En contra y a favor de Almodóvar

imagesLlevo 25 años sosteniendo que el crítico no debe ver las películas antes de escribir las críticas. Para no sentirse condicionado. Si uno asiste a una obra de teatro siempre cabe la posibilidad de que le guste, lo cual le impedirá ejercer su función con el rigor que el caso merece. Y quien dice teatro dice todo lo demás. El creador crea y el crítico destruye, o así debiera ser. El otro día Boyero le ha atizado una bofetada muy comentada a Almodóvar por su última cinta, “Los amantes pasajeros”. Sospecho que Boyero vio la película y aun así le pegó sin contemplaciones. Y es que la película es muy mala, aunque muy divertida, lo cual no es necesariamente contradictorio: las de Bergman son muy buenas y aburridísimas. Boyero se la tiene jurada al director de “Mujeres al borde de un ataque de nervios”, de modo que aunque Pedro hiciera una buena película y Boyero la viera, este no se iba a dejar influir y le iba a dar duro al manchego universal. Lo que pasa es que Almodóvar no acaba de decidirse a hacer una buena película. Es como si hubiera perdido el gusto por eso, ese buen gusto que tuvo. Boyero, aun viendo las películas, es crítico interesante, porque es caprichoso, muchas veces arbitrario y con frecuencia brillante. Boyero escribe muy bien y eso es lo que hay que pedirle a los de su oficio. Para dirimir si una película gusta o no gusta está el público y el boca a boca. La taquilla es el mejor termómetro. El crítico debe deleitarnos a la media docena de adictos a la prosa que nos detenemos en esa sección del periódico con un contundente y muy fundamentado varapalo, hilvanado con palabras de precisión y a ser posible bellas.

Una de las más inolvidables críticas de teatro la publicó hace más de medio siglo el “New York Times”. Era muy breve: “Anoche se estrenó en tal

Eduardo Haro Tecglen

Eduardo Haro Tecglen

teatro tal obra. Lástima”. Yo he estado en obras teatrales y me he encontrado con críticos que antes de que la pieza mediara estaban durmiendo. Hay quien encuentra reprochable eso, pero a mi entender los ronquidos son en sí mismos la más certera crítica. Aun así, el crítico podría haberse ahorrado ese bochorno si se hubiera quedado en su casa, durmiendo o no durmiendo, pero cumpliendo con su obligación profesional de no ver las obras que enjuicia. Quede esa menesterosa tarea para los críticos faltos de imaginación y de ganas de trabajar. Hasta donde llega mi memoria lectora no encuentro un crítico teatral que me haya gustado tanto como Eduardo Haro Tecglen. Solía ser despiadado. Y muy fiel a sus enemigos. Y con frecuencia acertaba, porque son más las obras malas que las buenas, y aun estas tienen flancos que invitan al puñetazo crítico. Me parece que Haro solía ver las obras, quizá no siempre, pese a lo cual estaba muy dotado para su ejercicio profesional. Era un poco como Boyero pero con más cultura general y más gusto por la retórica y la ironía de doble capa. Haro y Buero mantuvieron durante años una enemistad legendaria fundada en las críticas del primero y en que Buero era un autor enormemente susceptible. Me contó otro crítico, que cojeaba, Lorenzo López Sancho (cojeaba físicamente, no como crítico) que las noches de estreno, a eso de las doce, Buero se dejaba caer por el pub donde acostumbraba a parar López Sancho. Se hacía el encontradizo y le preguntaba: “Lorenzo, ¿qué te ha parecido la obra?” y si Lorenzo (cuya crítica aparecería al día siguiente en “ABC”) se permitía algún matiz crítico, don Antonio entraba en cólera. Pero su enemigo por antonomasia, ya digo, era Haro. Hasta el punto de que llegó a estrenar una obra, “Diálogo secreto”, que gira en torno al drama de un crítico de arte, que, por todos los medios posibles, trata de ocultar su daltonismo, que de descubrirse, destruiría su brillante carrera profesional. La pieza llevaba destinatario: Eduardo Haro Tecglen, pero lo mejor fue la crítica que este publicó en “El País” al día siguiente del estreno, una crítica demoledora, sin piedad, terrible cuyo título lo dice todo: “La ceguera de un autor”. De modo que ya saben cómo me gusta a mí que se las gasten los críticos: directo y a la mandíbula.

17 Responses to “En contra y a favor de Almodóvar”

  1. Querido amigo, no estoy de acuerdo. Creo, por el contrario, que el crítico debe ver la obra a criticar, dos veces. Muchas veces entre el fracaso y el éxito hay una fina frontera establecida por el humor de la criatura que se acerca a verla.
    Con mi personal aprecio.
    Pancracio Celdrán.

  2. Dado que ni he visto la película de Almodóvar, que me parece entretenida pero a todas luces carente de la luminosidad y la frescura de mujeres al borde de un ataque de nervios, por poner sólo un ejemplo; y dado que tampoco he leído la afilada columna de Boyero, que rezuma en sus líneas algo más que la provocadora agitación de un crítico severo, me atrevo a opinar que el post del profesor Tirado encierra en sí mismo la esencia de una ecuación sin respuesta : ¿Quién critica a los críticos?. Visto lo no visto opino que todo obedece y se dirime en una cuestión de gustos y que el virtuoso ejercicio de sentar cátedra sobre lo que es bueno o lo que es malo podría muy bien reducirse, al menos en este caso, a un “me gusta o no me gusta”. No obstante, y por el aprecio que le tengo al Sr. Tirado, volveré a no ver la película, no vaya a ser que la próxima vez esté aún más a favor y en contra del Sr. Boyero.
    Y perdón por irrumpir de buenas a primeras en un blog que, poco a poco, me ha ido enganchando y entreteniendo, hasta el punto de animarme a escribir unas líneas. Es un placer leeros desde este ático en Torremolinos.

  3. Soy de la simple opinión, que no es nada nueva, de que detrás de todo crítico profesional (de cine, teatro, literatura, música…) se esconde un autor frustrado.

  4. Qué casualidad: Macaón tiene un chalet en Torremolinos, Solylokio tiene un apartamento en Torremolinos y yo vivo prácticamente todo el año en Torremolinos. ¿Qué os parece si quedamos los tres un día en la plaza de la Caracola y nos tomamos un algo en la cervecería La Cervezateca? Propongo. Así podemos hacernos críticas orales. Por cierto, a mí la peli de Almodóvar me ha encantado. No sé cómo Boyero no ha sido capaz de encontrarle todas las cosas que yo le he encontrado. Tirado me parece que escribe de guasa, como suele. Con mucha gracia y sin ton ni son, lo cual me chifla. Besos.

  5. He visto la película y me parece malísima en todos los sentidos, incluso la encuentro aburrida, con los típicos temas de Almodóvar. Estoy de acuerdo contigo en que Haro Teglen era uno de los mejores críticos que he conocido. Creo que el crítico tiene que dejar de ser “políticamente correcto”, y analizar cualquier obra, no por lo mediático, sino por ella misma. Sobre esta película levaba ya varios meses hablándose y yo cuando la vi anoche, solo con mi mujer en el cine, no solo me entraron ganas de dormir, sino que la encontré aburridísima.

  6. Estimable Ana R., mi chalet en Torremolinos es chanza de don Pancracio, hombre jocoso gran comedor de frutas y verduras (creo que a costa de Seitaridis). Lo pequeño mío se sitúa más a poniente, en tierras, según cuenta la bella historia, donde reinó el poeta de bueyes Gerión, gigante de tres cabezas al que el esforzado Hércules, en su décima hazaña, dio magnífica muerte, si es que acaso las muertes pueden ser magníficas. Costa bética para mayor detalle. Si dispusiera de marinera embarcación navegaría, siempre mirando a barlovento, hasta el lugar elegido, pero habrá que esperar. Saludos.

  7. Pues qué decirte, que pensé lo mismo cuando lei la crítica de Boyero, se nota demasiado el ensañamiento personal, y que opino lo mismo de la película y en general del cine de Almodóvar que tú en en el post: es muy correcto y muy impecable pero parece que hubiera perdido el pulso y la garra que tenían películas anteriores.

  8. Las sombras que proyecta Almodóvar en la sala oscura son sombras mariconas, dicho sea en el menos bueno sentido del término. Admiro lo que la sexualidad tiene de ambiguo, de pasadizo incierto por donde fluye el deseo. La ley del deseo. Almodóvar ha dibujado admirables personajes con el cuajo de la perversión, pero me temo que ya está acabado para ese empeño. Enterrado no en vida, pero si en obra, Almodóvar es un pálido reflejo de lo que fue. Me basta con leer las dos críticas que adjunta, la una más severa la otra más benévola, pero tampoco buena, para evitar la tentación de ir al cine. Yo sigo a vueltas con mis 50 sombras de Grey, pero nadie me sigue, ni desde Torremolinos ni desde ningún punto de este blog. No me rendiré.

  9. Señor Tirado, yo soy un buen aficionado al cine, como creo que usted ya sabe. Pero desde que empezó el destape,en la Transición, mi Encarnita me decía: “Pancracio, vamos al cine, pero que no sea una película ni de guarras ni de mariconismo, que ya hasta la Carmen Sevilla sale en pelotas”. De modo, señor Tirado, que yo tuve que ver a Nadiuska, primero, y a Siylvia Cristel, después, a escondidas. Los domingos le decía, “Encarnita, que me voy al fútbol con Ricardo”, y a donde nos íbamos era no era al Bernabéu sino al cine a ver Enmanuel, y de regreso a casa escuchábamos en la voz de Vicente Marco el resultado de los partidos. He visto ‘Los amantes…’, fui el pasado sábado con Ricardo, que nada más empezar la película me advirtió: “Pancracio, a ver si aquí nos van a tomar por lo que no somos”. A Ricardo le gustó, sobre todo, la interpretación de Cecilia Roth, yo creo que más que nada en la escena en la que sale de sujetadorazo negro. Luego, al terminar la película, estuvimos hablando de viejas novias -tan viejas que alguna ya habrá muerto-, las de antes de hacer la mili. En absoluto hablamos del tal Boyero, porque estábamos en un establecimiento que ponía “bollería fina”, y para bollo/rollo, la película. Pasa que no es cine, señor Tirado, ‘Los amantes…’ es teatro, porque no hay acción, sólo palabras, y en vez de en un avión debería desarrollarse en un colchón de plumas. La crítica del engendro no la debió hacer, pues, el tal Boyero, sino el gran y recordado Lorenzo López Sancho. Y habla usted de Haro: yo ignoraba, señor Tirado, que el gran Mariano Haro, además de correr, sabía de teatro. Por lo demás, enviar mis disculpas a mi admirado señor Macaón. Su chalet, desde el que escribe los artírculos, no está ubicado en Torremolinos, como por error yo creía, sino en Punta Umbría, según la descripción que él nos hace. Y si no, responda, señor Macaón: por el camino por el que usted va -espero que ya con los dos pies en el camino- ¿hay o no hay plantaciones de fresas? Nada más, ya les he confesado que yo, un patriota, en vez de ver al Madrid de Cunnigham -hizo en cierta ocasión un gran partido en el Nou Camp- iba a escondidas a ver Enmanuel Negra. Y para escena de avión, no las de Almodóvar, sino la de Sylvia Cristel en la primera entrega de ‘Enmanuel’. Viva España y muy buenas tardes.

  10. No es que me apellide otra vez. Es que voy a escribir otra vez, y por eso lo pongo. Porque he descubierto que el señor Macaón nos engaña. Su chalet está en Torremolinos y quiere despistarnos. Seguro, señor Macaón, que cerca de su chalet hay un edificio llamado La Prensa, junto al que había una churrería que hacía unos churros maravillosos; que hasta cerca de su chalet llegan unos autobuses llenos de damas; que usted se ha bañado cerca de la piedra de la playa; que ha paseado en soledad junto al hermoso parque que hicieron junto a su chalet; que ha hablado muchas veces con el pescadero; que bebió del caño de agua con el ímpetu de un guerrero; que ahí juega un equipo blanco y azul -ahora clasificado para cuartos de la Champions-; que usted mata el tiempo tomando cañas; que el sol brilla más que en ningún sitio porque es la Costa del Sol; que la vida era bella hasta que perdió las elecciones; que por los caminos que usted transita siempre hay cabras que tiran al monte. Y le seguiré, señor Macaón, dando detalles, para que usted no nos engañe: Tiene un chalet en Torremolinos, título también de una película sobre los años del destape, protagonizada por Javier Cámara, como ‘Los amantes’. Torremolinos, una ciudad maravillosa.

  11. Al margen de la marina huella, al margen de movedizos dunares y velos de vapor flotante que no he podido comprobar su valor droguero, en este pueblo donde a veces me cobijo, bien existe el ameno y lisonjero parque donde puede encontrarse la piedra negra que resiste todo. Frondosa arbolada donde crece lo que no se ve pero se siente. Dominio de zarpas vegetativas, escondrijo de topillos varios donde señorean salvajes flores antiautoritarias que sabiamente escogen sus colores. Especie de selva tierra donde las hojas mecen en noble danza y los frutos del granado son corazones de moscas rojas. Odoríferas asperezas de luz y agua y otros salientes vegetales producto de profanos amores. Espacios de inocencia, estatuaria compleja entre camaleones que miran de soslayo: el feraz muslo del acebuche (el árbol de la piedra), el arrogante cedro, olivos ensantamente lacrimosos, la morera que alivia y supongo que algún que otro árbol bíblico de festivo techo por donde estallan pájaros calientes en ignorada cadencia, todo circundado de florerillas libres que abren y cierran como sexos de muñeca.
    ¿Hablamos de Torremolinos don Pancracaio?

  12. Esto empieza a ser el jardín encantado de los Pancracios. Incluido Cedrán, glorioso e ilustre hombre de enciclopedias. En la milicia siempre hemos apreciado esos saberes antiguos que cuenta Cedrán, al menos los que tenemos unos grados y unas horas de academia. Por su escritura calculo que Seitaridis es persona tierna, de modo que no me extraña que no se enfangue en cuestiones de senectudes. Él está más cerca, sin duda, de las juventudes, aunque quizá entorne ya la edad media. ¡Quién sabe! El caso es que me gustaría que Seitaridis (¡qué seudónimo tan tonto!) volviera a escribir pues yo he regresado por darle un capotazo a él y ahora por el gusto de poner unas palabras en fila, como quien dice en formación. ¿Le ha gustado a usted la película, diré mejor: ¿te ha gustado, Seitaridis? A mí nada. Ah, y a ver cuando se anima Lara Sol y nos cuenta ella algo de las dichosas sombras, que ya son ganas de reincidir sin que nadie le haga maldito el caso.

  13. Estoy en Torremolinos casualmente, pasando el puente, y tras leer el post de Tirado he ido esta tarde a ver la película en un cine de Málaga. Uno mi opinión violentamente a lo que ha dicho Tirado. Me gustaría escribir más sobre ‘Lo amantes pasajeros’ pero estoy en un locutorio y tengo que coger el último autobús de Málaga a Torremolinos. Mucho lo tuyo Tirado. Lees el cine como Boyero, y, más aún, como Ángel Fernández Santos… Me gustaría hablar más de Fernández Santos, pero no puedo por el puñetero autobús a Torremolinos, localidad en la que hasta ahora no había estado pero de la que formula una magnífica descripción Macaón. Torremolinos es así tal, y como la describe Macaón.

  14. Me importa un bredo Almodóvar. ¿Boyero quién es? Creo que está entretenido el tinglao montao por Solylokio a cuenta de Torremolinos. Había una novela de un fascistón, Andrés Palomino, que se titulaba “Torremolinos gran hotel” y escribió otra titulada “Madrid es la costa Fleming”. Palomino era un poco como Vizcaíno Casas, una mierda de escritor, pero muy entretenido. Como dice Tirado que es Almodóvar. Se ve que los extremos se tocan y los machistas de caspa y los maricones se cojen la mano.

  15. Atiendo al requerimiento del General Rodrigo.
    No he visto la peli. Me gusta Boyero aunque no he leído su crítica. No tengo en gran consideración a Haro Tecglen, un camisa vieja devenido en comunista y que derivó en progre. Que Dios, y Bergoglio, le tengan en su gloria.
    En cuanto al blog…sigo leyéndolo a pesar de la vanidad literaria que encierra. En algún caso justificada. Y valoro a la minoría que ha dejado de participar.
    Ahora hay un tonto. ¡Qué le vamos a hacer!

  16. Espero, Seitaridis, que lo de tonto no vaya por mí, pues soy un tipo de malas pulgas. Ruego aclaración. Delate al tonto o pida perdón a todos, uno a uno.

  17. jajaja, pero al final cuantos son los que tienen un chalet en Torremolinos¿,en cuanto a la pelicula de Almodovar, la encontré entretenida sin más pero muy floja de argumento e incluso con situaciones ya conocidas y manidas en el cine de Almodovar, y en cuanto a los criticos ,pasando en general, opino que el boca a boca, y el me gusta o no me gusta ,como dice Solylokio es suficiente guia para decidirse a ver una pelicula.Ah¡, Tirado ,y como nó se rinde como dice Lara Sol dale gusto y si acaso, con tu fina ironia escribe sobre esas sombras de Grey, que alomejor hasta nos gusta y todo

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