Los malos
Aguirre y Soriano
Desde hace varios años Telemadrid da todas las tardes una película del oeste. En esas historias, en las que los buenos se enfrentan a los malos a tiro limpio, solo en alguna rara ocasión ganan los malos. Pero la vida es otra cosa y estos días la opinión pública no afectada de miopía ideológica asiste al atropello de un grupo de casi mil profesionales honrados por parte de una camarilla de malos de manual, de gente de entraña aviesa a la que solo cabe etiquetar con el epíteto de canalla. La realidad suele ser de natural compleja y pocas veces se plantea en los términos de blanco y negro. Esta es una de ellas. Cuando Esperanza Aguirre llegó a presidenta de la comunidad de Madrid, tamayazo mediante, en 2003, Telemadrid tenía trece años de vida, bajo gobiernos de Joaquín Leguina y Alberto Ruiz Gallardón y era la historia de un éxito. Una cadena respetada y respetable, con unos informativos robustos, no contaminados por la censura política. Al llegar la señora Aguirre colocó al frente del tinglado a Manuel Soriano, inquisidor informativo servil y flaco de talento, con el que empezó la sustitución de la redacción por una suerte (desgracia) de redacción paralela, hecha a la medida de la presidenta, una caterva de periodistas ventrílocuos del poder, rapsodas de las gracias sin gracia de su majeza Esperanza.
En ese momento empezó a joderse el asunto, si se nos permite parafrasear al Zabalita de Vargas Llosa en “Conversación en la catedral”. Lo que era una televisión de todos, se convirtió en una cadena de partido (ni siquiera eso, de facción de partido, la mayoritaria en Madrid, eso sí), el crédito acumulado durante casi tres lustros se fue evaporando, los espectadores (incluidos la mayoría de los del PP) buscaron otras fuentes audiovisuales menos contaminadas y la deuda se disparó. La redacción “verdadera”, que diría Anson, quedó en los pasillos, sin una pieza que llevarse a la boca, y los recién llegados se hicieron con los mandos de lo que había sido una potente televisora. La infeliz historia muestra una Telemadrid que hoy no ven ni las familias de los manipuladores, en ruina económica, fruto de una gestión a la vez torpe y malintencionada. Y en la desembocadura un ERE que se lleva por delante al ochenta por ciento de la plantilla, justamente la plantilla verdadera, y deja como intocable a la panda de los que entraron por enchufe, incluido todo el equipo directivo, que mantiene sus sueldos y ventajas. Sueldos, por cierto, como el de Fernando Sánchez Dragó, que como ha dado a conocer estos días el comité de empresa se embolsa un millón doscientos mil euros (¡Doscientos millones de aquellos!) por sus furtivas apariciones semanales en la medianoche. ¿Qué se puede hacer para que no ganen los malos? Quizá poco, pero por lo menos no callarse. Frente al silencio cómplice palabras que denuncien el oprobio.
No callar. Eso es lo que debemos hacer todos los ciudadanos y especialmente los periodistas. En estos tristes días, en los que se mezcla la tristeza de ver a tus amigas luchar por su trabajo y la nostalgia de esa empresa en la que crecí profesionalmente, he llegado a la conclusión que ahora, más que nunca, los periodistas tenemos que denunciar.
No valen las ruedas de prensa sin preguntas, no valen las convocatorias en las que lo primero que hacen es preguntarte qué han contado los otros. No valen los jefes que llegan a los destinos sin conocer lo mínimo de esos destinos, no vale todo. Ya está bien. Esta digna profesión se ha convertido en basura y me duele el alma al escribirlo. Si no somos capaces de salvar la libertad de expresión, qué les dejamos a nuestros hijos.
A quién compra los derechos de esas películas del oeste ? Seguramente qué un número importante lo son a Enrique Cerezo . Sigue siendo presidente del Atlético de Madrid?
Lo que cuentas, y ya sabía, lo digiero como pérfidas crónicas de la villanía y la codicia. Hace unos días un buen amigo me contaba sufrir parecida situación, le respondía: son los hijos de Franco, son los hijos y nietos de los que ganaron la guerra y con total impudicia lo reivindican. Piensan que repiten historia. Han pasado casi ocho años acumulando inquina, rencor, resentimientos y creen que ya no necesitan maquillar sus máscaras. Lo vociferan: “¡que se jodan los parados!”, lo legislan: “trabajar más ganar menos”. Es la derecha grande bruta y mezquina, avara, torva y siniestra, esa que definía Machado como “la que ansía la fiebre de la espada” (o la fiebre del toro bravo). Denunciar, no callarse, bien dices. Pero no somos obreros del metal, y ellos sí son grandes zurcidores de voluntades, grandes mecedores de víboras, expertos en tramposas martingalas y granujientos lenguajes. Me gustaría creer que cualquier malvado engendra el clavo que lo clavará en su sombra, pero eso es ingenua evocación poética, más bien creo que todo infame vive en el deleite de su existencia, como lo demuestran esas sonrisas baratas que como ventanas rotas en toda situación exhiben. Rafael Alberti tomó título para su poemario unos versos de Calderón de la Barca: “Yo era un tonto y después de todo lo que he visto me he vuelto dos tontos”. Algo así me siento.
Señor Tirado, buenas noches. Su escrito está lleno de buena prosa, como siempre, y también de buenas intenciones. Ya sabe que yo tengo 78 años y no estoy muy en la actualidad, sólo la que me cuenta el ‘ABC’.. Pero yo tengo la sensación, señor Tirado, de que los periodistas han sido muy poco solidarios entre ellos tradicionalmente, sobre todo en la época de bonanza económica. Incluso se han alegrado de la caída de algún medio de comunicación rival. Se han alineado de manera dócil o bien con don Juan Luis o con el señor Pedro J. E internamente, los periodistas castigan al compañero que escribe bien, que trabaja sin descanso, que llega primero a las noticias. Gran parte de los problemas que viven, se los han buscado ustedes mismos, creo yo. Por lo demás, no veo Telemadrid. Es una emisora sin personalidad, que no ha sabido enganchar con las tradiciones, ni con la idisincrasia de la comunidad. Fernando Sánchez Dragó no es mi admirado José María Pemán. Siento la cantidad de periodistas que irán a la calle de Telemadrid. También lamento la cantidad de juntaletras que habrán trabajado allí, gracias a su enchufe u oportunismo, cerrando el paso a auténticos periodistas. Como usted, señor Tirado. Como los que escriben en este blog. Muchas gracias y buenas noches.
Rebuscando encuentro curiosidad (u ociosidad) que recuerda comentarios de tertulianos (o no tanto) de hoy día: «Obreros que me escucháis en cualquier parte: vamos a hablar un momento con el corazón en la mano. Yo creo que estáis sentados frente a frente de mí a esta mesa. ¿Qué tomamos? Para salvaros de todo esto ha venido el Movimiento Nacional que, por serlo, es movimiento popular, ni de izquierdas ni de derechas, porque quiere que ambos se unan al Movimiento y le sostengan. Hay que unir estos dos frentes, lo nacional y lo social para obtener el equilibrio» ( Jose María Pemán, 26 de agosto de 1936). ¿Admirado Pemán señor Pancracio?
Estimado señor Macaón, don José María Pemán siempre será admirado. Escribió unas maravillosas obras de teatro, alguna de las cuales yo iba a ver con mis esposa Encarnita, que en paz descanse. Sólo pude asistir a alguno de sus estrenos, porque mi sueldo en el Metro, pese a que yo trabajaba en las oficinas y en el ascensor de la estación de José Antonio, como ya he explicado aquí, no daba para más. Pero señor Macaón, yo le pido que reflexione sobre estos tiempos en los que vivimos. La Seguridad Social que montó el señor Girón, se está desmantelando; la gente se está suicidando por los desahucios -antes tenían casa o iban a la de la familia, pero Zapatero ha terminado con la familia-, no hay dinero y hay que emigrar a Alemania. Los medios de comunicación cierran y sufren censura, como nos cuenta el señor Tirado reiteradamente en este su blog. ¿En qué es mejor esta época a la del Caudillo, señor Macaón? Dicho todo con todos mis respetos. Lean a don José María Pemán. Que solía llevar razón. Buenas noches y muchas gracias.
En cuanto a TeleMadrid, como con la Sanidad, la lideresa se apartó a tiempo para poder salir ilesa (como logró en episodios como Bombay o el del helicóptero).
El Presidente del Gobierno, todos los miembros del Gobierno mismo y el partido que lo sustenta, ha fiado toda la tarea de gobierno, todas y cada una de las medidas tomadas desde su investidura hasta fin de año al necesario cumplimiento del objetivo de déficit fijado para el 2012, y viene denunciando reiteradamente dentro y fuera del Parlamento (hoy mismo lo ha reiterado en el Congreso) que ha tenido que tomar todas estas duras medidas de ajuste por el grave incumplimiento del anterior Gobierno.
Es dogma de Fé. ¿Hay Plan B?
Más que “los malos” les corresponde el titulo de “Los ladrones somos gente honrada”. Todos los directivos de primer nivel tienen sueldos superiores a los de la presidencia del gobierno estatal y regional. Productoras como las de Saenz de Buruaga se han emboslado en un abrir y cerrar de ojos 10 millones de euros y colabodores-opinadores-presentadores como Sánchez Dragó, 3 millones. No obstante, el record lo marca el ínclito presidente del Atleti, ZSr. Cerezo cuya productora, por diversos conceptos, lleva amasado 230 millones. A todo lo anterior, por si no fuera suficiente, hay que añadir una redacción paralela y servicial que ha incrementado los gastos de personal. A este despilfarro fomentado por la castiza esperanza Aguirre, hay que añadirle el descrédito de la cadena y la consiguiente caida de la audiencia, con la inevitable pérdida de publicidad. Todas estas acciones, mezcla de impudicia, desfachatez e incompetencia, van a provocar un millar de profesionales se encuentren desprovistos de su soporte profesional y económico, en una situación donde la salida es el negro tunel del paro, con remotas posibilidades de encontrar una salida. Un destino que ninguno de los profesionales de Telemadrid se merece.
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