Ignacio Camacho, estilista de poso y causa. Por Jesús Nieto Jurado

Ignacio Camacho

Ignacio Camacho

Ignacio Camacho forma parte de la mitología actual y eterna del Periodismo, de los profesionales que dignifican un oficio tan denostado como necesario. Ignacio Camacho bebe de las ricas fuentes de la literatura periodística, aquellas que canalizó Ruano, aliñaron entre Campmany y Vázquez Montalbán y brillaron, con vocación de deslumbre a los venideros, en el genial Francisco Umbral. Una columna de Ignacio Camacho en ABC, diaria, con el esfuerzo de inspiración y teléfono que conlleva, te da el latido del mundo con la fuerza expresiva del filólogo, la calma del editorialista y el brillo del escritor para que, por encima de los vericuetos del presente, sepa el lector que está ante una obra de arte que se consume en el desayuno, entre el tintineo de los cafés y la comodidad de la grapa de ABC.

Ignacio Camacho tiene una apostura británica y aristocrática que suele darse en Andalucía, y una asimilación por nacimiento u ósmosis de los azahares barrocos de Sevilla, donde el genio y el pícaro se trenzan y trazan el retablo completo y complejo del ser español. Pero Ignacio Camacho no escribe su columna diaria con la mala leche que se estila, y vende, en las trincheras de papel; tampoco gasta el folio en juegos florales como el profesor de instituto que opina del presente sin salir del casino de la villa, resentido porque su novelilla no trasciende la internacionalidad de la comarca. Lo de Camacho, amigo y maestro, es una bella argumentación de lo que le pasa al paciente, a España, como una rara pieza que engrana con maestría el sentido común, el conocimiento y la estética.

El ABC es la única aproximación que hace uno a la monarquía cazadora o rubia, pero frente a esa querencia a no sé qué vagos republicanismos míos va el gozo de leer a Ignacio Camacho en un periódico que no se deshace ni se dobla. A veces quedamos en el Gijón y yo me amparo en su cobijo y magisterio para creerme, tan iluso, que esto de dar letras a una rotativa me procurará futuro y habichuelas.

Jesús Nieto Jurado, nacido en Málaga hace 28 años, es escritor y periodista. De él ha escrito Montero Glez: “El columnista Jesús Nieto Jurado es cojonudo y una metralleta de hacer imágenes”

One Response to “Ignacio Camacho, estilista de poso y causa. Por Jesús Nieto Jurado”

  1. No conozco a la criatura. Sé que el periodismo alejado de la literatura se parece a la masa de harina antes de convertirse en pan. Hay ahora en el aire una pesadilla a la que la prensa no está prestando atención: EL ESPOLIO, LA ENTRADA A SACO EN LA VIEJA COMPAÑIA DE BANDERA, IBERIA. Pido al humilde y sabio Tirado que airee el tremendo desmán que se está cometiendo contra ella, y en ella a todos los españoles. Esas plumas, como la de Camacho…, que se pongan en orden de batalla para arremeter contra el feló, que de nuevo es inglés.

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