Baltasar Garzón

 

 

 

 

 

imagesEl caso Garzón es un clamor que recorre medio mundo. El juez de la Audiencia Nacional nunca pasó inadvertido. Una oleada, con frecuencia cambiante, de odios y amores le ha seguido en sus múltiples actuaciones públicas a lo largo de un cuarto de siglo de actividad judicial. Ha puesto en la picota al terrorismo y al terrorismo de estado, al narcotráfico, a la corrupción, a Pinochet… Ha establecido alianzas sucesivas y contradictorias con “El País” y con Pedro Jota Ramírez. El periodista Miguel Ángel Aguilar lo bautizó como “el juez campeador” en aquellos días en que el magistrado, pasada su breve temporada política junto a Felipe González, puso bocabajo el entramado político socialista relacionado con el caso Gal. Entonces Pedro J lo amaba, de hecho formaban parte de la misma fotografía pública. Después, las relaciones cambiaron de signo y el director de “El Mundo” le juró odio eterno. Garzón halló acogida en otros brazos periodísticos. En todas esas idas y venidas yo le he admirado, porque me parece un hombre valiente, un luchador y un trabajador infatigable en un país donde lo que se lleva es laborar de boquilla. Lo entrevisté a principios de siglo, cuando Pilar Urbano escribió un libro hagiográfico sobre él. Reconozco que guardo buen recuerdo de aquel encuentro periodístico, porque el magistrado derrochaba carisma, un carisma al que yo no pude ni quise sustraerme.

Y aquí estamos, en 2010, con el país revuelto y dividido, esa cosa que se nos da tan bien. Se dice que el Supremo lo ha encauzado por investigar al franquismo, pero yo creo más bien que es por la forma en que se planteó esa investigación. No es asunto baladí, las formas son la esencia de la democracia. Oigo rasgar de vestiduras y túnicas porque el caso se haya abierto tras una denuncia de Falange Española, pero comparto aquella vieja certidumbre que sitúa en un mismo plano a Agamenón y a su porquero. Si quien tiene un pasado oscuro no pudiera formular una denuncia llegaríamos a una peculiar justicia en la que una prostituta no podría acudir a los tribunales alegando una violación. Da que pensar que Garzón admitiera la denuncia de los familiares de víctimas del franquismo, en tanto había rechazado anteriormente otra en la que se solicitaba el esclarecimiento de los crímenes de Paracuellos. En el segundo caso alegó que el asunto quedó zanjado con la ley de amnistía de 1977.

Poner en entredicho el Tribunal Supremo por un asunto en el que puede haberse equivocado o no (particularmente dudo de que Garzón haya cometido prevaricación en el tema del franquismo) es de una gravedad extraordinaria. Me cuesta entender la reacción de determinados juristas y medios de comunicación, empeñados en decir que la Falange lleva a Garzón al banquillo. La Falange presentó la querella, pero han sido los magistrados de la sala segunda del Supremo los que han llevado el caso adelante. ¿Es el Supremo un tribunal integrado por jueces franquistas, cómplices de los torturadores como ha dicho el ex fiscal anticorrupción Jiménez Villarejo? Si es así estamos perdidos y es extraño que no nos hayamos dado cuenta hasta que ha salido Garzón a escena. Conviene saber que al Supremo se llega mediante ascenso en la carrera judicial, y no es creíble que en los últimos veinte años los magistrados que lo han logrado sean todos conservadores, no digamos ya franquistas. En concreto, el instructor del asunto Garzón es el juez Luciano Varela, uno de los fundadores de la asociación progresista “Jueces para la democracia”.

La sala segunda del Supremo la componen quince magistrados. Cinco de ellos han estudiado el famoso caso del franquismo, pero hay otros cinco que, por unanimidad, han decidido llevar a Garzón al banquillo en otro asunto, el del Banco de Santander, por prevaricación y cohecho. Y aún los cinco restantes, también de modo unánime, acusan a Garzón de prevaricación y escuchas ilegales en la instrucción del tema Gürtel.

Parte de la sociedad civil se ha levantado airada contra el Supremo por estimar que el procesamiento al magistrado de la Audiencia Nacional pone en entredicho el sistema democrático, entre otras cosas porque cuestiona a un juez con un currículum tan admirable como Garzón, pero, ¿tanto cuesta entender que no se juzgan currículos sino un asunto concreto de aquí y ahora? En ese entendimiento, actos como el promovido en la Universidad Complutense, con presencia del rector y los secretarios generales de UGT y CCOO me parecen enormemente irresponsables. Sobre el encierro de Almodóvar, Pilar Bardem y otros actores prefiero no opinar. Sencillamente, no me parece algo con la suficiente seriedad como para merecer un argumento.

 
 
 

 

10 Responses to “Baltasar Garzón”

  1. Admirado JAT: respiro tranquilo. Después de leerle descender por un rio de oro y desemenbarcar en algún meandro del bosque, pensé que había ud. cambiado de timonel y del giocondo habia transmutado en el agrimensor. Son variaciones poco recomendables, una vez que la metafísica ha sido reemplazada por la informatica (M.H. dixit).
    Reaparece ud. en coherencia con los anteriores escritos de este blog. y lo hace con un asunto nada menor como es el caso Garzón, el hombre que veía amanecer,según Pilar Urbano. Muchos méritos y no pocos defectos de instrucción se acumulan en una carrera judicial que el protagonista ha querido mantener ante los focos de la opinión pública y los medios de comuncación. Los jueces, especialmente, no solo deben ser honrados, sino incluso parecerlo. Por eso (creo) que ní Garzón ni el Supremo deben verse libres de una investigación por un comportamiento irregular en su trabajo o por el derecho de crítica de los diferentes grupos e individuos, guste o no guste la estética (con ser un detalle importante) de las manifestaciones

  2. Nadie está por encima de la ley, ni Garzón. No se trata de hacer justicia, se trata de aplicar leyes. Menos mal que la falange y manos limpias velan por nuestra democracia y nos recuerdan sus ataduras. Por mi parte, lástima por los que se queden en las cunetas de la historia, como puede ser el caso de nuestro juez..

  3. Creo que tu símil no es afortunado, no se trata de que la prostituta no pueda denunciar por su pasado oscuro, sino que el chulo no pueda denunciar que la prostituta a la que explota le haya robado. Es cierto que son los jueces los que han sentado a Garzón en el banquillo, pero también lo es que la denuncia es de Falange, partido nada democrático desde su lejana fundación, por muchas falanges auténticas que existan. El encierro de Almodóvar y Bardem no es tal, ni siquiera testimonial, sino una foto algo triste. Garzón se ha ganado a pulso decenas de enemigos y es obvio que han aprovechado sus errores para dejarlo fuera de la carrera judicial. No me siento defensor del juez, pero cuando recuerdo alguna sanción irrisoria a otros jueces por actuaciones muy graves, la posibilidad de que Garzón pierda su trabajo me parece desproporcionada.

  4. Absolutistas, liberales. Nacionales, rojos, Joselito, Belmonte. Real Madrid, Barça. Progresistas (se acabó el socialismo), fascistas (hijos y herederos de Franco.
    Garzón no es nada. Es solo un pretexto para que los españoles sigamos con la inveterada y secular costumbre de combatir contra nosotros mismos. Mitad y mitad.
    “Que no vuelva a ganar Franco” dice un Almodóvar con gafas de Fabra.
    Es una maravilla sacar a Franco a pasear para “tensionar el ambiente” una vez que la peña se ha dado cuenta de la incapacidad para gobernar el país del “tensionador”. Si cuela, cuatro añitos más.
    Garzón no es ni bueno ni malo. Es las dos cosas. Pero es soberbio, egocéntrico y se ha creído ser, como diría Butragueño, un ser superior.
    En el Supremo 15 jueces distintos le han imputado, por unanimidad, en tres procesos distintos. Es posible que sea absuelto en los tres. Pero, ya, nada será igual para él. Ni para España. Para lo bueno y para lo malo.
    En lo sucesivo habrá que recurrir a Viriato, al Cardenal Cisneros…o subir de nuevo al Cid al caballo. Hay que ganar “como sea”. Por España. No sea que venga Rajoy, resucite el TOP y nos meta en la cárcel. ¡Joder!

  5. Este tema me produce urticaria. Por mas que quiero formarme una opinión, más me confunde. Así que por una vez no tengo opinión y eso es algo poco frecuente.
    Paracuellos, fosas, Gurtel, Santander…¿hay un contubernio?¿se ha excedido? Para los excesos y la soberbia tenian los griegos el pecado de Hybris que puede traducirse como ‘desmesura’ y que alude a un orgullo o confianza en uno mismo exagerados, se hiperdimensiona el sentido del Ser Humano haciéndole creer que es semejante a los Dioses.
    El castigo de los dioses tiene como efecto devolver al individuo dentro de los límites que cruzó… ¿el juez juzgado?

  6. Una vez más coincido con el análisis de J.A.Tirado.
    Y como uno, entre otros defectos, ejerce también de jurista, quisiera dejar constancia de mi opinión sobre este espinioso asunto:
    1º Aunque no se distinga por su rigor jurídico, Garzón es sin duda un juez que ha hecho grandes servicios al Estado de Derecho y satisfecho en muchas ocasiones el ideal de Justicia que todos llevamos dentro.
    El problema es que tanto aplauso y tanto elogio (aplausos y elogios de ida y vuelta: los mismos que hoy le jalean mañana le detestan, dependiendo de por dónde vaya el viento de sus dardos) le ha granjeado infinidad de enemistades, empezando por sus compañeros de profesión.
    Y, sobre todo, le ha hecho creer que, como Luis XIV con el Estado, él es “La Justicia”.
    Poco importan leyes, constituciones y el Derecho positivo en general. Él está por encima de todas esas nimiedades.

    2º La apertura de unas diligencias para perseguir los crímenes franquistas fue una metedura de para en toda regla, pero no creo que haya cometido por ello ningún delito de prevaricación.
    Y digo que fue una metedura de pata porque supuso confundir el ámbito de la investigación histórica y/o del debate político con la finalidad del Derecho Penal.
    Que los responsables del “alzamiento nacional” y de la dictadura franquista cometieron atrocidades, algunas de extrema crueldad, está fuera de toda duda.
    Pero 70 años después, y en un país que ha hecho una transición aceptable y se rige por normas plenamente democráticas, abrir un sumario cuando todos los culpables han muerto hace tiempo está de más, es un acto para la galería.

    3º Por eso mismo no creo que haya cometido un delito de prevaricación, ya que, al haber muerto todos los responsables, el procedimiento nunca se podría haber dirigido contra alguien en concreto, y por lo tanto faltaría el elemento objetivo del justiciable perjudicado, esencial en este tipo delictivo.
    Y, por si fuera poco, que la causa se haya incoado a instancia de dos joyitas fascistoides (la Falange y Manos Limpias, ahí es nada) no favorece precisamente un análisis desapasionado.

    4º Que una actuación claramente ilegal por parte de un juez no constituya delito no quiere decir que no sea sancionable por vía disciplinaria.
    Pero claro, la competencia para entrar en ese berenjenal le habría correspondido al Consejo General del Poder Judicial, órgano absolutamente desprestigiado por la descarnada pugna partidista que padecemos, pugna que no está dejando institución con cabeza (Tribunal Constitucional, gobierno central, comunidades autónomas, etc…)

    5º Entre las muchas imbecilidades que uno tiene que oír se lleva la palma la de que a Garzón le van a procesar por “haberse atrevido a investigar los crímenes franquistas”.
    Es falso. Los crímenes franquistas han sido, siguen siendo, y espero que lo sean en el futuro, investigados, estudiados y rastreados. Pero por historiadores y/o personas deseosas de conocer la verdad o restituir el buen nombre de sus parientes asesinados, no en el seno de sumarios absurdos sin culpables a los que encausar.
    Garzón abrió estas diligencias porque, al hilo de la Ley de Memoria Históroica (ley con la que no he estado de acuerdo, todo hay que decirlo), le llevaba una vez más a la primera página de todos los periódicos.
    ¿O es que sólo en 2008 cayó en la cuenta de que el régimen franquista había cometido infinidad de crímenes? ¿No tuvo ocasión durante los más de 20 años que llevaba en la Audiencia Nacional de iniciar una “investigación” por estos hechos?

    6º A la postre, pienso que todo lo que está sucediendo con el caso Garzón es un capítulo más de la creciente degradación a que una clase política miope y autoalimentada está conduciendo a nuestra democracia. Y con ella a la credibilidad misma de la acción política, algo gravísimo.
    Lo confieso: conforme me voy haciendo viejo echo de menos el espíritu de la Transición y los primeros años de la Democracia.
    Creo que hubo una sincera reconciliación y un deseo de caminar juntos, lo que por cierto ha dado a España los mejores años de su historia reciente en todos los órdenes.
    Pero la memoria es frágil y la mezquindad mucha. Y a la larga el funcionamiento del juego político, copado por los partidos (PP y PSOE principalmente, pero con la inestimable colaboración de los nacionalistas de pelajes varios), se ha convertido en una desvergonzada lucha por el poder en todos los ámbitos, terrenos e instituciones, caiga quien caiga.

    Y así nos va.

  7. No puedo estar más de acuerdo con Jaime Goded, suscribo una por una sus palabras.

    A Luna de Valencia quiero decirle que su opinión me parece perfectamente defendible, pero claro, hay que defenderla con argumentos. ¡Por cierto! Tranquilo, Luna, Garzón tiene una gran cualidad, siempre sabe colocarse en el mejor sitio para salir destacado en la foto, no hay peligro de que se quede en una cuneta.

  8. Vamos por partes:
    1. Me sorprende que esta intervención del bloguero suscite tan pocos comentarios.
    2. Estoy absolutamente de acuerdo con la intervención de Jaime, que tiene apellido de general golpista debidamente fusilado. Quiero decir, rápidamente, que la ideología que se desprende de su escrito está en las antípodas del general aludido. Era una broma que me he permitido jugando con los apellidos.
    “El Juez Sol” la ha cagado. Pero había un caldo de cultivo. El abono “Nitrato de Zapatero” hace florecer el odio y las ganas de resucitar una guerra a ver si la ganamos. No puede ser que Franco vuelva a ganarla. Ya lo dijo Almodóvar con gafas de sol (muy bueno lo de Seitaridis: “gafas de Fabra”).
    “Hay que tensionar el ambiente” le dijo Zapatero a Iñaqui por lo bajini. Y ahora se trata de volver a tensionarlo, con el riesgo de pasarse de frenada (o de tensionada). Y el ego de Garzón (la Justicia soy yo) le ha empujado a la trampa de la tensión. Recuerdo unos versos de D. Atahualpa Yupanqui:
    “Hay pájaros que solitos se entrampan por presumidos” (Coplas del payador perseguido).
    Este “post” da para mucho más, pero no es cuestión de hacer una tesis aquí. Y no tendría la profundidad de mi antecesor.
    ¡Muy bien Jaime! Y además, como diría Arguiñano, con fundamento.
    Adiós.

  9. Como muy bien refiere “Mónica” ya no estoy seguro de que el enunciado “Nadie está por encima de la ley, ni Garzón” sea tenido en sí mismo como un argumento potente, y punto de unión clave de la cuestión. El respeto a la función de los jueces (Garzón) y a las instituciones judiciales (Tribunal Supremo), desgraciadamente se ha puesto en entredicho con insultos y descalificaciones, incluso desde el propio ámbito judicial. Puede parecer que una tercera transición nos ilumine.

  10. Gracias por tu reflexión que invita al diálogo, la reflexión y la opinión.
    Garzón es el magistrado de las filias y fobias. Lo malo es que esas filias y fobias las encuentra en su propio trabajo. “La ley es interpretable” nos dicen constantemente. Yo no sé si Garzón tienen motivaciones exclusivamente profesionales, personales, de ego o vanidad, pero para mí todo este circo es propio de una democracia que es mucho más inmadura de lo que nos creemos. España aún no está preparada para hablar del franquismo. Las heridas aún sangran.

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