LOS AMIGOS DE ALICIA. En la muerte de José Antonio Muñoz Rojas. Por Ceferino Montañés
la poesía es la música más callada. como callado se quedó el poeta, aunque la música siga zigzagueando por entre los meandros de la eternidad del tiempo. es lo que tiene la vida. que se acaba, aunque muñoz rojas tuvo tiempo de saborearla cuando estaba en el vestíbulo sombrío de los cien años. toda la luz se ha vuelto evanescente, pero para quienes hemos tenido la fortuna de leer su obra, o parte de ella, esa luz sigue brillando por entre los estantes cada vez más polvorientos de la memoria. no le robaré ni un objeto, ni un beso a rosa, ni a la sombra negra y profunda que se pone en los ojos de los muertos. pero sus poemas seguirán palpitando sobre la piel de los labios que es por donde primero se saborea el poema. porque de alguna manera toda escritura se deglute, aunque su lectura vaya por otros ríos más sonoros y menos caudalosos. se nos ha muerto muñoz rojas, se le ha agostado el tiempo, ya enormemente cansado, ya enfebrecidamente fatigado, ya sin fuerzas. quizá en el momento justo en que era consciente de que el libro de su vida ya no admitía más páginas. pero sus poemas siguen vivos en los libros que guardo en mi biblioteca y a los que vuelvo puntualmente sin fecha fija. como la muerte.
Comienza una nueva etapa, en el país de Alicia, y promete
Gracias Ceferino, Gracias Juan Antonio