Caminos. Por Macaón

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“La salida está en la entrada; la entrada no hay entrada, todo es salida” (Octavio Paz). ¡Hagan caminos! o ¡Sueñen caminos! ¿Hay que diferenciar el deseo de soledad de la soledad del camino? Ah compañero de caminos en derribo: deslumbran, repican, explotan. ¿Quién cree que caminando se hace camino? ¿Quién cree que algo debe ser hallado en el camino? Sólo a nosotros encontramos en el camino, sólo de sudor es el provecho.  Vagos caminos, el descarnado muro y detrás un volver a empezar. Ah compañero, el camino y sus comedias que saludan yéndose esperando en vano un bueno encuentro. Hay quien camina sin poner los pies en el suelo y sonríe, otros caminan entre espejos y sonríen, y están los que escudriñan el gran deseo y no sonríen. Aún quedan los que buscan el inasible éxtasis. Recomiendo cimentar caminos con una leñosa cánula, apretando, apresando, lo breve: el oloroso moho, la araña que ahueca, el ruido que alienta. Ah compañero, se bifurcan, enredan los caminos: guijosos, enriscados, nemerosos, fungosos, desiderativos, bardosos. ¿Hay que sacar el cuajo a las piedras del camino? Con qué facilidad la soledad se encamina sola, sin aplausos. No se es por el arriba-abajo de los caminos. ¿Acaso pisa alguien caminos no hoyados? Cualquier camino es otro camino el mismo camino: los que conducen al agrio olvido. Nuestros son los caminos de topo, por ellos marcha mi cuerpo condenando de deseo: mujer caminante bebo el líquido que derramas por el camino pero no consigo esclarecer el olor de tus pies con tanto polvo en el camino. Y me paro sin dejar de andar y me siento en la piedra y nunca alcanzo lo húmedo. ¡Que fermenten los caminos entre vómitos de hartazgos! Bienaventurado aquél que niega el caminar. No corras: ¿miedo a que te atrape el castigo con su pie cojo? Mejor tomar el camino del carbonero, fácil encontrar corazones de colores con cicatrices de algún otro corazón desfallecido. ¿Acaso existe el camino que retrocede? Por mucho que camines en caballo manso no se abrirá ninguna puerta. ¿Hay que caminar sigiloso como gallina que nunca se delata? ¿Merece la pena lamentar los tantos caminos perdidos? El veraz camino siempre está oculto, caminamos al albur, beodos en el limbo de la contingencia, ignorantes de lo que el camino dice, cada día más cansados, sucios, aburridos. Siempre andamos con un pie dentro del camino y el otro fuera. ¿Existirán los otros caminos? Sólo existe lo que pisamos. Ando y ando y si algún día he de caer que sea en tu camino, mujer.

14 Responses to “Caminos. Por Macaón”

  1. Muy acertado, una vez más, su comentario, señor Macaón. Lo encuentro lleno de prosa poética, aquel gran invento literario de don Juan Ramón Jiménez. Magnífico final, extraordinario remate al artículo. Le confieso que también me ha gustado la cita que pone al principio, lo de “la entrada, no hay entrada, todo es salida”. Me recuerda a cuando yo trabajaba en el Metro, antes de jubilarme. Aquellos letreros que ponían en los vagones: “Antes de entrar, dejen salir”. Por otra parte, viene usted a decir que va con un pie en el camino y el otro fuera del camino. ¿Por qué no coloca los dos pies en el camino, o los dos fuera del camino? Yo creo que le resultaría más fácil avanzar de esa forma. ¿Y a qué caminos se refiere, a los de Madrid o a los de la zona de su chalet en Torremolinos? Al margen de todo ello, señor Macaón, ha escrito usted un post que emociona. Eso es lo verdaderamente importante.

  2. No sé por qué camino se ha extraviado Macaón, aunque espero que encuentre una buena salida, o entrada.

  3. Esta vez, ni leyéndolo cinco veces, me he enterado de lo que dice Macaón. Estoy con Lara Sol.

  4. Este escrito es tan brillante (mucho) como tortuoso. Lo de “camino” tiene un regusto religioso que (me) parece que choca con el nihilismo que, en mi humilde opinión, destila. Y creo detectar un “después de tanto todo, para nada” de José Hierro. En cualquier caso, muy bueno

  5. Señor Tirado, vuelvo a escribirle, y perdone usted la insistencia, pero lo hago desde la más absoluta preocupación. El señor Seitaridis, al que, por sus escritos, imagino hombre de edad, afirma que ni habiendo leído cinco veces el artículo de señor Macaón, se ha enterado de lo que dice. Así empezó mi Encarnita, señor Tirado. Me decía: “Pancracio, que no entiendo lo que dice el ‘Lecturas’, que se me olvida enseguida. Y era que empezaba a sufrir de senilidad, o como quiera que tan dolorsa dolencia la llamen los médicos. Preocupado como estoy, yo recomendaría al señor Seitaridis que visitara urgentemente un neurólogo, que estas cosas, mientras antes las coja un médico, mejor. Incluso, si el mal se confirmara, que Dios no lo quiera, podría hacer amigos en las aulas de rehabilitación mental mientras resuelve los quebrados. La verdad, la trayectoria que modesdatamente observo del señor Seitaridis en este blog va de mal en peor. Sus comentarios siempre han sido breves, telegráficos, sin alardes ni brillantez, por lo que yo, más que hombre de letras,lo he imaginado siempre como propietario de una importante frutería de Madrid, como la que hay en la calle Ayala, que sirve frutas -plátanos, fresas, manzanas- a la Casa del Rey. También me he imaginado a Seitaridis como hombre más dado a gritar contra el árbitro desde la grada del Vicente Calderón, que a la lectura de un poema. Pero su deriva es muy preocupante. Asegura que no entiende nada, pese a leer los textos cinco veces. Como si fuera Carmen Sevilla, por un motivo, o Jesulín de Ubrique, por otro. Insisto en que se nota que no es persona de letras don Seitaridis, no, porque si lo fuera sabría que un texto no tiene por qué estar escrito para ser entendido, dado que ¿donde dejaríamos el ‘Ulises’, de don Joyce?. Una visita al neurólogo no viene mal. Porque peor aún sería que don Seitaridis padeciera alguna de las dolencias descritas en el denominado ‘Anuncio más sexi de la historia’, que emiten por Marca TV. A mí me ha gustado el artículo del seño Macaón, que está demostrado que escribe muy bien desde su chalet de Torremolinos.

  6. Pensaba abstenerme de participar en este foro toda vez que compruebo que mis palabras caen en saco roto, pero lo haré por alusiones. Veo que Pancracio atiza a Seitaridis y el cuerpo me pide a mí atizar a su vez a Pancracio, pero me reprimiré. Quede Pancracio para otros trotes. No creo, por demás, que Seitaridis (¡qué seudónimo, ¿o es nombre?, tan horroroso!) sea perito en sombras de cama; vaya, que no me da que triunfe en los lechos de Gray, aunque cualquiera sabe, las apariencias y las lecturas engañan. De modo, Seitaridis, que no me utilice usted como comodín para arremeter contra el flautista Macaón, que hay que ver, por otra parte, qué solitarios se suelta el hombre. Yo sí lo he entendido, pero a la de tres, que no es mal número para una fiesta carnal. Con o sin Gray.

  7. Hace años que leí el Ulises que menciona Pancracio. No voy a entrar en sus significados, pero pensé que tras esa lectura todas las demás estaban casi demás. No creo que el escrito de Macaón sea de difícil comprensión. Son como aforismos que pueden gustar o no. Tengo a mano unas declaraciones de José Ángel Valente donde defiende lo “oscuro”: “Lo esencial del lenguaje es la fluidez de los signos. No importa que no tengan un sentido lógico sino que sugieran. Es a través de la sugerencia como se activa la plurisignificación”.

  8. Hay escritores que oscurecen lo claro. Yo prefiero los que aclaran lo oscuro.

  9. Hace tiempo que no comparezco por estos foros, pero hoy lo voy a hacer para meterme donde me llaman, que es aquí. Me toca defender a un amigo. Un amigo que no necesita defensa. Un amigo que es también como un Guadiana que viene y va por estos lares. Un amigo al que no tengo el gusto de conocer pero al que acostumbraba a leer con muchísimo gusto. Ese amigo es Seitaridis. Seitaridis es mi hombre, el hombre que en este caso debería matar a Liberty Walance. El villano aquí es Pancracio y bien que siento señalarlo porque soy un gran degustador de sus prosas, pero Pancracio ha vituperado gratuita, tonta e injustamente a Seitaridis. Y por muy viejo y mucho que haya trabajado en el metro no le asiste ningún derecho a ello. Seitraridis, cuando escribía por aquí, que por desgracia ahora lo leo poco me parecía un prodigio de ironía y de hallazgos. Siento decir, con todo respeto, que yo tampoco entiendo el texto de Macaón. No es que no lo entienda, es que no me interesa ni poco ni mucho. Lamento decirlo pero creo que es necesario para deshacer este entuerto creado por la impericia de un anciano al que por otra parte admiro. El alzheimer, señor Pancracio, es una enfermedad muy seria con la que una persona de su edad no debería jugar. Permítame, sin ofender, decirle que con este comentario usted ha dado preocupantes señales de demencia senil. Le recomiendo que pida disculpas a Seitaridis que es un hombre de una cultura y un sentido común admirable. Y que me perdone a su vez aquel a quien yo haya podido molestar. A partir de hoy prometo que volveré a intervenir con más asiduidad en el blog del señor Tirado.

  10. Completamente de acuerdo con General Rodrigo, a quien saludo. Mi solidaridad con Seitaridis. Y mi apoyo también a Macaón, cuya prosa y sus recovecos retóricos admiro. Pancracio discúlpese usted y que no vuelva a ocurrir algo así, que usted es ya uno más de la familia de este blog. El entrañable abuelo. Sigo leyéndolos a todos y si me animo alguna vez escribiré.

  11. Señores, lamento el enfado que ha provocado mi escrito, lleno de la mejor voluntad. Me recuerda a lo que a veces pasaba con mi Encarnita, a la que le gustaban mucho los boleros. Cuando se enfadaba conmigo empezaba a cantar por el pasillo de casa: “La otra noche vi llover / vi gente correr/ y no estabas tú…” Y yo le decía, pero Encarnita, ¿cómo iba a estar yo, con la que estaba cayendo, y todo el mundo corriendo para refugiarse del chaparrón? Yo, en mi modestia, he querido ensalzar el texto del señor Macaón, muy maltratado tras este post salvo por la mente maravillosa de Don Teófilo, y de alguien más. En absoluto me he burlado del alzheimer, que he vivido tan de cerca. Nada de eso. Simplemente he recomendado al señor Seitaridis, que si ha leído cinco veces el texto extraordinario de Macaón, y no se ha enterado de nada, que vaya a un neurólogo, no sea que pueda padecer alguna enfermedad. Porque yo, persona creyente que soy, no creo que las palabras del señor Seitaridos fuesen escritas con mala voluntad hacia Macaón o con ánimo de herir. Por otra parte, y como desagravio, me gustaría que el señor Seitaridis me indicase a través del señor Tirado la dirección de su frutería, para ir allí a hacer la compra, la mía y la que cada sábado llevo a la residencia a mi amigo Ricardo, de frutas y hortalizas. Pero por favor, si está lloviendo, no quieran que yo me ponga en mitad de la plaza a ritmo de bolero. Muy buenas noches a todos.

  12. Queridos, y desconocidos, amigos:
    Dejé de entrar, asiduamente, en este blog cuando pasó de ser un foro de ideas a convertirse en un concurso literario. No estoy dotado para la literatura y eso me excluye.
    En todo caso, Macaón siempre me pareció un hombre admirable, culto, para envidiar. Por más que sus escritos me parezcan excesivamente densos y, un tanto, enrevesados.
    Pancracio es divertido. El mejor: Se camufla en su vejez, en su Encarnita, en el metro y, sobre todo, en una ironía implacable.
    Lara Sol es nueva. Me solidaricé con ella en cuanto a su crítica al exceso de literatura en el blog. No aprecié, ni valoré, su obsesión por esas sombras que no conozco.
    Mi amigo aquí es Tirado. Creo que estará muy contento con mi intervención que ha disparado los comentarios en el blog. De nada.
    Echo mucho de menos a antiguos blogueros: Copos, Sin Reflejo, Eolo… Y sobre todo a Beatriz. A la que, sin conocerla, sigo queriendo.
    Joder! Me ha salido un texto tan extenso como los de el admirado Macaón.
    Perdonadme!

  13. Aquí estoy. Vuelvo feliz a este foro, que no sé si se había convertido en un concurso literario pero que en cualquier caso había perdido la pegada dialéctica. Este es un club de verbos que polemizan o será poca cosa. Si siguen apareciendo por aquí el general Rodrigo, Ana R, etc, (también yo echo de menos a Espejo, a Copos y a Goded, entre otros) yo regresaré. Hoy lo hago para mostrar mi admiración sucesiva por Macaón, cuyo barroquismo está lejos de mi gusto por la desnudez retórica, por Pancracio, que es el Messi de este club de locos, y por Seitaridis que es un caballero con una impecable e implacable ironía, un verdadero fuera de serie. Sepa usted que aunque yo soy más bien barcelonista, admiro su contundencia en el manejo de las palabras y su facilidad para la esgrima dialéctica. Y mi saludo también para Teófilo que desgraciadamente se deja ver poco por aquí. Poco aunque algo más que yo, que no dejo de leerlos, pero que no siempre tengo ganas de opinar. Será porque soy más joven que muchos de ustedes, o que algunos, y que tengo demasiados frentes a los que atender. Cordiales saludos.

  14. Ante tanto resucitado en este Foro, resucito yo también. Y lo hago para unirme a todas las polémicas. Estoy a favor de Macaón, de Pancracio y de Seitaridis. Pero siempre que la sangre llegue al río. Más sexo y menos Nueva York. Eso sí, Seitaridis, está demostrado, es persona de escaso olfato. En otro Foro bromeó con una cena de cardenales papables. Pero excluýó a uno. Al que llamó monaguillo. Porque Seitaridis imparte justicia. Si lee un texto cinco veces y no lo entiende, la culpa parece ser de que es un mal texto. No de él, que por cualquier motivo -descarto los que incluso de manera obscena cita Pancracio-, no ha entendido. El Papa ha resultado llamarse Francisco, como yo. Y Seitaridis a veces confunde a un abogado del diablo con un monaguillo. No me ha enternecido su último comentario, tan edulcorado, algo que él tanto critica de este blog. Tiene tono de despedida, algo que suele hacer cuando alguien le rebate. Seitaridis se ha escondido detrás de lo que dijo alguien: “Las víctimas nunca pierden”. Lo suyo no tiene nombre. Volveré.

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