, ya que la falta de familiaridad con esos artefactos de la copia al instante puede darte sorpresas desagradables. El bosque nocturno es distinto, ése es un país extranjero para todos y ni los espejos propios están sometidos a las leyes de la cortesía. Decía alguien que a partir de los 40 años todo el mundo tiene la cara que se merece. Añadiré que a partir de los cuarenta hay que ser un temerario o un narcisista sin cura para plantarse delante de un espejo a mirar la disposición de las líneas de expresión en horas de luna y sueño. Claro que el más inquietante espejo de la madrugada es el que devuelve la imagen moral o el que muestras sueños y mentiras, afanes y fantasmas. Quien lo probó sabe que esa tela de araña es una comezón lacada en madera kafkiana en la que hasta Freud sería un náufrago tembloroso ante la visión de la barca de Caronte. Cada uno hace frente a esos terrores de la noche como puede o sabe. Cuenta la mezzosoprano italiana Cecilia Bartoli que el castrato Farinelli le cantaba por las noches a Felipe V, que padecía de locura melancólica, lo que hoy llamamos insomnio. Bueno, cada cual a su forma, ya digo, en lucha con el monstruo.

Vuelvo a la cama, a pedir humildemente clemencia a los dioses, a requerirles para que me devuelvan la ciudadanía del país de las almohadas, para que me retiren de esta intemperie fastidiosa, de esta pesadilla despierta, que es la peor, pues no se tiene siquiera la esperanza de despertar y que se diluyan los espectros. Los dioses escuchan mi plegaria y un sueño largo me traslada a remotos rincones oníricos donde hay música de pájaros y balcones abiertos. Luego, la mañana, una explosión alegre de primavera incontenible, me coge por los brazos y me mete en la vida. Y estoy contento de haber huido de la región de las tinieblas y gozoso de pasear por entre el sol clamoroso de abril, en este instante cercano al mediodía en que pareciera que el mundo está bien hecho, que Guillén, en su beato sillón de poeta de la armonía, acertó al formular en verso su ley de la gravitación universal de la dicha.

 

 

4 Responses to “En el bosque”

  1. De noche, para orinar
    me levanto con sigilo,
    mas bien, pá no despertar,
    a quien se acuesta conmigo.

    Después de encender la luz,
    un ojo medio pegado,
    siento a un mal encarado,
    que me observa con sigilo.

    Por el rabillo del ojo
    Y mientras me quedo a gusto,
    veo a un “gacho” pelo pincho,
    noten ustedes “que susto”.

    De ver en mi somnolencia,
    que me observan, sin sonrojo,
    “Coño si soy yo mismo,
    ese pelo es mi matojo.

    Yo no estoy acostumbrado,
    a encontrarme de repente,
    a un tío mal encarado,
    que me mire de reojo,
    y que sea de mi agrado.

    Después de susto tan feo,
    me vuelvo para la cama
    Con el fondo de mosqueo
    De haberme visto cascado.

    Y en el vidrio reflejado,
    tan viejo, gordo y ajado,
    no hay forma de revolverme
    a lo que fue mi pasado.

    Intentando retornar,
    a los brazos de Morfeo,
    y la desesperación estar,
    viendo las horas pasar.

    Ya pesan aquellos años
    de juegas inagotables
    y que al llegar la mañana
    consideras formidables.

    Aquellos, de noches locas,
    Que recuerdas satisfecho,
    El recuerdo de las pocas,
    de una ducha y al “currelo”

    ¿Fantasmas de madrugada?
    Con pantuflas y en silencio,
    no será que ya la edad,
    ¿Te pesa y es tu tormento?

  2. pero, tan cascados estaís que no os reconoceis en l espejo de madrugada?. Vale ,el insomnio hace mucho pero los fantasmas nocturnos todavía a la edad del bloguero se pueden ahuyental mal que le pese. Y sinó Sin Refflejo, ya sabes que a lo hecho pecho, y que no sea una mal encarada edad la que no nos permita no ser ya un metrosexual pero si un buen ver que tanto nos sigue gstando a las “chicas”. Optimistas siempre. No sé si m ntindes..

  3. Decía Jardiel Poncela. Que por severo que sea un padre juzgando a un hijo, nunca es tan severo como un hijo juzgando a un padre.
    Y yo añado, pero nada es tan severo como nos juzga un espejo, pues no tiene en cuenta más que la imagen, aun siendo cada uno el padre de su propio reflejo.

  4. ¿Qué te quita el sueño?
    No hace falta que respondas. Sólo quiero saber si es una cosa sola o varias.
    Por cierto, un Farinelli moderno va a ser entrevistado en Radio Nacional el martes 20, de 15 a 16. Siento lo de la publicidad, pero pensé que te podía interesar,… por lo del sueño.
    un abrazo

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