Camisa blanca de columnista

Manuel Jabois

Manuel Jabois

Los herederos de Camba y Umbral, los jóvenes columnistas, tiernos en su cuarentena o casi, vienen y van por los papeles, más de derechas que de izquierdas, con sus metáforas bien cortadas, sus ocurrencias a veces felices, su impronta de enfants algo terribles y esa gana natural de comerse el mundo de cuando se tiene edad y hambre. En realidad de lo que tienen hambre los jóvenes columnistas es de gol, porque todos llegan de una adolescencia lejana donde mitificaban más a Butragueño que a Umbral y soñaban con Raúl, en fin que se abanicaban con la “quinta del buitre”, esa prodigiosa acuñación de Julio César Iglesias, otro madridista con mucho talento. Y digo lo de otro porque todos, o casi, estos columneros de Castilla tienen el alma blanca y lucen blaquísima camiseta, como una bandera de su madridismo insobornable. En realidad llegan a la política de rebote, como un balón equivocado. Se equivocó el balón, se equivocaba, por ir al AS fue a El Mundo. En esta espléndida camada de articulistas destacan Gistau, Manuel Jabois, Hughes, Jesús Nieto, Guillermo Garabito y Jorge Bustos, todos cortados por un madridismo infantil y rockanrolero, tan merengue como antiatlético y anticulé, goloso de las glorias y las glosas imperiales del florentinato y mouriñistas hasta el desmayo. Por delante tienen a otros madridistas de nación como Ignacio Camacho e Ignacio Ruiz Quintano. El primero es quizá el mejor analista político de esta hora y el segundo tiene un hábil y rico manejo en columnerías, que bebe de Camba y de los demás clásicos, pero que desemboca en Mou, al que le tiene

David Gistau

David Gistau

incluso abierto bar en las páginas de su ABC. Si uno quiere mirar y virar a Atlético tiene a la fuerza que quedarse con Rubén Amón, un enciclopédico del día y un tío tan agudo como sus colores y con Luis Eduardo Siles, casi dos metros de amigo, de columnista total y de colchonero. Y por encima de todos con Juan Tallón, el prosista con más talento de las letras deportivas. En todo caso estos jóvenes, blancos por lo general, son el recambio de los grandes maestros de la columna, los Vázquez Montalbán, Umbral, Cándido, Haro, Campmany. En las mocedades de aquellos, el fútbol tenía poco predicamento, por opio o por coñazo, de modo que aquellos gigantes de los periódicos no se abanicaban con rabonas y regates, sino con prosa clásica y camisas políticas de tallas y colores varios, salvo Manolo Vázquez Montalbán para quien el Barça era su patria y la encarnación de Catalunya toda. Manolo tocaba las palabras como un Cruyff de la cosa, en tanto los otros citados eran más o menos apolíticos del balón, lo que es tanto como decir madridistas indiferentes. En cualquiera de los supuestos, ayer como siempre los columnistas más destacados son de derechas y del Madrid. Los de ahora son de plantilla y manual.

18 Responses to “Camisa blanca de columnista”

  1. Como dentro de unos minutos tengo que escribir una columna, ahora escribo para el blog de Tirado, a título de precalentamiento, aunque escribir en el blog de Tirado -o sea en el de Alicia-, sea como disputar una final. Aquí te la juegas y te arriesgas a recibir una patada como las que lanza CR7, esa bestia con esmoking en la Gala del Balón de Ogro… Me gusta el artículo de Tirado. Mejor: Me gusta la música del artículo de Tirado, que suena a Umbral, a cuya sombra Tirado ha escrito sus mejores textos. Yo no creo en el articulismo, sino en el Periodismo. El buen articulista, como Umbral -siempre Umbral- es también un periodista total. Umbral escribió excelentes entrevistas en El País, que se recogieron en un libro titulado ‘Mis queridos monstruos’. Igual hizo el gran Vázquez Montalbán, en ‘Mis almuerzos con gente inquietante’, que ha conocido numerosas reediciones. Y ambos practicaron también el reportaje, la crónica, o la crítica literaria y teatral. El columnista, pues, debe dominar todos los géneros periodísticos, incluidas las tertulias. Y hablo de las tertulias porque en 13TV he visto a un periodista que no me gusta nada en el arte del debate, pero que después he leído algunas columnas suyas en ABC muy notables: Carlos Cuesta. Hoy, por ejemplo, sobre el adelanto electoral en Andalucía, escribe que Susana Díaz le ha dicho a los izquierdistas, parafraseando el título de una obra teatral de Jorge Díaz: “Devuélveme el rosario de mi madre y quédate con todo lo de Marx”. (Marx por ‘demás’, todo un hallazgo). Esto demuestra que Carlos Cuesta frecuenta el teatro, como debe ser. Por lo demás, y para terminar con un tópico, dado que estoy precalentando -voy a escribir una columna sobre Irina Said, que espero que me salga a todo tanga-, la columna es el soneto del periodismo. Pero un buen columnista se tiene que emplear bien en las distancias cortas y largas -¿en qué distancia erró CR7 con la gran Irina?-. Pues eso.

  2. Lo esencial del periodista,para mi es como el pescado.Para saber si esta fresco no puede estar vuelto para poder mirarle a lo ojos ,si vivos te miraran a ti .Es decir te hacen partícipe del día a a día.Te informa. Te das por aludido y enterado.Lo agradeces Y te hace saber que el día esta ganado.Esa certeza me gustaría para saber que he ganado la porra de la liga con mi Aleti.

  3. No han venido a sufrir, querido Juan Antonio.

  4. Se les nota. Se les nota que les falta algo. Es lo que les queda para llegar a Dostoyevski.

  5. Enhorabuena por tu post, Juan Antonio. Te diré que yo, aunque ejerzo muy poco, siempre fui del Atlético de Madrid. Un abrazo.

  6. Supongo que aquello de “según con el cristal con que se mire” se queda pobre cuando el cristal es tan blanco y la vida parece gestarse en un ombligo a orillas de Chamartín.
    Me cuesta pensar que es premeditado, pero lo explicas tan bien, que da miedo imaginar que Florentino no solo elige qué periodistas escriben sobre el club en diarios deportivos, sino que también escoge columnistas que nos abran los ojos en lo económico, político y cultural.
    Aún así, desde esos pilares que parecen inamovibles en los templos del papel, las columnas, muchos cambiaron de camiseta, o por lo menos fueron se fueron destiñendo sus colores. Recuerdo al más izquierdista de don Francisco, con más de un ramalazo liberal en sus últimas líneas.
    Así que, confía, estos jóvenes aún pueden pintarse alguna raya roja en sus inmaculadas camisetas blancas.
    O, mejor, blanquivioletas. Como Delibes, como Umbral, como yo.

  7. Algo riesgoso decir que los nuevos columnistas son del Madrid y de derechas. En fin, está bien decir por decir, algo distrae. La verdad que considero el género columnista como un subgénero, y si el tema va deportivo un sub-subgénero. Sálvense los valientes, siempre hay alguno. Metáforas, alegorías, dilogías, paráfrasis…qué aburrimiento los de estos arregladores de sílabas, y cuánto dolor: crepúsculos, lágrimas, úlceras, bestias y rosas. No se enteran que los esfuerzos de expresión tapan las dificultades de la respiración. La mayoría plumas remeras, exceso de relapso (“sobre mi conciencia todo, sobre mis espaldas nada”, González Ruano). Poca uña que cortar. Y qué poco se aprecia el pensamiento indefinido, la divagación, la boutade. Hay tanto de indefinible en esta palabra: futilidad. Cuando los leo algo aprendo: lo negativo es conocimiento. Y pensó Miguel Ángel: “Mis garabatos de artista solo sirven de envoltorios y paquetes y para uso de las letrinas”.

  8. Umbral, Campmay, Vázquez Montalbán, Haro Tecglen, Ignacio Camacho, Jesús Nieto, Siles. ¡Qué grandes!

  9. … El hombre de letras disminuye con cada palabra que escribe. Sólo su vanidad es inagotable, si fuera psicológica tendría límites, las del yo. Pero es cósmica o demoníaca y le sumerge…

  10. Mi escandalosa frivolidad, mucho más alargada que la que toca a las mujeres en conjunto, tradicionalmente, me impide ser a todas horas de un columnista o grupo de columnistas, de un solo equipo de fútbol (ni siquiera de una sola selección nacional) y hasta de un solo amor imposible, con lo cómodas que estamos las mujeres frívolas soñando con tres o cuatro. Ante este maremagnum ¿a quién le importa de qué equipo son los columnistas que no te importan, salvo cuando meten ese golazo verbal que se te queda en la memoria para siempre? La infidelidad al fútbol y al columnismo me permite sobrevolar por la espuma de sus éxitos, como una Campanilla-dron en busca de chutes imprevisibles. He celebrado los goles de Umbral, Ullán, Ruiz-Quintano, Vicent, Miguel Mora y tantos otros (hasta de Sostres, anteayer mismo) como he celebrado las metáforas del Madrid, el Arsenal o el Numancia. Como no soy de nadie ni de nada, salvo del placer, no se qué decirles a los que sí son. Tal vez buenas tardes.

  11. Lo que me temía. No he sido contratada para ennoblecer el espectáculo, sino para tirar de la puerta después de apagar la luz.

  12. Muy bueno el post… no comparto la identificación subyacente Real Madrid=derecha, pero me ha gustado mucho.

  13. Arda me ha confesado que cuando lanzó la bota en el partido de anoche, no la dirigió al linier, sino a la cabeza de Seitaridis, a quien creyó ver sentado en las primeras filas de la grada de Preferencia del Calderón. Y que ni mucho menos su acto tenía intención de dolo, sino de probar si con un fuerte impacto en la frente, el cerebro de Seitaridis comenzaría a funcionar mejor o con mayor limpieza, lucidez e higiene. Ansaldi, por su parte, creyó que el Policía Local que le pedía la documentación era Seitaridis, que tiene cierto aspecto de guardia urbano retirado, y que fue tal la sensación de pánico que sintió cuando lo abordó el supuesto Seitaridis, que por eso le pilló el brazo con la puerta al intentar huir a toda costa. Y Gabi dice que se escurrió al entrar en los vestuarios en el descanso, pensó que se trataba de una vomitona de Seitaridis, al que maldijo a gritos, y en la confusión resultó expulsado. Y Mario asegura que llamó Seitaridis al árbitro, por lo que inmediatamente vio la tarjeta roja. Unos y otros se conjuran para que Seitaridis, inventor de la microcolumna -como existe el microrrelato-, no vuelva por el Vicente Calderón.

  14. ¡Qué grande Cioran!

  15. Lo que me importa de una columna es su calidad literaria , no la opinión que exprese. De la opinión me encargo yo. Agradezco un texto bien escrito y la verdad es que me da igual si el autor es de izquierdas o de derechas, que también es otra cuestión muy relativa. Hay gente de izquierdas que se cree de derechas y viceversa y, en general, somos todos un lío.
    Leo, con placer, a todos los que mencionas e incluso a Salvador Sostres sin indignarme, porque me hace reír, lo que no me quita de reírme también con David Torres.
    Combino con esos nombres a Antonio Lucas y Luis Miguel Fuentes, que son, a veces, pura poesía, aunque el lirismo, entre estos y los otros, se está apropiando demasiado de la columna. Como si la lírica se hubiera pasado a la prosa periodística, después de abandonar, por la poesía de la experiencia, la propia poesía.
    Sobre si son del Madrid o no, en fin, lo obvio. Definir a un columnista como de derechas y del Madrid, me parece bastante deprimente. Yo voy, por encima de todo, a la agudeza, la gracia, y el ingenio escritor sin importarme un pijo los colores…De los autores me interesan los textos, como de la gallina, los huevos. Y, de este modo, disfruto un montón con los periódicos.
    Muchas gracias por tu artículo, lo he disfrutado!!!

  16. Saludos a mi amigo Manuel Rivas

  17. Saludos a mi amigo Macaón.

  18. Aquí sigo, doctor. Arrastrándome por los cielos con la moral de un fantasma. Saludos.

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