La oscura historia del Planeta

Clara Sánchez, premio Planeta 2013

Clara Sánchez, premio Planeta 2013

El premio Planeta suscita cada vez menos interés, quizá porque cada vez hay menos gente que otorgue credibilidad al montaje, si exceptuamos a los cientos de escritores que siguen mandando sus novelas con la esperanza de que les toque la lotería. Claro que la lotería nunca toca sino a quien decide de antemano el genial lotero Lara. Los que  saben algo de magia apuntan que los ilusionistas hacen el truco al principio del juego, cuando nadie los observa con mucha atención  y no al final cuando el público mira con avidez y el mago, trucada ya la cosa, se recrea en la jugada. Algo así pasa con el Planeta, la trampa no se hace en la noche final con toda la pamema de las votaciones y el vistoso jurado vendido a la causa, sino mucho antes, cuando el señor Lara o uno de sus enviados convence a un escritor para que presente una novela al galardón con serias posibilidades de ser tocada por la varita mágica. El que era un portento para este tipo de mañas era José Manuel Lara padre, un paleto de El Pedroso, Sevilla,  al que el talento le salía por todos los poros, que no sabía mucho de letras y metáforas pero tenía ingenio para venderlas al por mayor. El patriarca Lara forjó el imperio que ahora su hijo gobierna y extiende parece que con acierto. De aquel hombre, Lara padre, contaba Miguel Delibes que se plantó en varias ocasiones en Valladolid con la intención de convencerlo para que se presentara al Planeta, para ganarlo, claro, y don Miguel que era castellano viejo de ética recia le mandó que se fuera por donde había venido, no sin antes recomendarle que le diera la distinción y el dinero a un escritor no tocado por la fama, sino por la ambición y la fuerza  creadora. Eso lo contaba, ya digo, Delibes y puede suponerse que la escena, con variaciones, se ha repetido muchas veces. Si cogemos la lista de los galardonados veremos cuántos autores importantes han pasado por el aro de Lara. En un sentido contrario, todos los escritores de renombre que no han sido premiados hemos de suponer que se han movido en términos similares a los de Miguel Delibes.  De Arturo Pérez Reverte me contaron que le llegó un talón con cien millones de pesetas (en la era anterior al euro) y con las mismas aquel lo devolvió a su dueño.

He oído decir, como justificación del tinglado, que no tendría sentido que Planeta diera una millonada a un autor desconocido que no justificara la inversión. Esto es, que el premio es una mera operación de lanzamiento editorial. Es una idea razonable, lo que resulta molesto es que ese lanzamiento se haga atentando contra la buena fe de cientos de escritores y de millones de personas que se creen que el Planeta es un concurso con sus reglas y no una fullería consentida y aplaudida por la sociedad cultural española. Este año le he escuchado a Lara argumentar que no le resulta interesante que el galardón lo consiga un escritor muy consagrado, porque este de por sí vende lo suficiente como para que no resulte rentable la campaña publicitaria y periodística que lleva el Planeta. Si es así, Lara ha caído en esto tarde, porque en años pasados han sido premiados Vargas Llosa, Gala, Cela, Terenci Moix, Millás o Mendoza, superventas todos ellos. En todo caso, el argumento no me parece malo y quizá nos ayude a entender, dentro de esa apuesta por la clase media literaria, el triunfo de Clara Sánchez, que viene a unirse a la oscura historia del Planeta.

 

8 Responses to “La oscura historia del Planeta”

  1. Recuerdo que firmando yo en la feria del libro de Sevilla, hace tres años en la caseta de Planeta, se acercó por el’stand’ uno de mis ‘escuchantes’ de Radio Nacional y preguntó a quien regentaba el sitio: ‘Oiga, ¿quién es ese señor tan alto que está hablando con don Pancraio…?’. Entonces me di cuenta de la sencillez y bonhomía del señor Lara, y de hasta qué punto puede resultar burlado el concepto de la fama. Digo esto a la luz del artículo que mi sabio amigo Tirado pone en circulación. El Premio Planeta es desde luego un gran premio: el mayor, literariamente. ¿Es merecedor del mismo quien lo gana…? ¡Claro que sí!. ¿Podría haberlo ganado otro, con mayor merecimiento…? Seguramente. Pero la obra se defiende por sí misma: no conozco Premio Planeta malo, y eso que estoy al día en su lectura. Los hay merecedores de mayores glorias, y no flatan los que no están a la altura de tna glorioso destino. Pero el Premio en sí es un acicate para el lector y para el autor. Es mejor que exista, a que desaparezca. El señor Lara es un hombre de empresa…, una empresa altísimamente cultural y culturizadora. Y no lo digo porque cuatro o cinco libros míos hayan sido merecedores de ser publicados por Espasa y por Temas de Hoy, sino porque realmente hasta ahora, y espero que no se tuerza ni se abandone ese camino, los títulos que aparezcan en esa FIRMA sean merecedores de excelencia.
    ¿Están dados de antemano…? La verdad es que aunque se sospecha, nadie ha podido probarlo. La anécdota de Delibes la conozco de primera mano, y ello honra al autor vallisoletano, sin que ello signifique que de haberse presenta ‘sua sponte’, no lo hubiera merecido. Desde luego no es ‘una fullería consentida’, este Premio estupendo. Podría ser un inteligente apaño, pero eso sí: tras haberse pronunciado el jurado, nada dispuesto a dar gato por liebre, dada su composición. Acaso yo me muestre exceisavmente generoso en este mi escrito…, pero siempre me pareció acertado el dicho latino de que ‘in dubio pro reo’, sin que este reo sea reo de nada. El hecho de que se le haya otorgado a Clara Sánchez en su edición última debe hacernos pensar que el galardón no ´ha estado sujeto a compnendas non sanctas.

  2. Corroboro por entero lo que dice Tirado. Y aporto para ello una anécdota que lo confirma. Hace años me llamaron de Mz. Roca, filial de Planeta para decirme que me iban a conceder su premio de Novela Histórica por mi obra “El caballero de las dos banderas” que estaba a punto de aparecer y que no yo había presentado. Era como el mes de junio.”Es un libro excelente”, me dijeron. Pasado el verano, por septiembre, me llama la misma persona, el director editorial y me dice: “Pedro: lo siento. Arriba me dicen que hay que dárselo a alguien salga más en televisión”. Nada, ni el negocio, ni siquiera el fomento de la cultura justifica tal forma de engañar a la gente.
    La Sinde, sonada ex ministra, también fue mediática. Venden un nombre, una cara, no un libro.

  3. Sentenciaba Pitágoras que lo posible se encuentra junto a lo necesario. Ahí podemos centrar el problema. A mí me da igual, con su pan se lo coman. Creo que en mi vida leí un premio Planeta. Acogida está la frente al regazo del hastío, que dijera el poeta.

  4. ¡Toma, lo que ha dicho Tirado!, me voy a chivar y si hay gente influyente, te van a meter en el armario…, por eso del corporativismo.
    A mi me decía mi papa, que amigos hasta en el infierno, Juan Antonio. Te quedarías muy agustito, pero poco político salvo que sigas creyendo en los reyes magos Peter pan o Alicia en el país de las maravillas. Por cierto ¿el BOE tiene derechos de autor? Como se entere la SGAE…

  5. ¡Vaya con el Planeta! Un ejemplo más del modo de hacer las cosas en este país… (Luego hablamos de los políticos, -que no hay quien los salve-, pero la basura se extiende mucho más allá de sus ya hipertrofiados tentáculos…).

  6. Tal como señala Tirado, el fundador de Planeta era un avispado que cortaba un pelo en el aire y tenía muy clara la idea de “negocio”. Si la memoria no me falla, fue en 1970, con la concesión del premio a Carlos Agunis, por “La cruz invertida” (una novela compleja y que supuso un descalabro económico importante), cuando el dueño de Planeta decidió que no permitiría más veleidades al jurado y el ganador debería reunir las condiciones para asegurar la buena marcha del “negocio”.

  7. Me gusta mucho la expresión “clase media literaria”, al margen de que resulte adecuada para Clara Sánchez, a quien no he leído, la verdad. Doy por hecho que Tirado sí, y que como no ha descubierto en ella grandes méritos la clasifica de esa forma, doblemente cruel por lo suave, y presupone que el todo estaba guisado a favor de la ganadora antes de que el jurado se terminara el desayuno.

    Porque si Tirado dice lo que dice y resulta que no ha leido a Clara Sánchez y no ha leido la novela (o lo primero si y lo segundo no) va a resultar que las injusticias llueven a gusto de nadie. En cuanto a la historia del Planeta, no es muy diferente de la historia de los Oscars, los Nobel, los Pullitzer et tout ça… En Francia casi había suicidios cuando se daba a conocer el nombre de los ganadores del Goncourt, y los casi suicidas, que luego no se animaba ninguno, pensaban que en ningún certámen del mundo se daban los escándalos, el amiguismo, la planificación perversa y las trampas que se daban en el citado premio, según su opinión.

    Que Delibes rechazara presentarse al Planeta honra a Delibes y libera al Planeta de una esquizofrenia que jamás le ha convenido. El Planeta es lo que es, y no se qué viene pensar que debería ser otra cosa. Que conste que yo no he leido ninguna de las novelas premiadas, o eso creo, tengo que indagar en la wikipedia. Primero porque nunca he sido de escritores premiados y después porque hace tiempo que descubrí lo que ya he dicho: el Planeta es lo que es. Sólo puedo añadir que, lo que de verdad lamento, de verdad, de verdad, es que no me lo den a mí.

  8. ¡Santo cielo! Ojeo la historia del Planeta y veo que lo mismo se lo han dado a Fernando Savater que a Boris izaguirre, de lo que deduzco que los dos son igual de listoa, aunque les separe un centenar de abismos, literarios y de otra índole. No puedo decir lo mismo de Lucía Etxebarría, que ni lista, ni escritora, ni contigo ni sin tí. El marketing no es una ciencia exacta.

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