Valdano y el Ferrari
Jorge Valdano ha dado órdenes a los jugadores del Real Madrid para que a partir de ahora todas las entrevistas sean canalizadas por el departamento de comunicación del club. Valdano es un mortal dotado por los dioses con el don de la cursilería, al que la boca se le hace agua con la palabra libertad, teniendo como tiene alma de acusica de internado. Si a uno se le encuentra en su biografía conviene recordar que este hombre engominado, aseado y relamido fue el que puso en las puertas del Bernabéu a Vicente del Bosque, quien en cuatro temporadas había ganado dos Champions, dos Ligas, una Intercontinental, una Supercopa de España y una Supercopa de Europa. No es magro balance, pero Valdano convenció a Florentino (el “ser superior” glosado por Butragueño) de que don Vicente no daba el tipo, que no vestía el traje. En feliz metáfora vino a decir que el Madrid galáctico con Del Bosque era como un Ferrari conducido por un taxista. Dicho y hecho, piloto nuevo: Del Bosque a la calle y al banquillo del Bernabéu un elegante portugués, muy british, Carlos Queiroz, con el que empezó el derrumbe de la primera era galáctica de Florentino: media docena de entrenadores y tres temporadas sin un solo título.
En los años 80, con algunas excepciones, este era un país de futbolistas que no leían ni a Marcial Lafuente Estefanía, de modo que la llegada desde Argentina de Jorge Valdano fascinó a los periodistas y a la afición más cultivada. No era difícil dejarse seducir por su dulce retórica dorada, yo mismo he sido fan suyo. Quienes le han atacado sin piedad, entre ellos bastantes madridistas, supieron ver antes que los demás la impostura de este poeta del césped. Hay frases suyas extraordinarias. Verbigracia: “Muertas las ideologías, el mundo quedó en manos de gente práctica que anula cerebros bajo montañas de nada”. O bien: “¿Un rival sin interés atacante? Es como intentar hacer el amor con un árbol”. O: “Para los jugadores pequeños el cuerpo es geografía de escamoteo, nunca un lugar de colisión.”
Estoy convencido de que el dilecto sofista blanco seguirá dándonos tardes y frases de risa y gloria. Reconozcamos que es un tipo original. ¿A quién si no se le podía haber ocurrido fichar a un árbitro, Megía Dávila? A nadie se le escapa que no puede haber maldad en un acto tan obvio, tan tonto y desafortunado. ¡Ah, cuando vengan mal dadas y al “así, así gana el Madrid” se le una un estribillo con “Mejía Dávila” de forzada rima! Ahí tienen a don Jorge, alimentando la leyenda negra. ¡Alma de cántaro!
Mbt zapatos Sin embargo, todas las flores, mucho tiempo, y claro del amor, las parejas, el amor era más le gusta, entonces, no sé, este amor, como tú, de pie de la ventana, mucho tiempo sin volver a todo color , el mundo está infectado con un halo blanco abierta tus lágrimas, no te vayas, no separado de la ventana abierta en los pensamientos en el mar no puede—Mbt zapatos