El Gobierno de las luces
El gobierno, a la que salta, no pierde
oportunidad de meter la patita en todos los charcos. Este es un gabinete especializado en chifladuras y fantasías, que rara vez yerra por quedarse quieto. Zapatero, pacificador de las civilizaciones y exportador de transiciones, gusta de improvisar medidas con movimientos tan raudos como extravagantes. Así lo de la carretera. Montar lo que el gobierno ha montado con carácter provisional, de ya para cuatro meses, prorrogables, entra dentro de una concepción chiripitiflautica de la política. Embajadas como esta nadie las representa con tanto tino (desatino) como Miguel Sebastián, un espejismo originado en la región húmeda de ZP, un subproducto de la factoría del presidente, que actúa como prolongación del afanoso leonés. Si Rubalcaba encarna la eficacia en un consejo de ministros entregado a la ineficiencia, Miguel Sebastián es la inoperancia surrealista. Las recientes medidas sobre velocidad, ruedas y farolas han salido del magín con sombrero del hombre al que el presidente elevó a la categoría de ministro después de haber sido zarandeado por el electorado en su enfrentamiento con Gallardón. Como premio. Es lo que acostumbra a hacer Zapatero con los derrotados a los que él llevó al suicidio, reconocerles los favores prestados con una gloriosa resurrección en el gobierno. Trinidad Jiménez, la más reciente.
Me acordé mucho de Sebastián tras ver como el recibo de la luz nos había subido de modo disparatado. No podía quitarme de la cabeza aquellas declaraciones suyas, tan bien hiladas, según las cuales el aumento en la cuenta eléctrica iba a ser el equivalente a un café. ¿Café? Cafre, pensé, es lo que es este tipo desahogado y desabotonado que hace un par de veranos abogó por no ponerse corbata como medida de ahorro energético. El mismo que viste, calza y envía bombillas al buzón de los ciudadanos sin que se le despeinen las ideas. Es tan recurrente y ocurrente el ministro Sebastián que uno podría tirarse tres páginas contando minucias suyas. Tras el 37º congreso del PSOE, celebrado en 2008, Leire Pajín fue elegida secretaria de organización del partido. Esto dijo el ministro/energía al respecto: “Es decisiva esta elección. Leire representa la fuerza de la juventud y la convicción. Representa el futuro. Ha sido un nombramiento definitivo”. Bueno, no exactamente definitivo. Leire ya no es secretaria de organización del partido, ahora comparte gabinete con Sebastián. Son quizá los dos ministros más originales del gobierno. Junto con el presidente, claro.
Cebarse con Sebastián no tiene mucho sentido. El ministro da para lo que da, para unas risas y poco más. En realidad, lo que inquieta es una situación económica que oscila entre lo demencial y lo pavoroso, un panorama tirando a muy negro y un gobierno que ni sabe para dónde mirar ni acierta por dónde responder. Prolongar un año todavía la inactividad o la actividad nerviosa y apresurada se antoja una triste gracia del calendario electoral. Pero no parece que se atisbe ningún adelanto, ni, lo que es peor, tenemos la menor garantía de que la formación de un nuevo gobierno (el que sea) vaya seguida de una política más adecuada a la situación. El pesimismo no es buena mercancía, pero es lo que hay. Ilusiones y quimeras buscarlas en otro post.
La verdad es que Sebastián es la joya del gabinete. Cuando he leído “luces”, me he retrotraído al siglo de las ídem. Pero ¡qué error!. Son las pocas luces mentales de los bobos y los ignorantes.
Es el más ineficaz e incapaz para resolver problemas. Pero es que hay muchos otros ejemplares en este gabinete de amiguetes que se reúnen semanalmente para ver cómo se mete… la mano en la caja. NO se puede llamar gobierno a este grupo de pillos incultos provocadores del desgobierno nacional.
¡Qué tropa, Dios mío, que decía Romanones!.
Al principio pensaba que eran Poli bueno y poli malo como Felipe y Alfonso, Pero ahora estoy convencido que es como “el gordo y el flaco”.
Pensar en desviar la atención de los problemas reales cuando no se saben solucionar.
Ya llegara el final del problema pues no hay mal que cien años dure
Pensar en tonterías, sin tener en cuenta que gobernar, no es legislar por legislar, no es esquivar la atención de los problemas reales, en vez de priorizar las verdaderas necesidades de los administrados.
Lo siento Sr. Tirado, me niego
Creo que el Gobierno ha tomado la medida de reducir la velocidad máxima en las carreteras a 110 km/h, para desviar la atención sobre los problemas realmente importantes que tiene España. Durante estos días, este ha sido el tema estrella tanto en la calle como en las emisoras de radio y televisión. No se hablaba de otra cosa. Una cuestión que carece de importancia en un país donde la mayoría de los conductores no respeta los límites de velocidad ni en las ciudades ni en las carreteras. Por tanto, pienso que la “genial” idea ha sido más obra del lince Rubalcaba que no del estulto Sebastián.
Es cierto que el Gobierno zozobra y que tiene los días contados. Pero, de verdad, ¿no os da pánico la alternativa que ya se declara triunfadora?
El panorama, presente y venidero, es desolador debido a una casta política alejada, cada vez más, de la realidad. Porque políticos y pueblo son como alfiles que circulan por casillas de distinto color: jamás se encontrarán.
Las últimas medidas urgentes para el ahorro energético me parecen propias de concejalía municipal, en vez de alumbrar una estrategia energética perdurable. Así, las medidas de limitación de velocidad, el ahorro de luz en las carreteras, la llamada a rebato en favor del transporte público, etc, Suena a gestionar la calderilla. Decretos del vellón.
Yo hace tiempo q me he perdido en esto de la política.
Se habla q la política energética futura pasa por la energía nuclear. Un debate previo en términos de dilema moral q esconde a mi juicio el tema estrella, que es el de su financiación. Q digan con q dinero se construirían futuras centrales. Dejamos a ver qué resuelve el “mercado”?. A mí me suena a dinero público para construirlas y luego encargar su gestión a las grandes compañías energéticas.
Yo tb quiero entrar en el negocio nuclear, y dejo la idea de la mercería.
Que juzguen al Gobierno y a su familia política, por delitos contra la humanidad.
Señor Tirado, muy buenas tardes!!! Lamento tener que expresarle mi más absoluta discrepancia con su artículo. En España hay que prohibir, porque de lo contrario en este país se monta la marimorena. El Presidente, Señor Bambi, parece que ya ha aprendido. Yo recuerdo en la época del Generalísimo que yo mismo encargaba las placas que se ponían en los vagones del Metro, en las que se decía: “Se prohibe fumar y escupir”. Y los autobuses de la EMT de los años 60 llevaban carteles en los que se leía: “Se prohibe tirar cáscaras de fruta al suelo bajo multa de 10 pesetas”. De modo que aquí hay que prohibir. ¿Qué son esas velocidades de vértigo en las carreteras? ¿Es que nadie ha viajado plácidamente en una DKV cargada de muebles en una mudanza? Yo recuerdo cuando ponía a 80 kilómetros por hora mi Simca 1.000, apretando bien el acelerador, que mi Encarnita gritaba, Pancracio frena, que nos matamos!!”. Espero, señor Tirado, que no se tome usted a mal mi discrepancia. En su honra he de decir que, si he estado ausente de su digno blog durante unos días, es porque he frecuentado otros blogs. Y he de decir que sus artículos y sus comentaristas son extraordinarios. En concreto he entrado, por casualidad, en el blog de un tal Juan Cruz. Que ayer domingo precisamente publicó un artículo titulado “Qué país Miquelarena!” Pues yo digo: “Qué Juan Cruz Miquelarena”. Nada más señor Tirado, Viva España!!!”
Leo con atención e interés tu artículo, certero como casi siempre.
Vi un chiste terrible de “El roto” sobre este gobierno:
“Hagamos que lo inaceptable resulte imprescindible” (más o menos era así).
Qué triste.
Un saludo.
Amigo Tirado, soy el Pancracio fetén y debo decirte que en todo prohijo tu escrito. Visión dinámica del disparate continuo en el que vive la sociedad política española. Lo del Pancracio 2 no está mal, pero debe ser criatura anciana a juzgar por los contextos. Tiene usted mi aprecio; tiene también mi respeto. Siga en esa línea con cuidado porque se avecinan peligrosas curvas.
Pancracio, el fetén, el de siempre, el de RTVE.