DIARIO 16, cuando entonces…
Hubo un tiempo en que yo era muy joven, joven como un insulto, y también como un tonto. Tal vez yo haya sido toda mi vida un tonto, pero en aquella juventud mía andaba desdoblado, como el tonto que era dos veces tonto del verso de Calderón, luego resucitado por Alberti. Pero yo no vengo hoy a escribir aquí sobre mis tonterías lejanas, teniendo otras tan nuevas, sino a recordar unos años de periodismo vibrante, hecho con furia, buena prosa, ideas, provocación y talento. Hablo del “Diario 16” de los primeros 80, en concreto de la edición de Andalucía, en el tiempo en que estaba al frente de aquella nave Román Orozco, quizá hubo otro antes, no recuerdo, y otro después, Raúl Heras, de cuyo nombre prefiero no acordarme, aunque acabo de hacerlo. La delegación de Málaga la dirigía Juan de Dios Mellado, que es el periodista más periodista, más entusiasta de su oficio y más inolvidable de los que he conocido. Y estaba Antonio Chávez fotógrafo, encantador de pitones, vividor y muñidor político, entrañable siempre. Luego, casi tan jóvenes como yo, solo un punto menos, Pilar Pastrana y Juan Luis de las Peñas, admirados compañeros, y Gonzalo Fausto, veteranísimo reportero de todas las guerras malagueñas, que un día me dijo: “Chaval, tú escribes muy bien y te lo van a hacer pasar mal en las redacciones”. Bueno, me lo han hecho pasar muchas veces regular y otras bien, pero no en función de mi escritura sino de mi carácter, que ya se sabe que es destino. Guillermo Sánchez, Javier Pardo, y mi hermano de oficio, y de leche de facultad, Luis Santiago, malagueño y periodista de vocación, una doble querencia no siempre factible ni rentable. Y luego Pilar Ortega, tan orteguiana y soñadora de no se sabe qué futuros.
Lo que más me gustaba de aquel “Diario 16” era su frescura, su diversidad, que a veces era fantástica incoherencia. Recuerdo un día en que la edición nacional del periódico se dedicaba a la ocupación de fincas en Andalucía, y llegaba con un editorial condenatorio de esa práctica, pues bien, en frente, en impar, venía una página completa firmada por el director en Andalucía, Román Orozco, con el título de “Yo ocuparía una finca”. Sorprendente pluralidad de opiniones que entonces era impensable encontrar en “El País” y hoy en ningún sitio. La redacción en Andalucía se sustentaba en jóvenes talentos, algo menos jóvenes que yo y mucho más talentos, como Paco Rosell e Ignacio Camacho. Camacho era entonces, o así se me antojaba, progre, como lo éramos todos, pero sobre todo era un periodista de un peso y un pulso extraordinarios, que dejaba la fuerza y la gracia de su pluma allá por donde pasaba, tanto daba la política andaluza como el verano y humo de las noches marbellíes. Hoy, Camacho es uno de los pocos analistas de la política que escribe con voluntad de estilo, sin faltar un día al campo de batalla, de los pocos que ya quedan de una saga en fuga encabezada por Manolo Alcántara. Y en este repaso no puedo olvidar, por inolvidable, a Paco Correal, el más admirado y envidiado por mí, con aquella prosa imaginativa, a ratos surrealista, de un tiempo en que éramos jóvenes, y en los periódicos se escribía con un ritmo, una desenvoltura y un descaro estilístico hoy inimaginables.
Es una pena que Tirado no pueda hablar de Tirado pero en esa lista de “fenómenos “periodísticos tu ocupas un lugar con letras mayúsculas y nuestros queridos jefes no pueden o no quieren darse cuenta.¡Qué pena!.Por cierto,el reportaje de los toros hubiera quedado mucho mejor si lo hubieras hecho tú
Juan Antonio, ¡qué tiempos aquellos, éramos jóvenes, trabajábamos con ilusión, con ganas de aprender! Gracias por nombrarme, al igual que tú aprendí muchos de los grandes maestros y en especial de Juan de Dios Mellado, que me enseñó todo.
Ya veo, la alargada sombra de la nostalgia, la buena sombra de unos tiempos que la distancia idealiza… ¡Como a nuestro parecer…! Yo, perdonadme, seguiré insistiendo. Al bloguero le pido que se deje de timideces y alborotos de álbum de los cromos perdidos y nos escriba algo sobre el medio centenar, no más, no menos de sombras de Grey. Más sexo y menos nostalgia.
Mi querido amigo, cual boomerang de juventud nos devuelves a aquellos otros años cuando lo importante era la libertad de expresión, el compañerismo, la solidaridad … Dimos nuestros primeros pasos en aquella joven redacción de Diario 16 de Andalucía, en Málaga, dirigidos por Juan de Dios Mellado, qué buen maestro.
Me pregunto si la pérdida de la frescura en el periodismo, como en tantos otros órdenes de la vida, no deja de ser un signo de los tiempos que corren.
Y es que, aparte de la evidente nostalgia de tu comentario sobre esa época feliz, lo que resulta innegable es la acelerada pérdida de independencia de los medios de comunicación (y por tanto de los periodistas) respecto al poder político y financiero.
Hoy tenemos infinidad de blogs, redes sociales, publicaciones digitales, etc…
Pero los medios de comunicación “tradicionales” (prensa escrita, radio, televisión…) son más pacatos, dóciles y sumisos a los dictados de sus respectivos dueños que nunca.
Si al menos nos quedara una radio y televisión públicas plurales e independientes de los gobernantes de turno…
PD.: Veo, amigo Juan-Antonio, que todas tus comentaristas son féminas entusuasmadas (hay quien incluso te pide sin tapujos que hables de sexo).
¿Se puede saber qué las das?
? qué nos das,amigo Juan Antonio,se pregunta Jaime Goded, pues tan simple y al mismo tiempo tan dificil de saber dar frescura a tu prosa, y aunque todas estan en el diccionario el buen hacer en saber juntar las pàlabras aunque todas esten en el diccionario como en tu modestia un día me dijiste, diria que no te desanimes por los vientos que corren ,y que sigas siendo de alguna forma ese poeta urbano se me antoja un poco al estilo de Sabina que un dia tanto nos gusto.,
No tengo claro si hace usted loa de sus amigos o de su profesión, supongo que de ambos, pero debe estar conmigo que tanta lisonja empalaga. Al texto le falta algo de arena. Lo picante cansa menos que el azúcar. Pienso que en toda alabanza hay algo de oscuro. Incluso puede ser una manera de auto-alabarse. Salvo todo lo que haya que salvar, incluyendo la amistad (esa cosa que gusta chupar almas), pero asevero que el periodismo es la profesión que más insoportable ego (esa enfermedad de nervios y fluidos) genera. Alguien dijo que “en el periodismo no basta con triunfar, hay que ver fracasar a otros, preferentemente a un amigo y que niegue esta desagradable verdad quien se atreva “.
Muy buena su reflexión sobre Diario 16, Tirado. Tuvo un gran momento, en la edición de Madrid, cuando lo dirigió Miguel Ángel Aguilar. También con Pedro J., que fichó a Francisco Umbral. Todos los periodistas que has citado son extraordinarios. Román Orozco, a quien dedicas la mayor parte del espacio, en realidad se llamaba Pepe Román, y era, en su juventud, un tipo capaz de ligarse a una chica incluso en la primera fila de butacas de un cine. Mientras veían la película. Diario 16 tenía como crítico de teatro al gran Ángel Fernández Santos, que luego se fue a El País como crítico de cine. Y publicaba un extraordinario suplemente literario, en los 80, llamado Disidencias, que creo recordar que dirigió durante un tiempo Fernando Sánchez Dragó. El comentarista de fútbol era el gran Jesús Yagüe, que firmaba un artículo diario, bajo el título general de ‘Mis puros’. Su hijo, Javier Yagüe, fue durante escaso tiempo crítico de música de Diario 16. Escribía muy bien, como el padre. Una mañana lo encontraron muerto en ls servicios del periódico. Tenía poco más de 20 años. Gran periódico, sí. Triste su ausencia en los quioscos.
Estoy de acuerdo en parte con el comentario de MACAÓN pero esto le ocurre a las personas que viven del periodismo y no para el periodismo y ahí llegamos a lo de siempre, la vocación.
La competencia existe en muchos órdenes y desórdenes de la vida.
La envidia también y me da que en estos comentarios aparecen la vocación, la competencia y la envidia entre otros valores; algo de lo que llevo intentando librarme y liberarme toda mi vida. ¡Y el trabajito que cuesta tener buena leche…!
Saludos a Pilar Pastrana, en especial y los artífices del Diario 16 malagueño, al que conocí en su brillante época cuando cursaba mis estudios de Ingeniería en Málaga.
Una vez incluso llegué a acompañar a Pilar a entrevistar a Pajares y a Fernando Esteso que salían de cenar del restaurante Antonio Martín, Málaga.
¡Santo cielo! Nueve comentarios en un sólo día, incluso Macaón ha vuelto de Andrómeda ha decir un par de cosillas, aunque en realidad ha dicho solo una, la de siempre. Y lleva toda la razón,este muchacho, todita. Sólo hay algo más empachoso que el enjabonamiento cruzado entre periodistas, creo, y son los discursos de los Goya.
Pues yo fui redactora consorte del Diario 16 de Madrid (quiero decir, que lo era mi marido) y siempre me pareció un periódico con muchas legañas. A los/las frívolas de esa época sólo nos interesaban las Tentaciones, La Luna, Matador y poco más.
¡¡¡aaaaagggggg!!!! …ha vuelto de Andrómeda HA decir…
a, con hache, a decir, con HACHE !!!! ¡Qué coño me pasa!