El orden alfabético
Ya iba siendo hora. Éramos muchos los que llevábamos meses, incluso años, preocupados por lo que a todas luces es una injusticia histórica. Todavía la otra noche hablaba con mis amigos de la tertulia de los lunes sobre la necesidad de tomar cartas urgentes en el asunto. “Algo habrá que hacer” comentaba L, “no podemos pasar un mes más así”, decía G. Y yo mismo les refería que esa tarde en la plaza de Olavide un grupo de mujeres se quejaban amargamente de que no les era posible seguir viviendo así, que el gobierno estaba obligado a corregir esa plaga. Se entiende, eran madres que cuidaban a sus pequeños mientras se entretenían en los columpios, ajenos al triste futuro que les aguardaba si alguien no daba un puñetazo sobre la mesa.
Bueno, pues ya estamos más tranquilos, el proyecto de ley tendrá todavía un recorrido de un par de años, pero empezamos a ver luz al final del túnel. La solución ha sido ingeniosa e imaginativa tal y como nos tiene acostumbrados el gabinete Zapatero. El orden alfabético, será el orden alfabético el que acabe con el penúltimo bastión del imperialismo machista. A mí ya no me ha tocado, y bien que lo lamento, a menos que el ejecutivo de ZP haga retroactiva la ley, que todo podría ser. Mi Alicia tendrá que cargar toda su vida, amarga vida, con el Tirado delante y el González detrás. Ella decía el otro día, en broma claro, jugando con su madre que le enseñaba su nombre y apellidos. “González, no”, “González, no”. ¡Qué sabe la pobre! Si hubiera tardado un poco más en venir a este mundo habría podido hacerlo en su perfecto orden alfabético. “Alicia González Tirado”, y ella diría riéndose, “Tirado, no”. El orden alfabético, el orden alfabético es un buen método, muy objetivo. Al ostracismo los Tirado, Sánchez ¡y Zapatero! Al candelero los Álvarez, Benítez y Campo. El orden alfabético no está mal, es cierto, pero quizá sería mejor consultar a los bebés cuando saben ya a hablar. Que ellos decidan el orden en que colocan el Tirado o el González de marras.
Nos quejamos de vicio. Este gobierno no nos sacará de la crisis, pero está resolviendo lacras históricas enquistadas en la piel social. Da pavor imaginar lo que hubiera sido de nuestras vidas sin Zapatero.
Mi hija no ha tenido que esperar a la nueva idea de Rodríguez Zapatero (ya vemos porqué se le ha ocurrido).Un día riñó con su padre y decidió que a partir de la fecha iba a firmar como Verónica Bayón Piedrabuena (ambos apellidos de servidora) mucho más “flipantes”(cita textual) que García Fernández.¡Es lo que hay!
Pues la verdad es que a mí me gustaría saber a qué viene esta importantisima medida adoptada por el Gobierno con tanta rapidez. No sé si es una de las tonterías dejadas ahí por la Aido o se le ha ocurrido a ZP solito, ahora, para despistar.
¡Vaya lumbrera!
De acuerdo en todo, salvo una pequeña observación (siempre hay una pequeña observación). Al igual que el orden del apellido, habría que esperar a que los bebés pudieran dar su opinión en asuntos tan importantes ( o más) como la decisión de bautizarlos sin esperar a ver si quieren ser cristianos o..¡ateos!
No está mal el apunte de Teófilo. Es más, se podría plasmar en un proyecto de ley prohibiendo los bautizos antes de los 18 años. Sería muy fácil. No hay mas que copiar los métodos de la SGAE. Se mandan inspectores por las iglesias apostados detrás de las columnas más próximas a las pilas bautismales y al que meta la cabeza ahí se le pide el DNI. Si tiene menos de 18 al juzgado. En principio puede parecer una locura, una intromisión en asuntos de otras instituciones pero…si lo aprueba la mayoría…¡Teo, no des ideas! Porque, seguro, que lo aprobaría la mayoría.
Así que, Tirados y Tiradas, Teófilos y Teófilas, Bayones y Bayonas, Lunas y Lunos, Evas y Evos, Macaones y Macaonas…¡guardad los apellidos bajo siete llaves! La gilipollez no tiene cura. Y la “progresía” menos. ¡Que vuelva el socialismo! O, al menos, la socialdemocracia.
La torpeza es inconmensurable. Como (ya sabemos) no puede ser de otra forma.
Lo de Zapatero (Rodríguez) tiene un nombre. Reglamentarismo… a lo rRomanones. Esto llega a ser obsesivo y hay q mirárselo.
Hace años con otro Gobierno ya se había ganado alcurnia con la noble adición de los apellidos compuestos, en su versión Fulano de Tal y Cual-Periquín, con su guión y todo.
Ahora seguimos con los apellidos y los cambiamos de Orden. ¿Será para no dejar rastro?
Algo más se podría hacer con la crisis sin tocar a la familia! Qué fijación por los apellidos!
y qué alegría más alta vivir en los (pro)nombres!
Vivir en los pronombres, en los adjetivos posesivos o en la luna de Valencia. En Babia o en Guadalajara (México). Vivir lejos, más allá, en algún sitio, donde se pueda o donde se le ponga a uno en los bemoles. Todo menos tener que soportar las aportaciones legislativas de ese sandio, merluzo o bobo de baba conocido como Rodríguez Zapatero. Así, en impecable orden alfabético.
“Me llamo Nadie, como Ulises.
¿Y quién responde?
Nadie: una página en blanco” (J.M. Caballero Bonald)
Siempre me he tenido por una persona de humor, pero ahora me doy cuenta que no lo tengo, o bien no soy sensible a las modas de los tiempos en cuanto a los chistes y chascarrillos. Quizás sea un poco muermo y aburrida. Intento a veces ser menos reflexiva y me pellizco cada mañana para no pensar dónde está el por qué de las cosas, sobre todo en cuestiones sociales y colectivas que afectan a muchas personas. Pero creo que no tengo remedio. Hay personas que son divertidas y otras plomazos, y esa soy yo. Soy incapaz de estar a la altura de los tiempos, porque no me hacen gracia, el cotilleo y las bromas que ha despertado Bibiana Aído, no frivolizo ante los comentarios del alcalde Valladolid sobre Leire Pajín, me parecen que reflejan mucho más de lo que dice, así como los de Berlusconi, pero no es así me dicen mis amigos modernos. Quizás tenga que ir a una terapia de reciclaje para saber dónde está lo importante y dónde está la risa y la frivolidad, que por los tiempos que corren parece que la broma la despierta todo lo relacionado con la paridad, el ministerio de Igualdad, las declaraciones graciosas, que no machistas, POR FAVOR, de algunos cargos públicos. Os lo juro que lo intento, porque mis amigos varones y allegados muy queridos, a los que adoro, están en la labor, pero quizás deban claudicar. No tengo remedio, ayer cuando leí la noticia del cambio de apellido, en un primer momento me sorprendió enormemente, desde luego que nunca me había planteado esta cuestión ¿será porque siempre ha sido así y además de ser un muerdo soy tremendamente conservadora y las cosas siempre han sido y serán así y punto? luego me salió la vena filosófica y me planteé el eterno dilema entre naturaleza y cultura o tradición, y me aparecieron las primeras imágenes en el hospital con mis hijos recién nacidos, cuando durante unas horas llevaron en su muñequita mi nombre, porque lo único claro en ese escaso tiempo era que habían salido de mi barriga ¿primaba la naturaleza en esos breves segundos?. Más tarde, como todos los niños del mundo, la maquinaria histórica y burocrática, los legalizó no cómo Dios manda, sino como mandamos los humanos ¿cultura o tradición?. Yo como soy conservadora, me pareció lo más normal del mundo. Pero no se puede pensar de esta manera. No tengo ninguna chispa, y no tengo remedio, porque ni los chascarrillos de Bibiana Aído me siguen sin hacer gracia ni las del presidente Berlosconi.
Lo siento, esa es la razón por la que a veces quiero que me disculpen mis amigos y no me vean en estas tertulias electrónicas y prefiera verlos cuerpo a cuerpo tomándome una cerveza hablando, por ejemplo del tiempo, que también tiene su gracia.
No necesitas ir a ninguna terapia, Paloma. No es raro que no te hagan ninguna gracia ni las bromas que ha despertado Bibiana Aido, ni lo que dijo el alcalde de Valladolid sobre Leire Pajín… No, ni lo que se diga sobre ellas y ellos, ni ellos mismos tienen la menor chispa. ¿A quién le queda gana de reírse en medio de esta crisis económica, social y de ideas? Bibiana, Pajín, de la Riva minucias sin sentido en el tablero de la vida política. ¡Menuda gracia tiene todo esto! Déjanos, sin embargo, que hagamos una broma inocente sobre el orden alfabético, ya que nuestros mandatarios no dejan de hacer maniobras de distracción para que nos olvidemos de lo importante.
Parafraseando un latiguillo muy usado (y abusado) en tiempos de Franco…”no hay que confundir la igualdad con el igualdinaje”.
Caamaño, por favor, ¡tírate de la moto! Y no te pongas tan serio cuando digas gilipolleces.
No me rodríguez el gatuzo general con tanto agrio epinicio.
?dónde estás Eolo¿.. Pues , pobres los que tengan los apellidos con las letras últimas del abecedario, ?desapareceran¿. No lo quiere Dios. Y, tampoco tienen remedio los que se apelliden De la Braga Manchada, o Fina Segura, o Barrrigas Fuerte …de los muchos ejemplos que hay, ahora pues un Nabo, o Verduras del padre , vamos siempre que sea malsonante, feo, que quita personalidad y si hay acuerdo , me parece hasta necesario , sinó pues lo tradicional lo veo bien..
Ja, Ja y Ja, Copos lo ha pillado. Mi pobre amigo Zuentiwoldo estaba condenado a desaparecer, este ilustre apellido a la par original que sonoro, esta condenado al ostracismo, por designio gubernamental.
¿Que habría sido de la historia desde los romanos? Si personajes como El General “Zapata” (lo siento G. Rodrigo) desaparecen de la historia como tales.
Yo propongo a nuestros dirigentes, que tan ocupados están en darnos que pensar,( solo para que nuestras mentes tengan entrenamiento y potencial, y a la vez estoy convencido en el futuro no les gastemos en seguridad social medicamentos para el Alzheimer) un método mucho mas sencillo y social, que por su simplicidad y falta de discriminación, nos puede situar de nuevo en el grupo de los G8 (grandes en pensamientos innovadores), el empezar de nuevo con los apellidos a partir del 2011, al primer niño que nazca AAAAA al segundo AAAAB vamos como las Matriculas y a quien la suerte se la de, Rodríguez se la bendiga. Bueno en casos especiales podría ser BBBBB-JJJJJ, para los compuestos. ¡Jo! de un plumazo nos cargamos la injusticia histórica
¿Alguien me llama? Estoy y no estoy. Como Macaón no tengo apellido. Soy Nadie, como Ulises. Mi nombre es un silbido del viento. Puesto a quedarme con un orden declino el gramatical de los apellidos y me fijo en el nuevo orden alfabético. Solo eso. Solo.