Pepinos amargos
No me gusta el pepino, con su peculiar amargor, su textura. No me gusta el pepino, pero en general, el pepino gusta mucho. Yo creo que solo hay dos personas a las que no nos gusta el pepino: a mi amigo X, que no come ni esta ni ninguna otra verdura o fruta, y a mí, que se me hace antipático al paladar. El pepino español se vendía bien en Europa pero la popular hortaliza ha quedado enredada en una crisis alimentaria que se ha cobrado 18 muertos en Alemania. Las irresponsables declaraciones de una consejera de agricultura germana han dañado gravemente al pepino español, al atribuirle unas propiedades homicidas que no tiene. Ahora bien, la crisis del pepino se ha extendido en la política española, de modo que si usted coge los periódicos conservadores se encontrará con que el culpable de todo esto es Rubalcaba al que le han faltado reflejos para convocar una reunión ministerial extraordinaria sobre el pepino. No digo que la prensa conservadora no tenga razón, digo solamente que de aquí a las elecciones al político socialista se le va a culpar de todo. Muerto políticamente ZP, leña a Rubalcaba. Es lo que toca.
La prensa progresista está distraída con otro asunto, el diccionario biográfico de la Real Academia de la Historia, de reciente aparición, en el que se traza un retrato sobre Franco como para poner colorado a su autor, el muy azul Luis Suárez. El tema no es de tanta urgencia como el del pepino, pero si a estas alturas en un libro de corte académico se nos oculta que Franco fue un dictador y, además, de una crueldad inusitada es que va muy mal la cosa de la historia, pues la memoria histórica es otro asunto. Sería impensable que en Alemania se hiciera un retrato oficial complaciente de Hitler, o en Italia de Mussolini. Hasta me cuesta imaginar un perfil agradable de Pinochet en Chile. Pero aquí nos falta un poco todavía para la unanimidad. Probablemente dentro de un siglo coincidan todos en que el régimen franquista no admite defensa, como ya sucede con el reinado del oficialmente 
malvado Fernando VII.
La prensa palaciega está muy ocupada en las especulaciones sobre la mala salud de don Juan Carlos. El monarca se desahogó ayer con los periodistas que cubren la actividad en Zarzuela con una salida de tono que ha tenido récord de visitas en Youtube. Ante la pregunta, a modo de saludo, de: “¿Cómo está?”, el Rey replicó: “Fatal, fatal” y añadió: “Lo que os gusta es matarme y ponerme un pino en la tripa todos los días en la prensa, eso es lo que hacéis”. Del pepino al pino el sabor de la actualidad es amargo.
Nada felices tampoco las estampas con que está entretenida la prensa rosa, con las cámaras y los oídos puestos en el hospital donde el torero José Ortega Cano se debate entre vivir y morir; triste destino el de este hombre para el que la vida ha tenido más momentos de amargor que de dulzor. Bueno, pues ya me dirán dónde fijamos la mirada. ¿En la Organización Mundial de la Salud y su advertencia difusa de que los móviles pueden causar cáncer? ¿En el gasto desbocado de las comunidades autónomas? ¿En el tímido acercamiento del Partido Socialista de Euskadi (PSE) a Bildu? Ah, esos fantasmas que rebotan en el espejo mediático para hastiarnos, sobrecogernos o aburrirnos. La extradición a la Haya del criminal de guerra serbobosnio Ratko Mladic es un alivio. En Serbia hay todavía significadas voces que tienen a Mladic por un general de bien, como ocurre aquí con el Generalísimo. Solo que Mladic todavía vive y Franco lleva 36 años muerto. Y luego está Italia. El revolcón electoral de Berlusconi también se me antoja una buena noticia en el agrio y áspero panorama que nos rodea.
Señor Tirado, muy buenas tardes. Llevo tiempo sin aparecer por su blog, sin leerlo siquiera, porque ando muy ocupado escribiendo un pregón con mi pluma estilográfica. He de decir, señor Tirado, que los análisis de la Historia que formula Don Luis Suárez, hombre que arrastra la denominación de un muy destacado futbolista español, me parecen acertadísimos. Don Luis Suárez sostiene que el Regimen del Generalísimo fue “autoritario” pero no “totalitario”. Fue exactamente así: Franco tenía “autoridad”, pero no consiguió convencer a la “totalidad” de los españoles. Hubo unos desarmados rojos que no lo querían. Así pues, autoritario, pero no totalitario, como sostiene el gran Luis Suárez de la Historia, que no el del fútbol. Por lo demás, señor Tirado, a mi el asunto de los pepinos me importa un pepino, porque no los como. Si observa usted al señor Rubalcaba coincidirá conmigo en que tiene cara de pepino. Y hay que ser optimistas: El deporte español da alegrías a la Patria. Contador, y el propio Barcelona, que es equipo de la Ciudad Condal, un sitio muy español, digan lo que digan. Y ya sabe usted que yo soy del Real Madrid, pero me gustaría tener un nieto como Messi. Y lo dejo, señor Tirado, porque he de seguir con el pregón, que pronunciaré en la Residencia de mi amigo Ricardo, escrito con mi estilográfica, como ya le decía, y casi todo él en verso. Durará unas tres horas. He hecho un maravilloso poema al Metro. Otro día lo pongo aquí. Señoras, señores, gracias y buenas tardes.
Pues a mí, maestro Tirado, sí me gusta el pepino, pero siempre recién peladito. Algún psicoanalista malintencionado seguro que se atrevería a hacer asociaciones con no sé qué cosas. Pero bromas aparte, no entiendo muy bien la relación entre Franco y el pepino. O tal vez sí existe?. Vaya, que podría ver aún más clara la asociación si de Luis Roldán se tratase, ahora que Interview nos lo ha recordado en su número especial de antiguos reportajes. Por cierto, quisiste decir “revolcón electoral de Berlusconi”?. Creo que va a ser verdad aquello de los actos fallidos y el inconsciente. Tirado, nos has fallado. Esta vez parecía que habías escrito sobre una amplia variedad de temas, pero todo ha resultado ser un monotema. Buaf!.
¿Ninguna pregunta, doña Susana?
Si un asesino reconocido y reconocible como Franco no merece siquiera el título de dictador para un selecto club de historiadores es que aquí andamos anclados en un mundo muy triste de telarañas. Claro que a mucha gente esto le importa un pepino. A mí no, a mí me parece significativo. Por desgracia.
No sé si la palabra “asesino” le cuadra exactamente a un jefe de Estado como Franco. Quiero decir que no sé si es el término adecuado científicamente. Desde luego, si cabe motejar así a Nerón, Calígula, Hitler o Mussolini entonces podemos aplicárselo a Franco. Pero no me parece que sea vocablo de diccionario biográfico, las cosas, Ana R, como son. Dictador, sí. Y cruel, evidentemente. Autócrata, también. ¿Regimen autoritario y no totalitario? Me pierdo en esas disquisiciones. Franco es, junto con Fernando VII, como dice el bloguero el más indeseable de nuestros gobernantes. Dicho esto, ¡cómo celebro el retorno de Pancracio! Gracias por hacernos más amable la vida, aunque sea por un ratito.
Me preocupa realmente ¿Qué va a ser de nuestro gazpacho sin los pepinos?, y que va ser de nuestro país si los agricultores dejan de plantar y no podemos acceder a la maravillosa cocina española.
En un tiempo el Aceite de Oliva era malo y ahora es el elixir de la eterna juventud. El “nosequé” era cancerigeno el “nosecuantos” malo para los niños y estamos seguros que no eran campañas de la competencia, vamos de los del otro lado.
Nunca llueve a gusto de todos, escucho desde pequeño, y es verdad siempre hay uno de los equipos que no estará de acuerdo con el arbitro.
Por que como he manifestado en otras ocasiones “no creo en la derecha, no creo en la izquierda y el monaguillo mete mano en el cepillo”.
Así que como dice Tirado “Muerto políticamente ZP, leña a Rubalcaba. Es lo que toca”.
Vamos como ha sido siempre. Pero el muerto al hoyo y el vivo al bollo y estemos seguros que si se remueve la mierda “huele”.
Con eso de la Memoria Histórica recuerdo los principios del nuevo Interviú que animaron las esperas de peluquería.
Y como decía el otro día un político “quien no tiene algún muerto en el armario”.
¿Por qué Natalio? ¿Por qué Ana R.? ¿Por qué Salus Populi? ¿Por qué Sin Reflejo? ¿Por qué Tirado? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?
¿Por qué no te callas Mou? ¡Vete a freir pepinos, digo espárragos!
Esto es una ensalada. Picamos unos tomates maduros. Pelamos y cortamos unos pepinos. Sal. Seamos generosos con el orégano. Un poquito de aceto de Módena. Bastante aceite de oliva virgen. Listo. Servir fresquita.
Tirado, yo te pagaría un cuantioso traspaso para que viniera a mi blog Seiteradis, que juega bien en corto, es contundente y tiene mucha personalidad. Eso me permitiría también trasladar a Sergio Ramos a su posición natural de derensa central. Pero seguro que la Asociación Europea de Blogueros lo prohibiría. Y me sancionarían… ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?
Te veo muy disperso. El final para el pepino es que, como el Fugitivo, ha sido absuelto de un crimen que no cometió. Pero, a falta de saber quién es el Manco, los pepinos y las demás verduras frescas españolas van a tener que cantar la Traviata en inglés antes de poder llegar a las mesas de los alemanes. Elmu.
¡Váyase Sr. González! ¡Váyase Sr. Zapatero!… ¡Y usted más!
La colza, la crisis de Perejil, la peste porcina, la crisis del ladrillo, la crisis del pepino. ¿No os suena a una España cañí (o de coña)?