Luis Eduardo Siles o todo lo contrario

Luis Eduardo Siles, que se ha pasado la vida imitando a

Siles y Tirado

Siles y Tirado

Umbral, tiene un estilo inimitable. No escribe ni bien ni mal, sino todo lo contrario; escribe siempre en Luis Eduardo, y su prosa, evocadora y atrevida, es para mí adictiva. Sospecho que tiene su público, aunque eso del público no pasa de ser una hipótesis, ya que quien escribe no conoce nunca a ningún lector interesante. Suelen ser los lectores pelmas los que asaltan al escritor. Julio Camba, que es el más grande, sin comparación posible, de esta cosa del columnismo que tan bien cultiva LES, contaba con mucha gracia que él tenía la sensación de escribir para nadie hasta el día en que recibió una carta muy elogiosa de un señor de Alicante. Hasta entonces Camba había sido un periodista que se desenvolvía gozosamente a sus anchas, pero desde ese momento no pudo evitar preguntarse cada vez que dejaba correr su pluma: “¿Le gustará esto al de Alicante?”.

Luis Eduardo no busca gustar ni al de Alicante ni a la de Huelva, su empeño es sorprender. En nada se afana tanto mi amigo como en darle una patada a la realidad para descubrir otra realidad inverosímil. No es que pretenda buscarle los pies al gato es que se complace en mostrarnos un gato sin pies, sostenido como un puro milagro. Por decirlo pronto, la escritura de LES está más cercana a la magia que a cualquier otra disciplina y aunque él es umbraliano de estricta observancia a quien se parece de verdad es a Ramón Gómez de la Serna, que se negó a crecer y sólo creció a lo ancho, como su literatura fabulosa. Luis ha crecido a lo largo, pero sus casi dos metros de hombre esconden un niño ingenioso.

Hay que tener mucha fe en uno mismo y un sentido profundo de la originalidad para pasarse media vida en Huelva escribiendo recurrentemente sobre Madrid, sus paseos, sus tiendas, sus cafés. Ha forjado así Luis Eduardo Siles un mundo muy familiar, su Huelva madrileña o su Madrid onubense, una insólita manera de entender el periodismo local, una invención merecedora de estudio. Una extrañeza que él ha convertido en sencilla normalidad. Su región natural es la nostalgia, pero con la particularidad de que no añora lo que ha vivido sino el mundo que pasó veinte años antes de nacer. Su Madrid no es el de Almodóvar, sino el de Mihura. Ese Madrid de Perico Chicote que no ha conocido es el que Luis Eduardo echa de menos y leyéndole uno también siente la desazón de no haber llegado a tiempo al sitio donde sucedía todo. A pesar de los pesares, nuestro autor es hoy mucho menos nostálgico que cuando le conocí hace un cuarto de siglo, y ya entonces era un nostálgico que se estaba curando, pues debió ser a la altura de los quince años cuando más tocado estuvo de morriña. Ya sé que lo natural es que la nostalgia se acumule con los años, pero Siles se empeñó desde niño en vivir al revés, balanceándose en el árbol de lo fantástico.

Escribió Ramón que lo cursi abriga. Luis Eduardo no es nada cursi, o sólo es cursi cuando le sale la tarde tonta, pero va de natural muy abrigado. En su particular escala de valores el estar calentito es tal vez la categoría más alta y la menos pretenciosa de la felicidad. Por eso escribe con tanta pasión sobre el Gijón, el Comercial los cálidos cafés donde la vida corre despacio, donde nunca pasa nada. Sobre el frío no estoy muy seguro de si es real o responde a una impostura literaria. Cuando descubrió que Umbral era un plusmarquista del frío, como lo había sido siglos antes Quevedo, Siles decidió que él también iba a pasar mucho frío y que iría a los cafés a combatirlo. Y en esas sigue, destemplado incluso en Huelva, que ya son ganas de quedarse helado.

En alguno de sus papeles ha escrito que las novelas de Simenon son una atmósfera, un ambiente. Ocurre otro tanto con sus columnas, que son un espacio habitado, donde uno encuentra justo lo que sabe que va a encontrar y en su orden, es decir muy desordenado. En casa Siles uno está seguro de que no va a hallar a ningún desconocido desagradable, porque allí están siempre los mismos: Mihura, Ruano, Larra, Umbral, Haro…. En casa Siles, si a uno le gusta el ambiente, se vive muy bien, porque allí se cuentan siempre las mismas anécdotas, exactamente de la misma manera, y causan idéntica sensación. Lo que triunfa una vez permanece. Es un columnista singular, una especie de Woody Allen que vuelve reiteradamente a los viejos chistes. Aunque en asunto de cine me parece que a Luis Eduardo quien le gusta es John Wayne.

(Prólogo al libro “Teoría de Francisco Umbral” de Luis Eduardo Siles)

17 Responses to “Luis Eduardo Siles o todo lo contrario”

  1. Raúl Guerra Garrido ha escrito que la Gran Vía es New York. Por una sencilla propiedad transitiva si Madrid es la gran manzana y Huelva es Madrid, Huelva es Manhattan. Así que Luis Eduardo sería no un señor de Murcia, ni menos de Huelva, sino directamente de New York, New York. O todo lo contrario.

  2. Felicididades a los dos. Creo que no hay mejor amistad que la que se solidifica en una buena prosa.

  3. Juan Antonio, da gusto escucharte, eres como el gran pintor que retrata algo mas que un buen físico. Me dan ganas de ir al Gijón y echarme un cafelito, y a lo mejor lo hago.

  4. Desde 1978, cuando empecé a ejercer el periodismo, yo he publicado miles de artículos, pero sólo cuatro libros. En dos de ellos -el primero que publiqué y éste último-, el prólogo se lo he pedido a mi amigo Juan Antonio Tirado. Pongo mi amigo sin mayúsculas, porque Francisco Umbral me dijo que había que huir de las mayúsculas, pero Juan Antonio es un amigo mayúsculo. A veces han pasado años sin vernos, o meses sin hablarnos por teléfono, pero permanentemente, siempre, he tenido la sensación de que estuve con él hace diez minutos. Ese es mi concepto de la amistad. El de la persona que sabes que está ahí, que cuentas con ella, pero que no exige lo que se conoce como ‘cuidar a los amigos’. Que no da la brasa, vamos. No todo el mundo lo entiende. Pero a Tirado no le pido los prólogos por amistad. Se los pido por interés. Hay que reconocerlo: Juan Antonio escribe como dios. Tiene una capacidad sublime de leer el alma de las personas. De modo que Tirado me muestra perfiles de mi personalidad que yo mismo desconocía. Ejerce, pues, al mismo tiempo de prologuista y de psicoanalista. Todos los que lo han leído, han elogiado este prólogo. Yo se lo agradezco infinitamente. Juan Antonio escribe cada día mejor, sobre todo desde que habita en el país de Alicia. Alicia, a la que dio la vida y que ahora es la que le da la vida a él. Así es la vida. Gracias, maestro.

  5. ¡Joder! Cada día se hace más difícil participar en este blog. Da corte.
    La tos, espero, solventada no ha impedido la transcripción de éste excepcional prólogo.
    Me dáis envidia. Siles y tu.

  6. Cuando dos monstruos se acoplan, literariamente hablando, las aristas de cada cual se pierden en los entrantes y salientes del contrario. Eso hace que sea difícil discernir qué cosa es de uno u de otro. No obstante, Juan Antonio Tirado ha encontrado su reverso y su anverso en la amistad con Luis Eduardo Siles y viceversa. Los periodistas -como los políticos, los jugadores de fútbol, los santeros, los escritores, los…- siempre llevan una navaja bajo el liguero de la sonrisa, para mejor poder cortar aquello que estorbe en la vereda que se transita. Lo de estos dos maestros del verbo, choca, porque no es normal, resulta casi antitético dedicarse a una misma profesión y no odiarse.
    MI SALUDO AFECTUOSO PARA AMBOS

  7. Como siempre, lucen por encima de todo el ingenio y la pluma de Tirado. Y cuando hay sentimiento, brilla eldoble.

    Prólogo perfecto.

    Un beso y faliz año nuevo.

  8. No se bien (ni importa mucho) el ser de mi cierto rechazo ante la pública y múltiple alabanza hacia la obra de alguien. Quizá crea que no es sano, ni conveniente. Me quedo con las primeras divagaciones de mesié Tirado añadiendo que el arte de escribir se asemeja totalmente al arte del sexo: nunca puedes tener la certeza de que la otra parte sienta el gozo (o el dolor) que tu sientes.

  9. No es hoy cualquier día, es uno de esos importantes y más sin piensas en que pasado mañana se acaba el año, que no la vida claro, pero, es en este momento que encontré el “sitio” (ordenador) y el tiempo, para escribir algo. A Luis lo conozco desde hace tiempo, fue él que me elevó a las páginas de El País, hace ya la friolera de más de doce años, desde entonces, lo conozco y lo conozco porque se hace notar. Es Luis, es sorprendente, imaginativo, soñador e ilusorio y es por ello que te gusta o al menos te engancha. Ahora es más amigo que antes y aprovechando la ocasión de tenerlo más cerca, lodisfruto y, aún más en nuestras tertulias. ¡¡ FELICIDADES AMIGO !!, gracias Juan Antonio.

  10. HOY ME HE LLEVADO UNA SORPRESA GRANDE, MI COMPAÑERO -AMIGO, LUIS ME HA LLAMADO Y HEMOS HABLADO DE….? LO MEJOR ES QUE EL ESTA CONTENTO Y COMPARTE SU FELICIDAD CON LOS DEMAS, —PERO YO ME RESERVO MUCHO MAS DE LO QUE PODEIS IMAGINAR DE EL—DE TIRADO NO PUEDO HABLAR PUES NO LO CONOZCO EN PERSONA, PERO ATRAVES DE LUIS SI Y ES UN HOMBRE– INMEJORABLE, INVIDIABLE LO MAS….
    LUIS ES GOLFILLOOOOOOO
    FELIZ AÑO 2011

  11. Talento creativo, sensibilidad e inteligencia al servicio de un gran prólogo. Como resultado, este retrato personal y profesional tan auténtico de Luis Eduardo. Solo desde el conocimiento personal de ambos periodistas se pueden suscribir estas palabras de Siles: “tiene la capacidad sublime de leer el alma de las personas”. Sin duda, hoy día resulta algo extraordinario que descubran perfiles de personalidad que ni tú mismo conoces, especialmente cuando éstos son positivos, y esto lo ha conseguido Juan Antonio.
    Enhorabuena, Maestros!.

  12. Bueno, bueno… mucho merengue me va pareciendo a mí esto, incluso para unas fiestas tan dulzonas como las que nos toca pasar. No es que yo tenga nada en contra del prologuista y el prologado, es que me cuesta ingerir el exceso de azúcar.

  13. Estoy totalmente deacuerdo con Eolo. Me gustaría que el libro de Siles sea tan bueno como empalagoso resulta el prólogo.
    Como Eolo, no tengo nada en contra de ninguno de los dos. Y me atrevo a sugerir a los comentaristas que contengan, un poco, su inflamación.
    Cohetes los justos.

  14. Sr. TIRADO, SOY UNA MUJER LO DE GOLFILLO TIENE UNA EXPLICACION Y ES VERIDICO EL CUAL LE CONTARE SI NOS CONOCIERAMOS HABER BIENES A HUELVA Y HABLAMOS, DE TODOS MODOS HAY TIENES A EL, PREGUNTALE ….LO DE ESTE VERANO….Y DESPUES….
    TANTO UNO COMO OTRO SOYS MUY PARECIDOS MUCHAS COSAS EN COMUN Y LO MAS IMPORTANTE LA AMISTAD Y RESPETO—TODO LO QUE HACES ES GENIAL—–NO CAMBIES Y LARGA VIDA ….. ….FELIZ 2011

  15. Soy una persona de Huelva y conozco algo la trayectoria de Siles, aunque a él no lo conozco personalmente. Siles no es un periodista, es un guerrillero. Desenmascaró a un grupo de ultradederecha de Huelva, al que, además, ganó cuatro juicios, uno celebrado en los juzgados de la Plaza de Castilla, de Madrid. Ha desvelado corrupciones urbanísticas, líos de todo tipo. No hay un charcoo en elv que no se meta. Creo que incluso ha estado seriamente amenazado de muerte, y como si tal cosa: Paseando por Huelva, tan tranquilo. Pero Siles no es un periodista. Repito, es un guerrillero. No tiene una voz adecuada para la radio, y además, no creo que este hombre haya leído mucho. A lo más, un par de libros de Umbral. Y no más de diez libros en toda su vida. Lo suyo ha sido y será, porque ahora no sé por dónde anda, repartir estopa a diestro y siniestro. No sabe escribir. Sólo sabe imitar, y por dónde va, siembra la polémica. El sitio de Siles no es el café Gijón, que no debe de haber pisado en su vida, sino Sierra Leona, con el Che Guevara y Fidel Castro, porque además es izquierdoso. Umbral, como usted sabrá, señor Tirado, amaba a los gatos. Y usted, en su buena voluntad, nos ha querido vender gato por liebre. Los gatos son unos animales pacíficvos y dormilones, y Siles es una liebre.

  16. Querido Juan Antonio, como bien sabe le escribo con la distancia que dan las provincias, a igualdad con un señor pongamos de Alicante, pongamos de Murcia, esta vez para aplaudirle por su amistad de Sílex, tartésica y tinta, resistente a los kilómetros de artículos que periódicamente desembocan en el Odiel.

  17. Jopé con Valeriano Gómez. Me quedo con Valeriano Gómez. Casi paisano. Reconozco mi total desconocimiento del “prota” de la historia. No soy del gremio y mis lecturas no se detienen demasiado en “tiras” periodísticas, lo digo sin prejuicios, como sin prejuicios me parece el texto de Valeriano Gómez. Pero, repito, desconozco vicios y virtudes de mesié Siles, aunque me sentiría ufano si me llamaran “guerrillero izquierdoso”, el mayor elogio que he leído sobre él y no tanta metafísica rayana a veces en lo pringoso. Por lo demás no puedo opinar pero no percibo en las escritas palabras de Valeriano Gómez acritud o malintención. Difícil apreciar diferencias entre gato o liebre, sobretodo ya cocinadas.

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