Cuídense de William Hill

balónAprovecho que el Támesis de las apuestas mafiosas del tenis pasa por la BBC para relatarles mi cuento. Soy hombre de natural recatado, tirando a timorato, lo que me hace poco proclive a jugarme esposa, hija y casa al póker, aun así tengo mi corazoncito de azar y un cierto gusto, que es regusto, pronosticador. Tales cosas me llevaron la temporada de liga pasada a probar suerte en una de las grandes casas de apuestas, concretamente en William Hill. Me acogí a una oferta, según la cual si invertía 100 euros la casa me regalaba otros 100. Y de este modo comencé a hacer mis cautelosas apuestas, rara vez más de diez euros, casi siempre relacionadas con el Atlético de Madrid: que si ganaba, lo que daba por descontado; que si el primer gol lo conseguía Koke, que si marcaba antes del minuto diez de la primera parte, que si ganando no marcaba hasta el segundo tiempo, aproximadamente etcétera. Como no eran pronósticos arriesgados y como el Atlético ganaba más que perdía, fui consiguiendo unas modestas cifras. A veces un paso atrás, pero moviéndome en la zona próspera. Hasta que llegó el gran día. Partido Atlético de Madrid- Real Madrid en el Calderón. Lógicamente, di por vencedores a los rojiblancos, pero además hice otra apuesta a que el encuentro terminaba 4- 0 y una tercera a que marcaba algún gol Mandzukic. Salió calcado. A cinco minutos del final marcó Mandzukic, de modo que hice pleno. Había apostado modestas cantidades: 10, 5 y 2 euros respectivamente. Aun así gané casi 300 euros. Calculen el gozo por la paliza al eterno rival y el añadido de la ganancia en las apuestas. Es de no contar.

Fui cuadrando las apuestas de manera que terminé la temporada justo con 300 euros a mi favor. Y fue ese el momento en que decidí recuperarlos. Algo me hacía presentir que me regatearían cien euros: los que me regalaron de entrada. Podía entenderse que era un préstamo para jugar. Pero no ocurrió así, sino que ateniéndose a no se sabe que recóndita y leonina cláusula, según la cual tenía que haber hecho no sé qué número de movimientos, se negaron a reembolsarme mi dinero. Mail va, mail viene. Amenaza de ir a los tribunales y ellos que se la trae al fresco. Como quiera que mi mujer es abogada, y no me cuesta nada meterme en pleitos, decido hacerlo, más que nada por la rabia y la impotencia que da un timo que supone un fraude y un engaño al niño que es uno y que es quien jugaba a la cosa. Pero como los asuntos de juzgados van despacio, hartos ya de idas y venidas, de papeleos y zarandajas, a la altura de julio decidimos abandonar el empeño, perder el pulso y no seguir envenenándonos con asunto tan lamentable. Echen un vistazo en Internet y verán que tanto William Hill como otras casas gemelas están llenas de quejas y denuncias por lo que es una constante tomadura de pelo, un engaño consentido. Estas marcas de apuestas están radicadas en Gibraltar y en otros puntos sin ley y son las que alimentan en buena medida a los programas deportivos, en lo que es un inmenso engaño masivo. Que las apuestas llevan en sí mismas un grado de adulteración de las competiciones me parece evidente. Que sea territorio de las mafias internacionales, como parece que ha ocurrido en el tenis, tampoco me extraña. Modestamente, y en lo poco que yo puedo hacer al respecto, recomiendo a mis amigos lectores y a sus conocidos que no caigan en la tentación de darles un euro a esta gente. Sé de lo que hablo. Al menos, sé que William Hill no toca, sino que mancha todo lo que toca. Ese era el cuento del día.

8 Responses to “Cuídense de William Hill”

  1. ¡Qué vergüenza! Estamos vendidos los ciudadanos y consumidores.

  2. Una cosa muy similar me ocurrió a mí, curiosamente también con esta misma gentuza de William Hill. Ellos verán si les compensa sostener el negocio a través de la mentira. Por lo que a mí respecta,solo puedo expresar mi rechazo y desprecio a estos tipos sin escrúpulos. Tengan la seguridad de que no volveré a apostar un sólo euro ni en esta ni en ninguna otra fábrica de apuestas y embustes. ¡Mala gente que camina!

  3. Sí, mala gente que camina y va ensuciando la tierra..
    Comparto tu cabreo, amigo Juan-Antonio, pero creo que no deberías arrojar la toalla.
    Aunque solo fuese una denuncia a Consumo, es importante que estas mafias acumulen quejas y reclamaciones para que, seamos optimistas, alguien alguna vez se digne tomar medidas legales contra el abuso y la tomadura de pelo
    A mí, la verdad, es difícil que me pillen en algo así. Porque me divierten las partidas de cartas, los juegos de mesa…siempre que no haya dinero de por medio. Todo lo más, quién paga los cafés o la copa.
    Antaño sí que jugué mucho a las quinielas, pero dejé de hacerlo por el conflicto que me generaba entre la razón (que me aconsejaba poner la equis en las casillas “correctas”) y mi corazón (que me animaba a apostar siempre por los equipos con que simpatizo y a dar como perdedores a los que ya te puedes imaginar). Yasí no hay manera.

  4. Eso te pasa por apostar contra El Real Madrid. Seguro que tu dinero se lo quedó Florentino (que debe ser el mayor accionista de William Hill) para pagar el aumento de la ficha de Sergio Ramos.
    Otra posibilidad es que la empresa sea una tapadera del atleti y el dueño sea Hill Marín.😀😀😀.

  5. De más joven me gustaba jugar al póquer hasta que unos “catetos” me desplumaron. Nunca entendí ni olvidaré que a mi póquer de ases le saliera una escalera de color, tampoco las risitas de la “peña”. Me alejé de aquél ambiente.Creo que desde sus inciertos inicios el hombre y el juego han coexistido con mayor o menor fortuna. No me extrañaría que antaño se jugasen a las tabas el mejor agujero de la caverna. El hombre no puede vivir sin juego porque no puede vivir sin esperanza. Como decía la Zambrano: “La esperanza es la substancia de nuestra vida, por ella somos hijos de nuestros sueños, de lo que no vemos ni podemos contemplar”. No sea ingenuo mesié Tirado, detrás del juego, del amor, del trabajo, de la vida, siempre hay otro que se aprovecha de uno. Ante todo recuerde las palabras de un gran perdedor: “El caballero autentico, aunque pierda cuanto tiene no debe alterarse”(“El jugador”, Dostoievski). Siga jugando si le apetece.

  6. Juego, soy homo ludens, me encanta apostar contra la nada, contra el destino, casi nunca a favor de corriente. Juego a la oca, ese milagro que nos legaron los egipcios, creo, y al chinchón si dan cartas. Pero, amigo Macaón, con WILLIAM HILL va a jugar la señora madre de los señores accionistas de WILLIAM HILL. Yo que tú tampoco lo haría, esta gente es mala gente. Por cierto, me contó un amigo que su padre se ganaba la vida como tahúr en un trasatlántico que cubría la ruta de Sevilla con las Américas. Eso es arte y no las malas artes de estos tipejos de William no sé cuanto.

  7. Genial que se comenten estas estafas. Gracias.

  8. He estado por decir que te lo tienes merecido, pero me reprimo, porque cualquiera puede caer en manos de desaprensivos. Creo que aunque hubiera vivido tres vidas no se me hubiera ocurrido apostar en estas casas, Bet 365, William Hill, etc, que nunca me han dado buena espina, de manera que no me extraña que sean auténticas casas de ladrones.

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