¿Habriaqueísmo?… ¡despierta!
La Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, del Papa Francisco, nos ofrece perlas para la reflexión, la oración y sobre todo para la acción. Es algo que tenemos que apuntar en este mes misionero por antonomasia, Octubre, también conocido en todo el mundo como el Octubre Misionero. Vivir intensamente este mes es hacer realidad el dinamismo misionero, que nos hace superar situaciones concretas de la pastoral que se encuentran ancladas en términos, expresiones y acciones.
En este sentido es interesante el neologismo que utiliza el Papa Francisco en el número 96 de Evangelii Gaudium: habriaqueísmo. Una expresión que no tiene cabida en la acción misionera, que no tiene sitio en la pastoral misionera, que no debe tener lugar en la Iglesia.
Dice el Papa Francisco: “En este contexto, se alimenta la vanagloria de quienes se conforman con tener algún poder y prefieren ser generales de ejércitos derrotados antes que simples soldados de un escuadrón que sigue luchando. ¡Cuántas veces soñamos con planes apostólicos expansionistas, meticulosos y bien dibujados, propios de generales derrotados! Así negamos nuestra historia de Iglesia, que es gloriosa por ser historia de sacrificios, de esperanza, de lucha cotidiana, de vida deshilachada en el servicio, de constancia en el trabajo que cansa, porque todo trabajo es «sudor de nuestra frente». En cambio, nos entretenemos vanidosos hablando sobre «lo que habría que hacer» —el pecado del «habriaqueísmo»— como maestros espirituales y sabios pastorales que señalan desde afuera. Cultivamos nuestra imaginación sin límites y perdemos contacto con la realidad sufrida de nuestro pueblo fiel”.
“Habría que hacer”, “habrá que hacer”, “lo que habría que hacer”,… pero finalmente, ¿qué hacemos?, ¿qué convertimos en “estoy haciendo”?, ¿en “estamos haciendo”? Ese futuro que usamos tantas veces en nuestros planes pastorales únicamente recogen el sentido de derrota, de no querer actuar, no querer mojarse, de no querer comprometerse. Lo importante no es el “habría que hacer” sino el “estoy y estamos haciendo” para vivir la Iglesia misionera.
Lo dice con gran energía el Papa Francisco: “¡Cuántas veces soñamos con planes apostólicos expansionistas, meticulosos y bien dibujados, propios de generales derrotados!”. Encontrándonos ahí en el pecado del “habriaqueísmo”, en la vanagloria, en el “entretenimiento vanidoso”, en la tendencia a la mundanidad espiritual, que es una de las alertas que nos presenta el Papa Francisco.
Practica el “habriaqueísmo” quien pierde el contacto con la realidad, quien señala desde afuera, quien no se compromete y tampoco siente pasión por el pueblo y por la misión. Asume el “habriaqueísmo” quien mira desde la barrera, quien opina de lo que habría que hacer, sin trabajar hombro con hombro.
El “habriaqueísmo” evita la Iglesia en salida, ataca a la Iglesia misionera, no se mancha las manos, alejándose siempre de la realidad. Parece que nos incorpora un sedante para que afrontemos de manera adormecida nuestra acción pastoral.
Frente a ello, ¿qué hacer? El DOMUND 2017, en España, nos hace una indicación que nos puede ayudar: “Sé valiente, la Misión te espera”. El “habriaqueísmo” se supera siendo valientes, siendo capaces de salir, sintiéndonos, reconociéndonos y viviendo como “Discípulos misioneros”.
Se vence el miedo cuando se está en movimiento, se vence el miedo cuando se vive el dinamismo misionero, lo que provoca que superemos la mundanidad espiritual. Se vence el “habriaqueísmo” viviendo la Misión. ¡Vive la Misión!, ¡vive el DOMUND!
Frente al habriaqueísmo… ¡despierta!
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