Woody Allen

woody-allen_2324414bA veces, echo de menos haber sido coetáneo de grandes hombres (¡perdonad el genérico!), escritores y artistas en las más de las ocasiones, no sé, colosos de otras generaciones como Unamuno, Lorca, Valle-Inclán. O Jardiel Poncela, María Guerrero, Ava Gardner.  Me hubiera gustado que mi vida de adulto hubiera coincidido con la de Alfred Hitchcock y haber asistido con regularidad a sus estrenos. También hubiera procurado no perderme ninguno de Willy Wilder, que es mi contemporáneo (murió en 2002), pero no mi coetáneo. Casi todas sus  películas importantes las filmó antes de nacer yo: “Con faldas y a lo loco”, “Testigo de cargo”, “El gran carnaval”, “Sabrina” o “El apartamento”.  La memorable “Primera plana” la dirigió cuando yo tenía 12 años y andaba en mi pueblo, Archidona, muy alejado de cinemanías. Allí el gran reclamo  cinematográfico era entonces Manolo Escobar. De modo que sí, que hubiera sido estupendo que la filmografía de Wilder hubiera ido al compás de mi vida de adulto. Esa suerte la he tenido con Woody Allen. También con Pedro Almodóvar que se me antoja el director nacional más equivalente al neoyorkino, pero en una escala más baja. Allen me ha hecho feliz, calculo que sin sus películas mi vida hubiera sido algo peor, aunque, claro, no lo hubiera sabido, porque no se puede echar de menos lo que no ha existido. La primera película suya que vi fue “Toma el dinero y corre”, que vi con mi hermano, ahí tuve por primera vez noticia de este ingenioso realizador. La película la echaron en “Sabado cine”, que dirigía y presentaba el inolvidable Manuel Martín Ferrand. Después me he perdido pocas. En Madrid, en 1979, recién llegado para estudiar Periodismo vi, a las doce de la mañana, en el cine Pompeya “Manhattan”. Una película de las que dejan huella. Y en 1982, en Sevilla, durante la mili “Annie Hall”, lejos ya del estreno en 1977.

Woody Allen une al talento la fertidad creativa, al punto de que hace una película por año, algo asombroso. Las tiene de variada calidad, claro, pero a mí, como a todos los grandes aficionados a este director, me gustan todas. Allen tiene una sensibilidad y un sentido del humor que conecta muy bien con mi generación. Y luego lo enclenque que es, lo rematadamente feo, lo que no obsta para su categoría como seductor, algo que levanta la moral de cualquiera. Por lo que a mí toca suelo decir que me gustan las mujeres guapas y los hombres feos, feos pero inteligentes, ingeniosos y parlanchines, un poco a lo Pedro Ruiz, aunque claro las distancias entre el catalán y el norteamericano son sencillamente abismales. Allen gusta mucho en Europa, quizá sobre todo en Francia y España, y poco en Estados Unidos. Allí quitas Nueva York, San Francisco o Boston, por poner tres ejemplos, y el director de “Hanna y sus hermanas” se come pocas roscas. No cuesta imaginar el escaso interés que suscita en la América profunda, pongamos Texas, Arizona o Arkansas. Con solo 17 años Woody Allen ganaba más dinero que su padre como hacedor de chistes y frases para las celebridades, algo corriente en Hollywood. Sus condiciones de cómico fueron muy pronto indiscutibles y sus primeras películas las realizó en esa clave, pero el talento de Allen era más ambicioso y pronto buscó formas de expresión que no fueran exclusivamente las humorísticas aunque esta vertiente nunca la ha abandonado. De su mano de director, guionista y actor han salido verdaderas obras maestras como algunas de las reseñadas o “Misterioso asesinato en Manhattan”, “Delitos y faltas”,  “Bala sobre Broadway”, “Match point” o la sensacional “Blue jasmine”, que de momento es su última obra estrenada en Europa. La vida, sobre todo la creativa, es corta, aunque el ingenio sea largo, las biografías se agotan y algún día, es de suponer que no muy lejano, Woody dirá adiós al cine. Ese día habré perdido una referencia para mí indiscutible durante casi cuarenta años. Entre tanto, a seguir disfrutando.

32 Responses to “Woody Allen”

  1. La primera película que vi fue “Todo lo que usted quería saber sobre el sexo y no se atrevía a preguntarlo”. Me deslumbró por el ingenio fresco y audaz. La última todavía no la he visto. Por favor, Tirado no seas agorero, que Woody no se acaba nunca.

  2. Recomiendo, a raíz del post de Tirado, ver -está en DVD- la película ‘Woody Allen: a documentary’, que descodifica al genial director. El documental de Robert B. Weide ofrece perfiles inéditos sobre la obra y la vida de Woody Allen, uno de los cineastas, por su discurso cinematográfico y por su capacidad creativa, de mayor fuerza de Hollywood. Allen ha construido un personaje que el espectador ha creído pero que es ficticio. No se trata de un tipo físicamente débil: fue boxeador en su juventud. Tampoco es cierta la sensación de desamparo que transmite en las películas en su relación con las mujeres. Diane Keaton y Mia Farrow enloquecieron por él, además del torrente de elogios que le dedica, por ejemplo, Scarlett Johansson. El documental ofrece los inicios de Allen como monologuista lleno de ingenio en pequeños teatros o su éxito como humorista: a los 17 años era capaz de enviar 50 chistes a un periódico y ya cobraba más que cualquier otro integrante de su familia. Allen nunca ha despreciado el dinero. Dijo: “El dinero no da la felicidad, pero procura una solución tan parecida que necesita un especialista muy avanzado para verificar la diferencia”

  3. Señores, yo me voy a permitir profundizar, con todo respeto, en lo escrito por don Juan Antonio y por el señor Cebolla. Woody Allen es la verborrea desbordada, el tipo que cree en Freud como si fuera Dios, el hombre diminuto y tímido rodeado de mujeres hermosas. El feo como Don Gerundio. Woody Allen es un genio con gafas cuadradas. La película ‘Woody Allen: el documental’, de Robert B. Weide, recorre la trayectoria vital y profesional de este director cinematográfico con un conseguido objetivo de ofrecer perfiles inéditos de Allen al espectador. Y lo logra. El Woody Allen que se conoce a través de sus películas es un personaje, una idea creada en una vieja máquina de escribir. El genial cineasta no tiene la personalidad que refleja en sus películas, aunque se parezca.
    Comenzó su carrera muy joven, en pequeños teatros de Manhattam, con monólogos que suponían un derroche de talento. Una noche acudieron a ver la función dos productores teatrales y uno de ellos le dijo al otro: “este chico es una industria”. A los 17años, Woody Allen enviaba 50 viñetas humorísticas cada día a un periódico neoyorkino y percibía más dinero que cualquier otro integrante de su familia. Porque Woody Allen no ha descansado nunca. Con una de sus primeras pagas acudió a unos grandes almacenes para comprarse una máquina de escribir funcional y dura. La conserva aún, es la herramienta con la que ha escrito todos los guiones de sus películas, las obras de teatro y las narraciones breves. Desde hace años trabaja en una habitación amplia y luminosa, que le inspira. Ahí han nacido sus personajes, sus ocurrencias. En esa estancia y sobre las teclas de aquella máquina surgió, por ejemplo, la poderosa y vertiginosamente estética escena de ‘Manhattam’, con Diane Keaton, bajo el puente, donde se condensa magníficamente un mensaje en una noche clara: si hubiéramos sabido que el amor era eso.
    Woody Allen trabaja y trabaja, ya está dicho. Hace una película cada año desde sus inicios. Los críticos coinciden: hay películas de mayor o menor calidad, pero todas ellas merecen verse por algo: un diálogo, una escena, un personaje.
    No es Woody Allen como aparece en pantalla: un tipo desvalido, algo frágil, desorientado en su relación con las mujeres. Fue boxeador, como Hemingwey. Y ha sido amado/adorado por muchas mujeres. Sobretodo por Diane Keaton o Mia Farrow -pese al tormentoso final de la relación con ella-, o la desmedida admiración con la que se refieren a él en el documental Scarlett Johansson o Naomi Wats. La película, en definitiva, es como los buenos ensayos literarios, muestra un nuevo perfil de Woody Allen, el tipo ingenioso, parlanchín, sosegadamente atormentado, que un día dijo a una actriz poderosísima: “el sexo sólo es sucio si se hace bien”.

  4. Y respondiendo a lo que en el anterior post me decían la señora Ana R. y Macaón, y que no he visto hasta hoy. A mi admirado Macaón: Me lo pensaré, pero no cambie usted Torremolinos de sitio ni intente despistar. Y a doña Ana R: seguiré mi batalla contra los gerundios tras esta pincelada cinematográfica. Buenas tardes a todas y a todos.

  5. – Hola don Perfecto
    – Hola don Gerundio
    – ¿Leyó usted a Pancracio?
    – A Pancracio yo leí
    – Feo le llama a usted
    – Tiene todo el derecho, aunque le falte la razón
    – Es un crítico de cine. A su edad
    – La edad nada tiene que ver con la crítica de cine. Pero un hombre que adora a Pemán me pintaba más que perdiera el juicio por Paco Martínez Soria
    – Adiós don Perfecto
    – Adiós don Gerundio

  6. Don Gerundio, yo soy partícipe de su dolor, de su dolor de feo. El dolor es terrible. Uno no ve el dolor. No puede verlo, sencillamente porque el dolor no se ve, en ninguna circunstancia. Pueden verse, cuanto mucho, algunos de los mínimos signos exteriores. Pero esos signos siempre me han parecido máscaras antes que síntomas. ¿Cómo puede expresar el hombre la angustia atroz de su alma? ¿Llorando a chorros y dando alaridos? ¿Balbuciendo palabras inconexas? ¿Gimiendo? ¿Soltando unas pocas lágrimas? Yo sentía que esas muestras posibles de dolor eran sólo capaces de insultar ese dolor, de menospreciarlo, de profanarlo, de colocarlo a la altura de muestras gratis. Debe ser terrible ser Gerundio.

  7. Lo siento, Pancracio, me duele decirlo, pero lo suyo es elemental envidia gramatical. Y me va a permitir usted que no cite a su admirado y mínimo Pemán sino al superlativo Quevedo, don Francisco, ¿le suena? Dice así: “La envidia va tan flaca y amarilla porque muerde y no come”.
    :

  8. Basta ya de esta polémica gramatical entre gerundios y pancracios. Sí quiero decir que el crítico que más sabe de cine en España es Boquerini. Además, Boquerini escribió el primer libro que se hizo de Pedro Almodóvar, cuando Almodóvar aún no era conocido. Yo llevo siguiendo a Boquerini desde 1983, cuando hacía en Radiocadena Española un programa titulado ‘Que empiece el espectáculo’. E incluso antes lo escuchaba en Ciudadano Cine. Ahora lo leo en la revista Imágenes y en cineyteatro.es.

  9. Deprisa, como siempre, porque ni hogar tengo ya donde transformarme en escritora lenta.

    Tengo la impresión de que Allen ha producido más chistes, historias e historietas de las que necesitábamos. Más de las que necesitaba su target inmediato (la clase media y
    media alta neoyorquina razonablemente ilustrada) y de las que necesitábamos en Europa. Mucho más concretamente, en España.

    Ha de ser por eso por lo que, cuando descubrí que nos sobrealimentaba con sus cosas, las mismas cosas una y otra vez, le dí la espalda. Habré visto seis, siete películas de Allen, las primeras. es un aupertotado, ya lo creo, y un creador excesivo y verborréico. Ni me sorprende que le adorara Diane Keaton (histriónica y sobreactuada casi siempre) ni me sorprende que lo hiciera la chiflada de Mia Farrow, más contenida frente a las cámaras, gracias a Dios.

    Los americanos del este necesitan un exorcismo cada fin de semana (ya se lo proporcionaba Lenny Bruce hace una eternidad, y más tarde todos los de la tele, de Jay Leno a los de ahora) y cuando llegó Allen es como si llegara el mismísimo Mesías.

    Me agota, me aburre y no me interesa gran cosa, como no me interesan Springstein, Dylan y ninguno de los santos de la ámérica intelectual. Prefiero un daikiri en el ático-terraza del Setai, a sesenta y seis millas de la Habana (según te emborrachas en Miami, a mano izquierda)

    (Perdone Tirado, pero su cruzada contra los feos y las feas va teniendo algo de patológico. Ambos son minoría, como cualquiera en su juicio normal aceptará) y aún así, hay que tener el alma muy fea para que algo de la virtud interior no ilumine el físico poco agraciado. debe de ser Vd. un bellezón, cuando anda siempre poniendo el listón tan alto)

  10. Rectifico: hogar sí, pero internet en casa no. La ventaja es visitar estos lugares tan cultural y racialmente variados (los locutorios)

  11. Confieso que soy de los que se declaran anti-norteamericano. No soporto el egocentrismo de su gente, ni su prepotencia, ni su ética manipuladora (o manipulada), ni la iniquidad de sus poderes. No existe maligno armamento bélico (masivo o personal) que no hayan inventado y gastado estos yanquis, aunque luego prohíban su uso a los demás. Para diferenciarse, los canadienses suelen definirse como norteamericanos sin armas y sanidad gratuita. Sin embargo me derroto cuando procedente de aquél país escucho una música o veo una película o leo cierto poema (y alguna que otra cosa del buen espíritu), y comprendo que son bellos cantos a la humanidad. Y quizá W. Allen sea uno de los que contribuya a ello.

  12. En términos fisiológicos, todo lo feo debilita y entristece al hombre. Le recuerda la decadencia, el peligro y la impotencia. Ante lo feo el hombre pierde energía, que sin embargo la gana a la vista de lo bello. Le recomiendo Pancracio que se aleje de lo feo.

  13. Me he acordado de las 3 o cuatro veces que he entrevistado a Woddy Allen. La mayoría en Cannes en grupos de 4 o 5 periodistas pero tengo especial cariño por una que le hice en Madrid yo solo. Había venido a presentar una película, ya no me acuerdo cuál, debía ser hace 15 años, más o menos, y exigió que solo daría entrevistas a las revistas de cine. Y allí estaba yo el primero entrevistándole para Imágenes. ¡Qué tiempos!

  14. Señora Pineda creo que ha leído usted justo al revés el texto de Tirado, pero en fin no es cosa que vaya conmigo. Aquí el único que puede quejarse con razón de que lo tachen de feo soy yo. A la incomprensible campaña de Pancracio hay que unir ahora la patada en los güevos de Pepe. Por mí pueden seguir ladrando.

  15. Sobre seducciones,feos y W. Allen,me extraña que no comenteis nada de la pelicula “Sueños de seductor”(1972),dirigida por el muy estimable Herbert Ross e interpretada por Woody,con guion de el mismo y basada en una pieza teatral de el tambien.
    La pelicula se estrenó en España en enero de 1973 ,cuando la poblacion todavia seguia sobrecogida por el vuelo del presidente que se habia producido el mes anterior,y observaba desengañada como el Jefe del Estado,generalisimo por más señas,luchaba para desenredarse de las redes del parkinson y de la vejez.
    En una epoca de tedio y sin esperanza en el que las peliculas premiadas en festivales lejanos permanecian retenidas por una censura inamovible y devoradora de planos y secuencias,que alguien enclenque y bajito conquistara a una chica guapa mediante el ingenio de sus palabras,nos producia primero una sonrisa y luego una minima esperanza de algo que se podia producir aunque fuera una utopia.Sueños de seductor fue la primera puerta abierta en España de un cambio,aunque fuese en la parcela de la seduccion

  16. Es un honor que Boquerini haya entrado en este blog. Yo no sabía que Boquerini había entrevistado a Woody Allen. Pero ahí está. Sin embargo, sí que conservo su libro sobre Pedro Almodóvar. Boquerini es el Ciudadano Cine y como Boquerini lo conoce la profesión del cine desde hace 40 años. A mi, Boquerini me recuerda a la gran Radiocadena Española en la que trabajaban María Teresa Campos, Ana Rosa Quintana y Elvira Lindo, y Boquerini hablaba de cine o se subía a un pupitre loco.

  17. Antes de que alguien me rectifique,me rectifico yo mismo.
    Carrero no murio en diciembre de 1972,sino en diciembre de 1973.Sueños de seductor la vi en cines de reestreno un año despues.

  18. Yo pensé que Bocherini sólo hacía minuetos hasta que supe de el por la Guía del Ocio, y antes por otras revistas, probablemente Lecturas o algo así. Era el anticrítico (que conste que esto es un piropo), en el sentido de que no se le iba la pluma por esos caminos de bosque que decía Heidegger, no se relamía con su discurso, no ascendía a los cielos del conocimiento profundo y luego se dejaba caer, displicente, para soltarnos unas miguillas orientativas. Era (y es) Bocherini pan-pan y Bocherini vino-vino, la versión que más me agrada. Le he visto hace poco en you-tube (no le conocía ni había visto su foto) y parece un entrenador de fútbol de juveniles, un tío estupendo al que jamá han seducido los barnices perfumados del crítico-crítico por la gracia de Dios.

    Por favor, no se vaya Vd. quédese un rato. Como no me entusiasma Allen podemos charlar de Fellini, que a ese sí que le adoro.

  19. Don Gerundio estimado, no creo haber entendido nada al revés (aunque no me resulta nuevo ese reproche, a lo mejor soy disléxica y no lo se). Vd. encuentra a “Allen enclencle y rematadamente feo”, y como quiera que a vd. también lo vienen tachando de feo feísimo que no hay por dónde cogerlo (Pancracio) pues empiezo a pensar que alguien tenía una obsesión y esa obsesión se propagó como una gripe aviar.

    Yo sólo soy guapa unas horas al mes, aunque no de forma periódica. A veces paso meses en dique seco y luego la guapura se días y días. Y da igual lo que me ponga: si me toca fea, fea me quedo. Si me toca guapa, lo mismo. Durante las Navidades he sido la mujer más bella de mi región, y así he seguido casi todo el mes de enero, a pesar de que me he movido por media España en pijama, botas de agua y forro polar. Lamentablemente, estoy entrando en cuarto menguante ¿No le pasará a vd. igual? No se… Me gustaría ayudarle.

  20. ¿Que yo encuentro a Allen enclenque y rematadamente feo? Mi señora Perfecta me gustaría que me señalara dónde digo yo tal cosa. ¿No me estará confundiendo con otro? Doña Perfecta, no se confunda yo no encuentro belleza mayor que la del corazón y sin desdeñar la otra, que no la conozco, es usted muy hermosa. Sepa que Pancracio me llama feo no en mi condición personal, pues no conoce mi foto, sino en razón de mi nombre. Pancracio odia los gerundios y yo estoy cansado de decirle que depende de como se pongan, que los gerundios no están de adorno en la lengua, como no lo están los participios o el pretérito PERFECTO/PERFECTA. Ah, y me encanta leer las acotaciones del señor Marciano, ¿por qué será que aquí menos media docena, mal contada, todos se esconden o disfrazan tras una careta? Menos yo, que voy a cuerpo y nombre descubierto.

  21. La cuestión de fondo no está en lo feo, sino en Woody Allen. Doña Perfecta nos ha dicho muchas veces que ella va sin bragas. A una mujer así, la palabraría de Woody Allen la aburre. Ella necesita a Lars von Trier, y su última película, Nymphomaniac. Yo, que busco lucirme ante Boquerini y ante Doña Perfecta, les voy a lanzar una larga reflexión sobre las ninfómanas según von Trier. Porque si un contrtulio publicó aquí su tesis doctoral, no sé por qué yo no voy a poder explayarme sobre cine. Lars von Trier es un provocador cinematográfico. Hay quien lo considera un genio. Otros, dudan de su talento. A ‘Melancolía’, su anterior estreno -2011-, la definieron como una alegoría nihilista. Una película sensacional, llena de poesía y angustia, sobre un planeta denominado Melancolía que termina por colisionar con la Tierra. Es de esas escasas películas que contienen imágenes que se quedan grabadas en la memoria del espectador durante mucho tiempo. Tal vez para siempre. Cuando se exhibió en el Festival de Cannes, Lars von Trier, en una conferencia de prensa, bromeó con una supuesta simpatía hacia Hitler. Lo expulsaron del certamen y lo declararon persona non grata.
    El estreno de ‘Nymphomaniac’ ha estado cubierto de un extraño misterio. El estreno mundial, por orden del director, ha sido en Noruega y España, el día de Navidad. No consintió pases previos para la prensa. En la fecha típica de cintas como ‘La Sirenita’, el 25 de diciembre, Lars von Trier puso en circulación su película con la historia de una joven ninfómana atormentada que necesita acostarse con un mímino de diez hombres al día para cubrir su deseo y su desafío a la vida. Una película de cuatro horas y media de duración, que se estrena en dos partes: la primera, en Navidad, y la segunda, a final de enero. E incluso se anuncia otra versión, de cinco horas y media, especialmente elaborada por el director, que se pondrá en el Festival de Berlín y posteriormente en algunas salas comerciales.
    ‘Nymphomaniac’ no es una película sobre sexo -pese al título y las frecuentes escenas de sexo explícito-, ni sobre amor y desamor, sino sobre el psicoanálisis. Pero sobre su intento de alcanzar el arte, o de superar al propio arte, se trata de una cinta llena de convencionalismos bien adornados: la chica con una madre indiferente y un padre ensimismado que decide lanzarse a la búsqueda de sexo como un desafío al mundo. Freud hubiera descrito esta historia en unos párrafos. Lars von Trier emplea varias horas de conversación entre la muchacha y un viejo supuestamente sabio, que la recoge en la calle, herida, y que le cuenta la relación que la ninfomanía tiene con la pesca de los peces e incluso con la música de Bach. Todo excesivo, demasiado barroco, pero de un barroquismo áspero, sórdido y hueco. “El amor distorsiona”, dice la protagonista. En la segunda entrega de ‘Nymphomaniac’, el viejo seguirá hablando de pesca y ella de hombres, y Lars von Trier habrá culminado su sesión de psicoanálisis a costa del espectador.

  22. Don Gerundio, sinceridad, por favor. Dice usted que la belleza que valora es la del corazón: Efectivamente, la de los dos volúmenes que se alzan sobre el corazón femenino, a ser posible mayores que los de Pamela Anderson. Esa es la belleza que usted valora. ¿O usted prefiere ver a Elsa Pataki en un electrocardiograma o en Interviú? Usted se quedaría MIRANDO el Interviu.

  23. La prevengo Doña Perfecta. En la segunda parte de Nymphomaniac a la protagnista, que va sin bragas, le endosan 40 latigazos en el trasero. Aunque lejos de dolerle, le sientan muy bien.

  24. Señor Madriles: es fantástica esa costumbre de algunos comentaristas de hacer más larga su intervención que la del escritor del post. A mí me dan ganas de hacer otra tesis doctoral, pero voy a contenerme que ahora lo que me apetece es ponerme guapa (modestamente dicen que lo soy, aunque los años, amigo, no perdonan) para mi novio. ¡Guapa para mi novio!, qué cosa más antigua, ahora que lo pienso, pero así es. Yo también estoy con don Marciano, más que nada porque me siento un poco extraterrestre en este mundo. Y Boquerini me parece que debe ser hombre de talento y bondadoso. Es lo mejor. Y usted, señor Madriles, abrevie.

  25. Señores/ñores, gastan ustedes una densidad XXL, demasiado para una tarde laborable, parda y tibia, de invierno, tras los cristales del sur. En cuanto me despierte fresca me remango y despacho a unos y otros.

    (¿Cuarenta latigazos? Suena bien…) Aunque me parece recordar que el topic era un señor judío que se dedicaba al humor…

  26. Gerundio, claro que le confundo con otro. Usted mismo se confunde con ese otro y Dios sabe la que organiza para desentenderse de él. Nos enredamos solos.

  27. Ana R. es puro Chanel (abreviando que es Gerundio).

  28. Este galán dudoso hizo de Nueva York mi barrio, y su chica, la chica de mis sueños.
    He disfrutado con muchas de sus películas, y Blue Jasmine esta entre ellas.
    Tony Servillo es nuestro nuevo Woody Allen, una nueva criatura de Fellini. Vayan a ver la gran belleza.

  29. Guapa para mi novio. No he encontrado una idea mejor en muchos años. En todos los años que han pasado desde la última vez que hice eso mismo: ponerme guapa parami novio.

    Señor Cebolla, yo soy a Von Triers lo que Palito Ortega a Ingmar Bergman. Lo que Luis Aguilé a Borges. Lo que Georgie Dan a Arnold Schömberg, lo que Antonio Ozores a Samuel Beckett… Yo soy sin bragas porque las pierdo y porque llevo demasiados años sin lavadora. Cómo será lo mío que me siento más cerca de Isabel Garcés que de Lina Morgan. Pataky me parece un baile popular griego: el Pataky.

    Haga Vd. lo que sea para que no se vaya Bocherini. Dé Vd. un golpe de estado y eche a Don Gerundio, que va estando mayor…

  30. “voy”

  31. Venga o no venga al cuento aprovechando que se ha muerto el poeta mejicano José Emilio Pacheco les dejo, para comentario de textos, este poema del recién muerto poeta mejicano José Emilio Pacheco.

    Cuando hago el amor con Pedro
    me imagino que estoy con Carlos.
    Cuando me toma Carlos pienso en Alberto
    y si me tiene Alberto vuelve el deseo
    de acostarme otra vez con Pedro.
    Reniego siempre del que está en mis brazos.
    Por tanto ellos
    me aman con más ardor que a ninguna otra.
    Mujer, si tú me juzgas una gran puta,
    un mal ejemplo, un monstruo
    (aunque muy hermosa),
    desde luego lo acepto y estoy de acuerdo.
    Pero entonces, amiga, por favor quédate
    con la horrible miseria de que te ame
    tan solo un hombre en vez de tres o cuatro.

  32. Viene totalmente a cuento. Las muy descacharradas despotricamos del que está y del que no está. Del que vendrá, del que vino a visitar a tu bisabuela, con intenciones aviesas… Las ligeramente dementes suscribimos un feminismo retroactivo y rencoroso… Como a medida de Pacheco

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