Los testimonios: clave para el Mes Misionero Extraordinario
El Mes Misionero Extraordinario, convocado para el Papa Francisco para el próximo mes de octubre 2019, nos está haciendo replantear muchas cuestiones en el ámbito de la pastoral misionera.
Es una oportunidad, un nuevo soplo del Espíritu Santo, para que hagamos resplandecer la animación misionera en cada una de nuestras diócesis, reconociéndonos como “Bautizados y enviados: la Iglesia de Cristo en misión en el mundo”.
Las Obras Misionales Pontificias y la Congregación para la Evangelización de los Pueblos están poniendo a nuestra disposición materiales que nos pueden ayudar a la preparación del Mes Misionero Extraordinario, como son:
- Página Web, ya con versión en español, cuya dirección web es http://www.october2019.va/es.html.
- Guía para la preparación y vivencia del Mes Misionero Extraordinario, cuya versión en español se puede descargar en http://www.october2019.va/content/dam/october2019/documenti/la-guida-mmsott2019/Interno_SPA.pdf.
Pero no debemos olvidar que únicamente son “herramientas”, “medios”, que nos facilitan el trabajo, pero nunca son finalidad en sí. Puede parecer una afirmación muy evidente, pero en estos meses, semanas, de preparación puede que la expresión “tenemos que hacer” sea la excusa para encontrarnos un poco maniatados en la vivencia misionera.
Una de las claves para poder entender la centralidad del Mes Misionero Extraordinario lo encontraremos en los testimonios. Presentar testimonios que nos hagan vigente la dimensión misionera de nuestro Bautismo, como la luz que hoy día necesita nuestro mundo, ofreciendo pasos de santidad que den vida y belleza al mundo.
El testimonio nos hará impulsar la renovación misionera que la Iglesia está demandando en estos momentos. No son titulares ni esquemas cuadriculados, al contrario, es la propia vivencia del discipulado misionero que hoy nos debe llevar a anunciar constantemente, y en todo lugar, la Alegría del Evangelio.
Es así, el testimonio misionero nos refuerza en la renovación de nuestra misión, la misión del Bautismo, la misión de nuestra vida cristiana. Cuestión que debe ayudarnos para que en nuestros planteamientos de actividades del Mes Misionero Extraordinario hagamos del testimonio una cuestión prioritaria, no secundaria.
La propia Guía del Mes Misionero Extraordinario, en su segunda parte, nos presenta diferentes “testigos de la Misión”, convencidos de que “la santidad es el rostro más bello de la Iglesia” (Gaudete et exsultate, 9). Vidas de santidad que nos acercan a la vivencia más plena de la naturaleza misionera de la Iglesia.
Además, ¡cuánto bien hacen los testimonios de nuestros misioneros! Debemos tenerlo en cuenta en la preparación de nuestras actividades, lograr que en cada parroquia, cada arciprestazgo, cada vicaría, en cada comunidad cristiana pueda existir un testimonio misionero.
Será el que ayude a resplandecer la mirada misionera, será el que ayude a remover en cada discípulo misionero su vocación particular, será, en definitiva, los más necesarios dentro de nuestra planificación del Mes Misionero Extraordinario.
No tenemos que desesperarnos. Tampoco entrar en una fase de planificación excesiva. Tenemos que ser capaces de vivir con intensidad el Mes Misionero Extraordinario, haciendo que el discipulado misionero sea realmente nuestro compromiso cristiano. Como señala el Papa Francisco, en la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, numeral 279:
“Como no siempre vemos esos brotes, nos hace falta una certeza interior y es la convicción de que Dios puede actuar en cualquier circunstancia, también en medio de aparentes fracasos, porque «llevamos este tesoro en recipientes de barro» (2 Co 4,7). Esta certeza es lo que se llama «sentido de misterio». Es saber con certeza que quien se ofrece y se entrega a Dios por amor seguramente será fecundo (cf. Jn 15,5). Tal fecundidad es muchas veces invisible, inaferrable, no puede ser contabilizada. Uno sabe bien que su vida dará frutos, pero sin pretender saber cómo, ni dónde, ni cuándo. Tiene la seguridad de que no se pierde ninguno de sus trabajos realizados con amor, no se pierde ninguna de sus preocupaciones sinceras por los demás, no se pierde ningún acto de amor a Dios, no se pierde ningún cansancio generoso, no se pierde ninguna dolorosa paciencia. Todo eso da vueltas por el mundo como una fuerza de vida. A veces nos parece que nuestra tarea no ha logrado ningún resultado, pero la misión no es un negocio ni un proyecto empresarial, no es tampoco una organización humanitaria, no es un espectáculo para contar cuánta gente asistió gracias a nuestra propaganda; es algo mucho más profundo, que escapa a toda medida. Quizás el Señor toma nuestra entrega para derramar bendiciones en otro lugar del mundo donde nosotros nunca iremos. El Espíritu Santo obra como quiere, cuando quiere y donde quiere; nosotros nos entregamos pero sin pretender ver resultados llamativos. Sólo sabemos que nuestra entrega es necesaria. Aprendamos a descansar en la ternura de los brazos del Padre en medio de la entrega creativa y generosa. Sigamos adelante, démoslo todo, pero dejemos que sea Él quien haga fecundos nuestros esfuerzos como a Él le parezca”.
La misión es vida. El Mes Misionero Extraordinario lo vuelve a recordar. Dejemos de insistir en nuestras excusas permanentes para centrarnos en la gran oportunidad de ponernos en estado permanente de misión. ¡Es el momento que necesita la Iglesia! Pongámonos siempre en camino misionero.
Discussion area - Dejar un comentario