La huelga es un lobo que no asusta a nadie
Algunos amigos lectores me han hecho el favor de interesarse por mi prolongada ausencia del blog. Lo cierto es que ha sido un verano atípico con las vacaciones partidas en dos por el viaje a Shanghái del que ya di cuenta aquí. Retornado de todos los devaneos estivales vuelvo en pleno otoño caliente, que es una expresión antigua, como antigua es la huelga general convocada para el 29, como antiguos son nuestros políticos y el sistema en su totalidad. Antiguos no como sinónimo de clásicos, sino de desfasados. El mundo va muy deprisa, demasiado me parece, y en esta pasarela de novedades que vienen del efecto globalización lo verdadera y rabiosamente moderno es la crisis. Las estrategias que se están empleando para neutralizar ese monstruo novísimo resultan todas ellas inanes.
El principio de esta historia arranca de la caída del Muro de Berlín en 1989 y está jalonada por significativos episodios políticos y económicos que nos han llevado a un punto en el que cuesta imaginar el retorno a lo que alguna vez fue esa esperanza socialdemócrata conocida como “estado del bienestar”. Supongo que algún lector impaciente ya está cansado de tanto preámbulo porque lo que aquí cuenta estos días es posicionarse, decir quiénes son los más villanos de la huelga prevista para el 29. No digo que no, pero para saber dónde estamos hay que conocer de dónde venimos. Y estamos en un callejón oscuro y con pocas salidas. Si esto fuera cosa singular de España le cabría a uno la tentación de emigrar, como en otras épocas de la historia, pero van quedando pocos sitios adonde ir, a menos que tenga que ir uno forzado por la necesidad y dispuesto a contratarse en condiciones propias del capitalismo del XIX.
Por simplificar, asistimos a una campaña mediática doble. Por un lado están los ufanos y radiantes (a veces rabiosos) comentaristas que defienden cada mañana esas posiciones que se han dado en llamar neoliberales. Por otro, la brigada de los periodistas de la fiel progresía, que de tanto ensayar posturitas ya no saben muy bien a qué lado mirar para abochornarse menos, si al de Zapatero o al de los sindicatos. Que esta huelga no va a servir de nada lo saben antes que nadie los convocantes, pero algo tenían que hacer para salvar la cara, aunque de todos modos se la van a romper. Yo sólo espero que el resultado sea cuando menos discreto y que CCOO y UGT no se lleven el batacazo que auguran y desean las Esperanzas Aguirre y compañía, porque eso tendría graves consecuencias que acabaríamos pagando los trabajadores. Por más que exista una campaña feroz para satanizar a las centrales sindicales y por más que éstas se hayan hecho acreedoras a muchos palos, lo cierto es que da pavor imaginar una sociedad sin sindicatos, entregada a la insaciable voracidad del capital. Que este modelo sindical no sirve me parece evidente, pero entre tanto inventamos otro, como inventamos otro sistema democrático más acorde con los tiempos, no me parece buena cosa dejar el gallinero bajo la vigilancia exclusiva del señor Díaz Ferrán.
Ah, y sobre el siempre controvertido asunto de los piquetes de los sindicatos: Claro que en buena medida son coercitivos, eso no se le escapa a nadie. Pero, ¿por qué no se habla nunca de los otros piquetes, los del patrono que señala al huelguista y lo pone en la calle si llega el caso, o lo degrada? Sería bonito un día en que no hubiera piquetes de ningún tipo y los ciudadanos libremente hicieran o no hicieran paro. Claro que quizá en ese día feliz ya no necesitáramos huelgas. En mi opinión, qué conste, tampoco necesitamos ésta, pura escenificación ramplona. Pero ya convocada, insisto, lo peor sería un fracaso estrepitoso.
Uff, gracias Juan Antonio. No sabes como comparto tu artículo. A través de los años llegamos a las mismas conclusiones… Qué sensación de desamparo y de incertidumbre.
A pesar de todo iré a la huelga. Yo voy. A pesar de todo y de más. Me da pavor el futuro de mis hijos. Me haría piquetera y todo!
De acuerdo en todo contigo, Juan. A mí me da terror que triunfe una huelga convocada por intereses espúrios que en nada tienen que ver con los derechos de los trabajadores, que los sindicatos podrían haber defendido mucho antes.A buenas horas mangas verdes. (En RTVE hace ya cuatro años se aplicó un ERE en el que los sindicatos podrían haber conseguido mayor jubilación que la obtenida ( del 62% real=al 92% segun los baremos). La empresa estaba dispuesta a subir la asignación y fueron, precisamente, los sindicatos negociadores los que dijeron que ya había suficiente. La caja sindical de UGTT y CCOO se engrosó bastante con aquel ERE. (El dato fue proporcionado por la propia directora general, Carmen Caffarel , a esta redactora y una compañera que me acompañaba). ¿Eso es defender a los trabajadores o defender su caja particular?
Por otro lado, que fracase sería una triste gracias porque demostraría que el trabajador ya no se siente defendido y ha perdido todfa su confianza en los sindicatos, que éstos han perdido su rumbo y su identidad, y que, en realidad, el trabajador está hace mucho tiempo en manos del capitalismo, nos guste reconocerlo o no y digan los sindicatos lo que digan.
La explicación de la huelga y su entorno la da, magistralmente, Miguel Angel Aguilar en su artículo de El País de hoy día 28.
Los sentimientos del bloguero…como siempre. No le falta retórica. Tranquilo, triunfará la huelga contra Esperanza Aguirre. Sin duda.
Más certera y más clara la posición de Meg.
¡Bienvenido de nuevo al patio!
No estoy contigo esta vez. La huelga es necesaria y esta absolutamente justificada
Dudo que la huelga de mañana sea un fracaso de participación. ¿Es un fracaso que varios millones de trabajadores decidan apoyar el paro y perder un día de su salario? Podemos pensar que los actuales dirigentes tienen o no altura de miras, el papel que los sindicatos juegan en una democracia asentada (que no es la España de la Ley Orgánica de Libertad Sindical de agosto de 1985) figuras tales como el liberado sindical, y esto y lo otro. Pero los trabajadores, como las empresas, como los creyentes, como el resto de ciudadanos y el resto de los mortales, seguirán asociándose para defender sus intereses.
Vamos, que están para quedarse, por si hay que recordarlo a algunos tertulianos televisivos, que hablan de los sindicatos como una anormalidad y disfunción en su idea (de mundo) de los negocios. Entre los dos grandes sindicatos cuentan con dos millones y medio de trabajadores afiliados … y creciendo. Hay más sindicatos, por cierto. Pero se ha instalado que los sindicatos, sus dirigentes, tienen falta de legitimidad. Pues nada.
No estoy a favor de la huelga general. En España es la primera desde la de ce-ce-o-o en 2002, la quinta en Francia si contamos desde marzo. Los sindicatos han tenido más de un año para llegar a acuerdos con la patronal. Mientras tanto el mercado de trabajo ha adelgazado dos millones de personas en año y medio. Ha sido una orgía, un exceso que costará mucho tiempo dejar atrás, enorme sufrimiento e ilusiones perdidas. No era sólo responsabilidad de los sindicatos, que cada cual la reparta a su mejor entender.
Me gustaría que la huelga general no haga dar marcha atrás alguna de las pocas iniciativas que se están llevando a cabo, porque las considero convenientes, pero no las tengo todas conmigo. Parece ser que ningún gobierno ha perseverado en sus reformas tras una huelga general. Me temo que éste gobierno no va a ser la excepción.
La perdida en puestos de trabajo con una huelga del 20 % es de 16.000 parados.
Con un paro del 40 % los parados que genera una huelga general serian 35.000 sin tener en cuenta la pérdida económica. Si el paro hubiera sido del 70 %, flaco favor le hacen los sindicatos a los trabajadores.
¿Cual era el objeto final del sindicato? ¿La defensa de los trabajadores? O ¿La defensa de sus propios intereses, pues en teoría son trabajadores?
Las condiciones laborables y de seguridad han mejorado gracias a las presiones tanto sindicales en su día como sociales en la actualidad.
¿Esta Era una huelga que según el fin teórico de los sindicatos, para mejorar las condiciones de los trabajadores? O realmente el trabajador es solamente un numero estadístico en mano de los sindicatos. Verdaderos marqueses y Gordos como los frailes de la antigüedad.
No habrá que replantearse si los sindicatos deben de evolucionar, si la época de los piquetes (pico en mano) es una falta de libertad impuesta a los demás.
No estarán los sindicatos mas pasados que un sobrero en algunas cabezas o una capa sobre los hombros, es decir solo para ocasiones y como algo decorativo.
¡Ah es verdad, ya son solo algo decorativo y solo para ocasiones, perdón. ¡Tambien pueden ser una secta, que como corderitos siguen al líder, sin pararse a pensar en las verdaderas consecuencias de sus actos.
Sin fueran iglesia no católica, podrían solicitar también ayudas de los presupuestos generales del Estado. ¡Coño como se den cuenta ¡