12000 en el octubre misionero
Podría parecer una cifra más. Alguno pensaría que estaríamos hablando de una nueva cota del montañismo, cuando realmente están situadas en torno a los 8000 metros. Quizá imaginaríamos que son datos de empleo o desempleo, ofrecidos en alguna reciente rueda prensa. ¿Algún dato económico más?, ¿alguna referencia de la marca España?, ¿algo destacable de nuestro país?
Cuando, en el día a día, las noticias pasan tan rápidas, cuando todo se vuelve una mirada a lo inmediato, en ocasiones es más difícil acercarnos a las cifras que verdaderamente importan. Y no son las de actos y eventos organizados, tampoco, durante el mes de octubre, con motivo del DOMUND. Menos aún nos referimos a las colectas y la cantidad económica alcanzada en cada diócesis. ¡Para nada!
12000 es un número lleno de vida. 12000 es un número lleno de Evangelio. 12000 es un número que identifica, como ninguno otro, la acción evangelizadora misionera de la Iglesia Española. 12000 es el número de misioneros y misioneras que España tiene repartidos por todo el mundo. 12000 son los hombres y mujeres que proclaman por todos los rincones del mundo a Jesucristo, al Evangelio.
12000 es el número que muestra la autenticidad del Evangelio, cuando te acercas y comprendes el trabajo que todos y cada uno de ellos realizan en los territorios de misión. Son los hombres y las mujeres que se encuentran a la vanguardia de la acogida, de la eliminación de las fronteras, para hacer presente a Jesucristo que nos acoge con sus brazos y mirada misericordiosa.
12000 es el número que da explicación al octubre misionero, con raíz y sentido en el Evangelio, donde de manera especial acompañamos con la oración y la cercanía espiritual, con el entusiasmo misionero de todos los que nos sentimos tocados y traspasados por el Evangelio.
El Papa Francisco, en la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, expresaba en el número 45 unos rasgos del trabajo del misionero en la acción evangelizadora misionera de la Iglesia que puede ayudarnos a todos:
“Vemos así que la tarea evangelizadora se mueve entre los límites del lenguaje y de las circunstancias. Procura siempre comunicar mejor la verdad del Evangelio en un contexto determinado, sin renunciar a la verdad, al bien y a la luz que pueda aportar cuando la perfección no es posible. Un corazón misionero sabe de esos límites y se hace «débil con los débiles […] todo para todos» (1 Co 9,22). Nunca se encierra, nunca se repliega en sus seguridades, nunca opta por la rigidez autodefensiva. Sabe que él mismo tiene que crecer en la comprensión del Evangelio y en el discernimiento de los senderos del Espíritu, y entonces no renuncia al bien posible, aunque corra el riesgo de mancharse con el barro del camino.”.
Precisamente por ese riesgo de mancharse con el barro del camino podemos entender más el lema que este año posee la Jornada Mundial de las Misiones (DOMUND) en España: “DOMUND cambia el mundo”, de la que escribo en las páginas de la Revista 21.
12000 testimonios a los que se acercarse durante el octubre misionero, 12000 testimonios que verdaderamente cambian el mundo. 12000 hombres y mujeres cuya centralidad y esencia es Cristo. 12000 misioneros que necesitan de tu ayuda. ¡Colabora con el DOMUND, colabora con las 12000 razones que se multiplican hasta el cielo!
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