El pasado que nos une

Rey-visita-Adolfo-SuarezQue los españoles tenemos pasado: profundo, convulso, ciego, pleno de elementos mitológicos es una obviedad. Nuestro yacimiento de la guerra civil, del que no se han sacado todas las grandes películas y libros que podrían salir, es una mina que explotamos a diario a tumba o corazón abierto. Claro que tenemos pasado, todo el pasado del mundo, un pasado que nos empeñamos en vivir como si no hubiera pasado. Que tengamos futuro no está tan claro. O más concretamente, que tengamos un proyecto sugestivo de vida en común, que diría Ortega y Gasset, se me antoja problemático. “¿En qué momento se jodió el Perú?”, se pregunta Vargas Llosa al comienzo de “Conversaciones en la catedral”. ¿En qué momento se jodió España? Bueno, la historia nos obliga a un cierto pesimismo bien fundado. Éste ha sido de natural un país de mal convivir, sin ir más lejos el siglo XIX ilustra la desdicha de una nación entregada al guerracivilismo y el desfile de espadones con el protagonismo estelar y criminal de Fernando VII. El siglo XX tampoco ha sido manco en maldades e infortunios, con la guerra civil como una tragedia todavía dolorosa y Franco como el más nefasto y despreciable personaje de nuestra historia. Eso sí, en el último tercio de la pasada centuria, muerto el infame en su cama, se abrió un periodo nuevo, inquietante, repleto de interrogantes y suspense, con muchas posibilidades de terminar en una nueva contienda fratricida. Por alguna rara constelación triunfó el pragmatismo sobre el extremismo y los españoles abrimos un tiempo democrático que asombró dentro y sobre todo fuera, donde se sospechaba que nuestros demonios familiares no nos dejarían construir un proyecto democrático. Aquella cosa se llamó transición y luego más sencillamente democracia; cabalgando tan modesto rocín vivimos unos años de más luces que sombras, aunque las sombras han sido muy sombrías. Treinta y tantos años después parece que lo que creímos sólido edificio era una burda patraña, una quimera, una mentira fabricada desde el miedo. De eso no tuvimos noticia durante los gobiernos de Felipe González y algo empezamos a intuir con el de Aznar que comenzó a hablar de una segunda transición, pero fue Zapatero, aterrizado por sorpresa en Moncloa, quien abrió la caja de Pandora, de suerte que no es ya que nos odiemos unos a otros, lo cual es terrible, sino que se pone en duda la existencia de un árbitro que dirima las diferencias. Hace tiempo, desde los albores de la primera legislatura, que el gobierno de ZP, en su empeño por aislar al PP, empezó a hablar de que el partido de la oposición se estaba escorando hacia la derecha extrema, y es posible que no fuera descabellada la idea, pues los Aznar, Zaplana, Acebes, etc no se antojaban paladines de la moderación, ahora bien, en este momento, y con la misma propiedad hay que empezar a plantearse si no existe una izquierda extrema y si ésta no la lidera el mismísimo Rodríguez Zapatero desde su irresponsabilidad personal e institucional.

Habrá que preguntarle a quienes cuestionan la legitimidad misma de esta democracia, al parecer construida sobre el olvido del crimen, cuál es la alternativa, qué instituciones nuevas nos daremos, si llevaremos a Baltasar Garzón a la presidencia de la tercera república, si por fin podremos desenterrar a Franco y toda su canalla y juzgarlos y condenarlos como no ha hecho esta democracia pusilánime. O más sencillamente, habrá que preguntarse quién gestionará el triunfo de Garzón, portada universal, juez montado en su caballo Clavileño de vanidoso sin fronteras.

 

 

 

9 Responses to “El pasado que nos une”

  1. En tu último párrafo, Juan Antonio, remueves las conciencias y dar el aldabonazo. ¿Una democracia construída, al parecer, sobre el olvido del crimen?. ¿¿No era eso lo que se pretendía: olvidar los crímenes de uno y otro lado para poder llegar a una plena democracia?.

    Así ha sido hasta ahora en que este irresponsable ocupante de la MOncloa ha decidido que hay que esclarecer hoy la mitad de los crímenes cometidos, destrozando la transición que los españoles nos habíamos acordado para llegar a un futuro de plena democracia… Y todo jaleado por un juez que solo busca su protagonismo de portada, sea como sea. Aunque sea haciendo el ridículo. Perdona, pero lo de Garzón me supera.

    Buen artículo, Juan.

    Un beso para Alicia.

  2. La izquierda mató, pero la derecha mató mucho más. La izquierda mató siguiendo un ideal, equivocado o no; la derecha mató por venganza histórica y odio a las clases desfavorecidas. Aznar es la extrema derecha, Zapatero es apenas una izquierda moderada que no se atreve a decir su nombre por no ofender. Y por último: si Garzón es el vanidoso montado en Clavileño, ¿dónde va subido el juez Varela? Más objetividad, por favor, que ya somos todos mayorcitos y hemos visto muchas cosas.

  3. Riguroso y demoledor el discurso de Alfonso X. El Sabio. Solo queda aplaudir. ¡Olé!

  4. Alfonso X para objetividad la tuya. No hay más que observar con la crisis tan terrible qu atraviesa España y un 20 por ciento de la povblación en paro, la poca crírtica de la izquierda hacía Zapatero. El actual presidente lo único que está demostrando hasta el m omento es lo bien y facilmente que se gasta el dinero público, sin crear ningún tipo de riqueza. Aznar no tien e nada de extrema derecha (una obsesión de la izquierda) y la Historia dirá que ha sido uno de los presidentes más competentes que ha tenido España, salvo , todo hay que dcirlo , el norm error de la guerra de Irak. Y, con respecto a Garzón un juez brillante , no se le está juzgando por l tema del franquismo, sino por incompetencias judiciales. Y, lo dice una nieta y sobrina de republicanos fusilados y enterrados en una fosa en Asturias, que si los desentierran además qu lo hagan para los dos bandos.

  5. No me explico la deserción de los comentaristas habituales de este blog. Será que el pasado no nos une. Ni el futuro.
    El texto es excelente y tiene enjundia.
    Es posible que, anestesiados como estamos, prefiramos escritos más angelicales y huecos en los que nuestro bloguero favorito se luce como el rey de las metáforas. Yuxtapuestas.

  6. Hoy he acabado las clases con 2º de bachiller con un debate sobre la Ley de memoria histórica y la Ley de amnistía del 77. No tenían ganas de hablar, total que el debate ha sido un monólogo interno pero en voz alta. Parece que en general estan de acuerdo con la ley. Tambien les he hecho preparar un tema relacionado con algun aspecto del franquismo para que lo expusieran en clase. Yo propuse temas y han surgido variados y diversos como El Valle de los Caidos, el campo de concentración de los Almendros, las brigadas, las misiones pedagógicas… Dos alumnas por separado me comentan que quieren hacer la biografía de sus bisabuelos que desconocian hasta el susodicho trabajo de clase. Pues me encuentro con la sorpresa de un militar católico asesinado en Paracuellos y un repúblicano asesinado en Murcia y enterrado no se sabe donde.!En la misma clase! Todos recibimos sus trabajos con aplausos. He intentado en este curso hacerles ver que por encima de ideologías como versa el título de tu post, el pasado nos une y tambien nos enseña. A ver si aprendemos.

  7. ¡Olé, Beatriz!

  8. Hoy, después de tanto tiempo vuelvo a entrar en tu blog. Me encantaría hacerlo más a menudo, pero estoy hasta el cuello. Ya le he dicho a Bea que este verano retomo el blog con más fuerza. Cuando pasen todos los exámenes y la selectividad.
    Sobre lo que ha dicho Beatriz, yo también he hecho un trabajo sobre Josefina López, la rosa roja de la transición. También tengo que decir que gracias a Bea he aprendido más sobre todo este tema, el pasado y todo lo que nos une, que en toda mi vida.

    Bea nos ha enseñado que nos estamos equivocando, como lo hemos hecho siempre, que la política no lo es todo y que hay temas que deberían estar por encima de ella, y deberíamos lograr un acuerdo para poder sacar este país adelante. Nunca podremos tener un futuro optimista si no sabemos corregir los errores del pasado.

    Magnífico artículo, Juan Antonio!
    Saludos!

  9. Me uno a algunas voces previas, buen artículo.
    Yo podría contar algunas cosas duras de la guerra, de mi abuelo qepd y del padre de mi pareja, pero de nada serviría: mi abuelo murió y mi madre tiene casi 90 años y sólo reza por los que le dañaron. Y mi apreciado A. ha perdonado de veras y se pone malo cuando hablan de la guerra.
    Manda h**** que quienes nada conocieron se empeñen en desenterrar muertos.

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