Elogio de la confusión

Keynes

Confieso mi ignorancia. Mi ignorancia general, que tiene algunos islotes de conocimiento, nunca de sabiduría. No entiendo el misterio de la Santísima Trinidad, se me escapan las reglas del rugby y sobre todo carezco de los rudimentos básicos para moverme por el territorio misterioso de la economía. Ciertamente, yo de economía no sé una papa, pero no es esto lo que me preocupa, lo que me hace temblar es que los economistas tampoco saben de economía, y eso, comprendan ustedes, es como para echar a correr con la tormenta perfecta que nos está cayendo encima. Siempre supe que la economía no era una ciencia exacta, pero ahora empiezo a sospechar que tampoco es exactamente una ciencia. Si acaso valga para predecir el pasado, no para explicar el presente y no digamos ya para vislumbrar el futuro.

Bailemos por analogías, que es un buen palo para pasearse por los vericuetos del pensamiento. Pongámonos en la piel de ese enfermo afectado de una dolencia muy grave, que acude a un especialista y le prescribe un tratamiento que debe seguir a rajatabla si quiere mejorar su salud. Un segundo galeno lo ausculta, le encuentra idéntico mal, pero le dice que tiene que hacer justamente lo contrario si quiere sanar. Es verdad que la medicina no es una ciencia exacta, pero a diferencia de la economía sí es una ciencia, por lo que esta situación es difícilmente verosímil. Naturalmente que los médicos dan muchas veces recetas completamente distintas, pero lo hacen porque han fallado en el diagnóstico. Ante el mismo diagnóstico, el tratamiento no suele diferir sustancialmente. En economía columbro que lo que  existen no son diagnósticos sino adivinaciones, de forma que los economistas estarían más cerca de los echadores de cartas que de los científicos. ¿Cómo explicar sino que ante una crisis tan terrible como la que estamos soportando, ante una misma evidencia prestigiosos economistas, premios Nobel incluso, digan una cosa o su contraria con igual desparpajo?

Con la venia, y desde mi ignorancia, que no es profunda, sino completa: la rama dominante de los economistas actuales ha matado a Keynes, uno de sus profetas. Aquel decía que en tiempos de flaqueza y desmayo como estos había que recurrir a reanimar la situación con importantes inyecciones de dinero público destinado a la inversión. Bien, ahora, de modo muy particular en la Unión Europea, se ha fijado que para combatir la terrible enfermedad que padecemos se debe someter al enfermo, ya esmirriado, a dieta, por aquello de sanear el déficit. De modo que donde Keynes apuntaba que era preciso dar buenas dosis de vitaminas y cocido al paciente pachucho, pachucho estos merkozys están apostando por dejarlo en los huesos, con el objetivo, eso sí, de que tenga después una salud de hierro. Los resultados se están viendo, la economía alemana, la más próspera de la zona euro, está a punto de entrar en recesión. Está produciendo más, pero no tiene a quien venderle, porque sus socios están canijos. De modo que así están las cosas. Me he acordado estos días de una frase célebre de uno de los grandes economistas clásicos, Schumpeter: “Puesto que no somos profundos, seamos al menos confusos”. Así es.

7 Responses to “Elogio de la confusión”

  1. Sencillamente excelente. Das en el clavo

  2. Tienes toda la razón. Expulsemos del sagrado templo de la ciencia a los economistas -si hablan de economía- por charlatanes y falsos oráculos (y si alguno se ofende, demostrará que carece de modestia, por lo que no pienso disculparme).

  3. ESTAMOS en manos de la RESERVA FEDERAL DE ESTADOS UNIDOS , por lo que el metodo Keines ,que seria nuestra salvacion no puede hacerse, ya que esta emision de moneda para crear empresa publica ,esta en manos privadas ,y esto seria trasferir el poder al ESTADO,que representamos, todos los democratas,y con ello desaparecer LA OLIGARQUIA.Esto no lo puede consentir esta Agencia federal que esta en manos privadas de unos pocos que se sienten los dioses de la inahumanidad. AHORA como han visto las orejas al lobo de la democracia,y aunque dueños de la emision del papel moneda,PATRON DOLAR, esta comprando todo el oro del mundo a precios altos porque saben que el pápel moneda,cuando europa sea fuerte se puede convertir en papel mojado,y con el oro seguiran siendo los amos del mundo.

  4. El principio de economía procesal es uno de los fundamentales del Derecho Procesal. Se trata de un criterio utilitario en el proceso que pretende obtener el resultado óptimo en el menor tiempo, con el menor esfuerzo y los menores costos. Por razones de economía procesal suele omitirse en los escritos judiciales volver a copiar lo que más arriba ya se ha transcrito y cuya repetición resulta redundante e innecesaria, o aquello que puede encontrarse fácilmente en un texto legal publicado y que por tanto no tiene sentido insertar de nuevo. Algo de una lógica aplastante, vaya.

    Pero parece más que dudoso que los prolongados silencios del presidente del Gobierno español puedan justificarse por razones de economía procesal, como acaba de hacer la todopo- derosa y omnipresente vicepresidenta. Que el máximo responsable de una bestial política de recortes que incluye una subida de impuestos que, durante años, y también en plena campaña electoral, juró y perjuró que nunca aplicaría, porque era muy mala para la economía y porque era algo contrario a su ideología de derechas de toda la vida, guarde un silencio sepulcral y no dé la cara en el parlamento, o, al menos ante los medios de comunicación es injustificable e inexplicable.

    Por ello no cabe duda de que tener que responder a la pregunta del motivo por el que no lo hace, era un autentico papelón. Pero tampoco puede aceptarse que quien ostenta tan altos cargos responda a las preguntas que le formulan los periodistas con lo primero que le viene a la cabeza o con una frase hecha de empollona repipi, que eso es lo que pareció la explicación de Dña. Soraya.

    Porque podía haber justificado las clamorosas ausencias de su jefe diciendo que no comparece a explicar sus medidas porque no le da la gana, porque le faltan arrestos políticos para dar la cara, porque es un gran recortador, pero no de reses bravas, porque se ha puesto la chaqueta del guardia y está tumbado al solete leyendo el «Marca» tan ricamente, que es lo que realmente le mola, o porque, siguiendo los consejos de aquel pequeño Gran Hombre, el faro que le alumbra el camino, no le gusta meterse en política. Pero lo de la economía procesal venía tan a cuento como decir que no comparece por motivos ecológicos o medioambientales, es decir, nada que ver con el asunto.

    El desplante a la opinión pública no se soluciona ni puede sustituirse por una entrevista amañada en un medio de comunicación amigo y con el tono de «me alegro de que me haga usted esta pregunta.». Por cierto que lo mejor era la foto del siseante entrevistado, que aparecía en casi todas las portadas con los dedos haciendo la tijera. Una imagen que refleja perfectamente al personaje y lo que nos viene encima.

    Rajoy dice ahora que va a dar la cara, así que habrá que esperar que en el futuro no sea necesario explicar lo inexplicable, pero por si acaso, no conviene olvidar el sabio aforismo: Soraya, no te pases de la raya

  5. Me ha gustado mucho tu artículo. Tienes toda la razón, ¡aunque no entiendas de economía!

  6. Sobre errores de diagnósticos y sus soluciones el genial Marx, y me refiero a Groucho, lo sintetizó hace años “La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados.”

  7. No son tiempos de Keynes, no son tiempos de Friedman, ni de los chicos de Goldman Sachs o Lehman Brothers. Los charts a tres colores, de Philips y sus curvas, de la econometría del día después. Las cuentas no salen. En la calle son tiempos de la cuenta de la vieja.

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