Una tarde de primavera sin sueños

A punto de cumplir 52 años me digo, parafraseando a Ortega: “No era esto, no era esto”. Nunca fue esto, pero durante mucho tiempo el futuro iba a ser ese lugar en que por fin uno viviría bien amueblado, a gusto consigo mismo, después de tantos años a la intemperie o alquilado en pisos nunca […]