LA VIDA SIN FÚTBOL

wanda1080

                                                                                                                                                                                                                                          A Robinson

¿Se puede vivir sin fútbol? Claro que sí, pero la vida con fútbol, para los que nos gusta el fútbol, es más divertida. Estas semanas no lo hemos echado de menos, porque el espectáculo que nos ofrece la realidad, en su dramatismo, es tan sorprendente que hemos cambiado todos los muebles mentales de sitio. Encerrados en nuestras casas, recluidos en nuestras casillas personales, vivir se ha tornado algo tan original que no hemos añorado los vaivenes de la pelota. Al menos, quien esto escribe. Cualquier verano, después de un mes sin liga, uno arde en la impaciencia de que regrese el fútbol oficial, y, entre tanto, se compra el “AS” o el “Marca”, buscando los fichajes con los que hacer más llevadera la espera. Esta brusca ruptura de temporada en medio de la temporada ha sido otra cosa. De pronto, tras el glorioso triunfo del Atlético de Madrid en Liverpool, tuve la sensación de que ingresábamos en un nuevo universo, en el que nos habíamos quedado sin teatros, sin paseos, sin bares, sin música en directo y, por supuesto, sin fútbol. Solo contábamos con la vida al desnudo, amenazada por la muerte, y con el desierto a través de la ventana, salvo un respiro a las 20 horas de aplausos solidarios y las diversiones con maquinitas del interior de las casas.

Pero de todo cansa uno, y hasta al toro del miedo acaba viéndolo menos astifino, así que empachados de libros, de series y películas, y los muy viciosos de comparecencias del presidente, sus ministros, sus vicarios y su Simón, sin don, el fútbol se anuncia para junio, y aunque será sin público, un invento raro, seguro que bate registros de audiencia televisiva. Paco González que ha hecho un extraordinario “Tiempo de juego” en la COPE, diez horas sábados y domingos, hablándolo todo de la vida y apenas nada, por incomparecencia, del balompié (también el “Carrusel deportivo” de la SER y el “Radioestadio” de Onda Cero, pero ninguno con la extensión, intensidad y maestría de Paco González) podrá volver, con los suyos, a cantar goles y la vida adquirirá otro color, como de primavera reinventada, de “nueva normalidad”.

¿Cómo será el fútbol sin público? Está por ver, pero así, de entrada, se me antoja que se acabarán las sorpresas y ganará por lógica el que mejor plantilla tenga. El Leganés le puede ganar, y le ha ganado en ocasiones, al Madrid y al Barcelona, con su estadio convertido en olla a presión, con la emoción a flor de piernas y las cabezas de los jugadores efervescentes. Que eso ocurra sin público es más extraño. Será un fútbol más académico y más previsible. Por tirar para casa, al Atlético de Madrid le resultará más complicado eliminar al Barcelona o al Bayern, o al Chelsee, sin las gradas reventonas y sin Simeone como director de una orquesta deslumbrante. Y, digo más, el Atlético, y otros, no solo se crecen cuando tienen el público a favor, sino que también pueden conseguir la gesta con un graderío enemigo, que le vitamine de emociones. Sin público no creo que hubiera eliminado al Liverpool en Anfield. Pero, en todo caso, se jugará, si se juega, como se pueda y será una experiencia divertida asistir a la reinvención de un deporte poco dado, en su larga historia centenaria, a las novedades y que en las dos últimas temporadas ha incorporado algo tan original como el Var.

 

P.D. En el anterior post incorporábamos una selección de greguerías de Ramón Gómez de la Serna. El asunto tenía trampa. Las greguerías no eran de Ramón sino de Macaón, que ha pasado con éxito la prueba de lectores tan cultivados como los de “El país de Alicia”. Solo en el comentario de doña Perfecta quise notar alguna reticencia, que ella podrá confirmar o desmentir. De todas las greguerías, hay dos que sí son de Ramón. ¿Cuáles? Se admiten apuestas.

17 Responses to “LA VIDA SIN FÚTBOL”

  1. No sé si son originales o falsificaciones excelentes, pero mis preferidas son la uno y la diez. Un abrazo

  2. Quiero decir al sr. Macaón que se deje de imposturas, que él sabe muy bien que una de las greguerías que dice haber compuesto es, en realidad, obra de Ramón en homenaje a mi abuela, una de las pioneras del balompié femenino en Argentina. Martina fue miembro del Río de la Plata, primer club de fútbol femenino en Buenos Aires y llegó a jugar en la antigua cancha de Boca. Los diarios nacionales La Vanguardia y la Crítica se hicieron eco del acontecimiento. MI papá, que es un venerable anciano, está indignado con el sr. Macaón y me ruega que le comunique que “la greguería de marras” es fruto de la admiración que Martina despertaba en Don Ramón cuando veía a esta correr por el campo en ropa deportiva.

  3. Leche sin lactosa, café descafeinado, chuletones de tofu, bares sin barra y fútbol sin público.
    Ya nada es lo que era, doña Pilar, a donde vamos a llegar.
    La gente conoce parejas por medio de aplicaciones, por que si lanzas una sonrisa, puede ser agresión. Las casamenteras, pues al paro y a las Celestinas un ERTE.
    Pues eso, los buenos se mueren y nuestros mayores y….
    Va por usted maestro Robinson
    El mundo del revés.

  4. Se me olvidó decirte lo de las greguerías… Ja,ja,ja… Porque, además, casi me las sé de memoria. Y pensé: “un momento… aquí hay trampita”.

  5. En contra de lo que piensa mi gemelo, Perfecto, yo creo que el fútbol no va a regresar. Pero, no es que piense que no va a volver ahora, en junio, que eso por supuesto que no, ni aquí ni en ningún otro país. De lo que yo estoy convencido es de que el fútbol es un fenómeno anterior al confinamiento, previo al virus, y que con la llegada de la Covid-19 se murió la rabia pelotera. ¿Alguien se imagina una melé de jugadores agarrándose a la espera de un córner, mientras las gotitas de sudor y los salivazos de los futbolistas forman una lluvia fina. El mundo que viene, poco tendrá que ver, con el que se fue y el fútbol continuará, no digo que no, pero en la imaginación de quienes lo amaron y en su prolongación celestial en la Play. Lo demás, cuentos chinos (perdonen la alusión).

  6. ¡Necesito el fútbol, lo es todo en mi vida, llevo el fútbol en las venas! Vociferaba un gallito tertuliano enclaustrado en una habitación. El fútbol y la religión son el opio del pueblo, creo que decía un comunista. ¡Encanado hasta las uñas de los pies moriré deseando fútbol! (esto lo invento yo). Deseo de fútbol. ¿Qué es el deseo? ¿Una esperanza? Es como una pregunta sin respuesta. Como una ausencia a rellenar. El deseo no está en ninguna parte, sólo atiende al clamor de la sangre, aunque vibra, canta, llora y bufa por todos los sentidos. El fútbol consigue que nos unamos al artificio de la eternidad. Yo me conformo con ver algún antiguo partidillo que retransmite el Real Madrid en su canal, de esos que siempre salía triunfante. Suerte a los futboleros, ya falta poco.

  7. Mira, Gerundio, antes o después el fútbol volverá como ha vuelto Sin Reflejo, con todo su talento, a dejar su comentario aquí. La vida es el eterno retorno de lo idéntico, que decía Nietzsche. Todo vuelve, y algún día volverá a ponerse de moda el sombrero de gánster y de Bogart. Y puede que vuelva hasta la mitificación del hecho de fumar, pero eso ya no lo veremos ni tú ni yo, gemelito mío. Por cierto, Macaón es un talento y aquí todo el mundo se ha tragado el embuste, por más que diga Carolina que ella se dio cuenta de la “trampita”. Voy a hacer mi apuesta. Las dos greguerías de Ramón falsamente atribuidas a Macaón son la primera, la del agua y la memoria, y esta otra: “El grito del loco asusta al tiempo”.

  8. Excelente, compi. Me ha despistado el título, porque pensaba que me iba a encontrar un “in memoriam” dedicado a Michael y de lo que su figura ha significado para éste su país de acogida. Yo, no siendo futbolero, me quedé en shock con su muerte, creo que pocas figuras concentran un consenso tan amplio de admiración y cariño. Y como comunicador era un crack, a la altura de los grandes, en ese reducido Olimpo en el que sigue destacando el gran Félix Rodríguez de la Fuente.

  9. Bonito comentario sobre don Robinson y el final de temporada tan raro y condicionado de la liga. Cuídate amigo!!

  10. De todos los espectáculos que han heredado la estructura del circo romano (una arena central rodeada completamente por público) creo que hay pocas dudas de que el fútbol ha sido el que mejor se ha adaptado a su retransmisión televisiva, que implica una topografía bastante diferente. Hasta tal punto se da ese maridaje que, según creo, en los estadios de los equipos importantes hay enormes pantallas donde se repiten las jugadas y se proyectan planos cortos de los jugadores y planos medios del juego: el público va al campo a participar en un ritual colectivo pero exige la retórica audiovisual en la que está entrenado. Como bien lo ha entendido Simeone (y el independentismo catalán), el público que asiste al estadio es parte de la escenografía del espectáculo. Particularmente, creo que los partidos sin público implicarán un cambio en algún aspecto menor, como que las cámaras centrales, las que llevan el juego, se sitúan más arriba, donde eso sea posible, para que se vea menos grada, y la presencia sonora de los comentaristas será todavía mayor, para tapar el “estruendoso silencio”. Pero creo que nos acostumbraremos en seguida. El fútbol va a seguir existiendo (y el público volverá a los estadios), pasará como con el porno tras el SIDA, se exigirán certificados médicos de que los jugadores no tienen el COVID. Otra cosa que pueda pasar es que las federaciones pierdan poder y los grandes clubes, con el ideólogo Floro a la cabeza, den el golpe que llevan tiempo buscando y consigan montar su liga a lo NBA.
    Última reflexión, para que opinen los aficionados a la tauromaquia, con Juan Antonio a la cabeza: tengo la impresión de que las corridas de toros aguantan mal su traslación a la bidimensionalidad del televisor (de hecho, se diría que sólo son noticia cuando el toro cornea al torero, esto es, cuando la faena acaba mal), lo que podría ser una de las razones de su declive.

  11. El fútbol es más que nada un deporte de cochinos, no hay más que ver a Sergio Ramos lanzando lapos y las cámaras regocijándose en esos gloriosos desahogos del genio. Bueno, y quien dice Sergio Ramos, que es un decir bien dicho, dice montones de jugadores más. El fútbol no va a acabar, desengáñese, don Gerundio, pero a lo mejor esto del coronavirus tiene de bueno que elimina los escupitajos, porque en cada gargajo de Ramos deben viajar millones de covid-19. No es el único que escupe, pero nadie lo hace con la contundencia y el aire de no romper un plato del camero. Ah, y mi aplauso unánime y más allá de las estrellas para Michael Robinson, él sí que era un caballero del balón redondo.

  12. La seis y la nueve parecen de Ramón Gómez de la Serna. Si no son de su factura, le habría gustado que lo fueran

  13. “Última reflexión, para que opinen los aficionados a la tauromaquia, con Juan Antonio a la cabeza: tengo la impresión de que las corridas de toros aguantan mal su traslación a la bidimensionalidad del televisor (de hecho, se diría que sólo son noticia cuando el toro cornea al torero, esto es, cuando la faena acaba mal), lo que podría ser una de las razones de su declive”. Comparto la argumentación de Abbas Contadas, tanto en este punto en que requiere mi opinión, como en el resto del comentario, que me permitirá calificar de lúcido. Difiero en la conclusión: la dificultad para “la traslación a la bidimensionalidad del televisor”, que es una evidencia, garantiza su vitalidad y su potencia como espectáculo genuino. Le ocurre lo mismo al teatro, dos fenómenos imposibles de piratear, porque llevados al televisor pierden buena parte de sus propiedades. De ahí que antes de la pandemia, la gente cada vez saliera menos al cine, pero llenara los teatros. También los toros, durante un mes completo, día tras día, llenaban la plaza de las Ventas durante los sanisidros. Hasta que llegó la Covid y mandó parar.

  14. Me aburre el fútbol y los toros. La verdad que ahora mismo me aburre todo, hasta escribir esto,

  15. Verán, entre los días que llevo desentrañando el misterio de las fases, y la distimia provocada por la primavera (la distimia es una forma menor de depresión), no he encontrado momento para entrar aquí y dedicarle a Michael las palabritas que dije a Tirado que escribiría.

    Pero resultase que, entro, y esto es melting pot de cometarios de fútbol, de toros, de que si las greguerías chachis son la 4 la 10, o la de más allá. Ni rastro del obituario sentido, inteligente y generoso que esperaba. Michael Robinson fue un hombre genial sin necesidad de ser un genio en nada. He leído hace poco que fue un futbolista más, tampoco un crack, pero que no fue un comentarista deportivo más, cosa de la que no se si estoy segura, Fue un comentarista eficaz, original y carismático, pero ha habido bastantes así. Lo que no es tan frecuente, ni en el fútbol ni fuera de el, es esa luz natural permanente, visible día y noche, reconstituyente, cálida, germinativa… Robinson emitía luz, calor y vitamina D, que ahora nos hace tanta falta. Era el único inglés adorable, totalmente adorable, que han conocido los tiempos. Cordial, sin retranca, inteligente, sin manierismos ni exhibiciones de inteligencia prescindibles. Tan chisposo, rápido y vacilón como respetuoso y elegante. Sabía una barbaridad de fútbol, pero, ya lo he dicho, hay muchos periodistas, comentaristas, entrenadores, y hasta aficionados respetables, no los que ya sabemos, que también saben mucho de fútbol. El mismo Pedrerol, que fue su compañero de baile en aquel inolvidable “Día después”, también sabe de fútbol. Pero Pedrerol tiene un gen malote, como de maltratador de becarios, y Michael era un ángel. Un ángel cachondo y pudoroso de su angelitud hasta el punto de no dejarla salir, pero salía. Y también un diablillo, un cabroncete del lenguaje, de la mirada, de la sonrisa ¡Y qué sonrisa! Una vez contó que, haciendo el amor con su mujer (¿con quién si no?, uno no se lo imaginaría de adúltero en todos los días de la eternidad), sonó el teléfono y. resultó ser su gestor: Que si te están revisando la declaración, que si te va a caer una paralela, que mañana si eso vienes a verme y lo miramos… y mientras tanto, el, en pelota picada y previsiblemente empalmao, aunque lo de la paralela debió de ser un jarro de agua muy fría y muy deserectante.Yo le adoraba y le adoro. Su muerte ha sido un gol feo, traicionero, tramposo, fuera de tiempo. Un gol hijoputa.

  16. ¡Ole, Pilar Pineda! ¡Qué 419 palabras tan bien puestas!

  17. Muchas gracias, tocayo. El caballero lo valía.

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