Los que amamos tanto a Sabina

 

imagesMadrid era entonces, aproximadamente, un espejismo en el que se coló Sabina con su corazón armado hasta los dientes, con el alma en vena y la nariz centrífuga del soñador despierto que cree haber encontrado el secreto del éxito. Lo había encontrado, lo tuvo desde siempre, o desde algún momento indefinido de su adolescencia desabrigada en Úbeda, o del exilio romántico y trucado en Londres, allá donde le nacieron algunas de las canciones con las que habría de tomar la capital de la Movida, como el guerrillero astuto, enamoradizo y embustero que era. En aquella patria donde el humo no estaba liberado y las noches acababan a las diez de la mañana, pongamos, un poner, que Sabina empezaba a ser un tipo con mucho corazón y pocos escrúpulos, con ingenio y poesía de artista callejero con muy buena letra. En Rockola las princesas se pinchaban en los urinarios y en el cruce de calle Melancolía con el bulevar de los sueños rotos el verso se iba tornando de un canalla generacional color rosa claro, apto para muchachas con la frente muy alta, la falda muy corta y la lengua muy larga.

 En aquellos tiempos lunáticos y febriles, Fernando García Tola era o podía ser presidente de algún islote de fantasía y Sabina ponía las copas y las canciones con su guitarra desafinada y su cara flacucha de príncipe trepa, ansioso por empezar a comerse el mundo. Compone con Juan Antonio Muriel, “Princesa”, que acabaría siendo su canción más legendaria, el himno que sintetiza una época con más heroína que héroes. Por las venas con grumos del jienense corren y se atropellan la ginebra descocada, la coca desleída y el infierno poético de Rimbaud con arreglos felices. El caso es que los años han pasado muy rápido y Sabina se ha ido convirtiendo en una fabulosa máquina de vender discos, antídoto perfecto contra cualquier crisis o ataque de red pirata. Lástima que sus discos sean cada vez peores, o al menos así me lo parece a mí. Sabinómano irreductible como soy me duele escuchar este último vinagre y rosas y no ser capaz de encontrar en él una canción redonda, una melodía que me haga recordar a alguno de los grandes temas que llevo ya tatuados en el alma crédula de fan. Desde “19 días y 500 noches” –escribo de memoria- Sabina no ha dado ninguna obra significativa, si descontamos los discos surgidos de dos directos tan notables como “Nos sobran los motivos” y “Dos pájaros a tiro”.

Quizá todavía componga algunas buenas canciones, aunque para ello tenga que traicionar a su personaje, él que tan pocos ascos acostumbra a hacerle a ese juego de fullerías. Ha sido siempre el más listo, y con frecuencia se ha pasado, impensable comprarle siquiera un sombrero de segunda mano, pero de sus dedos con nicotina han salido algunos de los temas más hermosos de la música popular de los últimos 30 años, y eso es mucho decir. Si Serrat es el clasicismo, Joaquín es la voluptuosidad romántica. Aquél la caricia, éste el rapto. El barcelonés se recuesta sobre un fondo de prosa modernista y Sabina se peina con el pentagrama de doña Concha Piquer. Hay sitio para ambos, para todos, pero si me pongo al volante y convoco las emociones, nadie como Sabina para hacerme comprender que el viaje es una metáfora de la vida y la vida, una preciosa metáfora que sería bueno vivir sin faldas y a lo loco. Tan de verdad, tan de mentira. Como lo vive, como lo canta Joaquín.

 

 

 

 

18 Responses to “Los que amamos tanto a Sabina”

  1. Totalmente de acuerdo. Me considero una seguidora super fan de Sabina y no he encontrado, como bien dices, ninguna canción que sea capaz de tararear de memoria desde “19 días y 500 noches”. Siempre vuelvo a todos esos discos anteriores, que me han acompañado a lo largo de mi vida desde mi adolescencia. Aún así, me temo que seguiré comprando sus discos hasta el final, con la esperanza de encontrar todavía alguna joya posible.,

  2. Ay, Sabina, qué poquito te queda

  3. yo también soy fan de Sabina.No sé si le quedará poco o mucho según se mire, porque su autor ha sabido crear un personaje que a estas alturas es ya un auténtico mito popular. Creo como dice de él Benjamin Prado que encarna como nadie en sus canciones ,la diversión, la nocturnidad, la poesía de la calle, la pasión sin contratos, la sinceridad, la utopia …en una poesía a menudo mucho mas brillante y profunda de la que uno puede encontrar en una buena parte de los libros de poemas. Para mi Sabina forma parte de mi memoria musical sentimental

  4. Texto con serio abuso (y asimilación dudosa) de oximorones, perífrasis, hipérboles, perífrasis, sinestesias, anáforas, hiperbatones… ¿Sabina? un genuino personaje de un Madrid que me retira de Madrid (pena de no nacer para matamoscas).

  5. Ay, leche, cómo viene Macaón. Amigo bloguero, la peña echa de menos alguna respuesta a tan gracioso piropo.

  6. Discrepo Rodrigo, en mi opinión la salida de tono de Macaón, en la línea que nos tiene acostumbrados, no merece respuesta ninguna. Macaón es un pedante. Sólo eso, un pedante con ansias de figurar. Poquita cosa.

  7. Historias robadas de la autopsia a la canalla nocturna. Letras del Sabina, tipos de traje gris que soñaron muñecas, spleen triste en la ciudad de los bares de copas.
    Quién abandonó a quién, y pide la próxima ronda.

  8. …¿pedante yo?… sólo soy un humilde aficionado al arte pobre (siempre gratuito)… ¿tenéis el corazón endurecido?… falto de corazón, falto de comprensión…

  9. Vaya por delante que Sabina me gusta relativamente, aunque no comparto la pasión de Tirado, muy respetable, por el cantante. En cuanto a Macaón, su retahíla de figuras retóricas me suena a presunción de marisabidillo. Coño, ¿tantas figuras ha metido el bloguero en un folio? En realidad, creo no equivocarme si digo que Macaón lo que viene a decir es que no le gusta como escribe Tirado y de camino se tira el moco con sus supuestos o reales conocimientos retóricos. A mí sí me gusta como escribe Tirado, y mucho, además, pero me guste o no considero una falta de respeto entrar en un blog ajeno para hacer una impugnación general del estilo. Otra cosa es discrepar todo lo abiertamente que se quiera sobre un asunto. Lo que hace Macaón me recuerda al tipo que invitas a cenar a casa y te dice que la casa es horrorosa, la comida, una mierda y los anfitriones un desastre. Vaya, una cuestión de educación, según lo veo yo. Y no sé si he usado muchas hiperboles, sinestesias e hiperbaton.

  10. ¡bien Eolo! Con infinita modestia suscribo todo lo que dices. Seitaridis, Sin Espejo dónde estais¿

  11. quería eludir a Sin Reflejo

  12. Bueno a mi Sabina me gusta a medias,alguna de sus canciones ,me gustaban los hermanos Urquijo ,pero como escribe Tirado es que me gusta muchísimo leer lo que escribe aunque no deje comentarios y a MACAON le gusta lo se si no porque se mete así con todo,no disimules no puedes pasar sin entrar en el blog

  13. —-“¿Qué sabe del amor quién no ha tenido que despreciar precisamente lo que amaba?” (Nietzsche)
    Algo de razón tiene Mayte.

  14. Me parece que era Unamuno quien escribió que “un pedante es un estúpido adulterado por el estudio”. La Rochefoucald, por su lado, dijo que “el deseo de ser listo impide llegar a serlo”.

  15. http://www.youtube.com/watch?v=MVQ_ZrcrFD4

  16. …¡Cuanta luz salta con la sombra mía!…

  17. Todo lo bueno es efímero, desde la felicidad del matrimonio, a la poesía de la juventud, pasando por tantas y tantas estaciones de desvelo y excesos, que dejan demacradas huellas en algunos rostros ya mayores, a los que solo la cirugía de una sonrisa, permiten disimular el tiempo.
    Hay algunos a los que determinados cantantes, le traen recuerdos de paradas en diferentes estaciones, recuerdos, alegría, melancolía,…pues entonces bien hallado Sabina.
    Gracias Copos, sabes dar tabletas de moral.

  18. Solo el reflejo de uno mismo, nos permite identificarnos con algo. Lleváis todos, muchas juergas a cuestas.

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