Muerte y resurrección de Camps
De Lázaro a esta parte las resurrecciones tienen mal pronóstico. Un resucitado es un cuerpo extraño que crea más problemas reales que los hipotéticos sentimentales que podría mejorar. Incluso Jesús resultó una entelequia extraña a ojos de sus propios discípulos a quienes les costaba reconocer en el Aparecido la figura del maestro crucificado unos días antes. La suerte de Cristo es que fue reclamado del Cielo por un ser superior y con ese enchufe de lujo consiguió una verdadera nueva vida que aquí en la tierra le hubiera resultado imposible disfrutar. En la vida natural y en la política todo lo que no sea cumplir la sentencia del muerto al hoyo y el vivo al bollo es mal negocio. Así que es fácil imaginar el alboroto que ha causado en la comunidad valenciana la resurrección de Francisco Camps cuando todos sus correligionarios lo daban por enterrado. Para el ahora presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, la reaparición del amigo difunto es todo un papelón. Es tanto como si un millonario muerto retorna a la vida con la intención, más o menos explícita, de recuperar la herencia ya repartida entre sus deudos.
Así que aunque lo disimulen con fingida alegría, el fallo del jurado que absuelve a Camps, faltas de ortografía incluidas, constituye un serio contratiempo para los nuevos inquilinos de la Generalitat, que habían pasado un duelo rápido por el amigo finado y estaban aplicados a corregir los muchos borrones, desafueros y números rojos dejados por el anterior gobierno valenciano. La sentencia del jurado de la mala ortografía ha disgustado también a los socialistas, valencianos y españoles en general, quienes no consideran admisible un fallo distinto al que ellos ya habían dictado antes incluso de la instrucción. Este sentido de la justicia es algo muy malo, aunque nada nuevo, y constituye un ejemplo de hasta qué punto ha llegado el enfrentamiento entre las dos Españas que ni siquiera admiten la autoridad de un árbitro. Esta es una cosa fea que lleva la política al nivel de Mouriño, con la diferencia de que en el patio político no existen Mouriños y Guardiolas, aquí todos están partidos por el patrón del histrión portugués. Por lo demás y a modo de corolario cabria decir que Dios, o el jurado, escribe derecho con faltas de ortografía en esta verdadera y ejemplar historia de un muerto de ida y vuelta. Del Lázaro resucitado nada más contaron los evangelios, aunque es de creer que le llegaría una segunda y definitiva defunción.
Lástima del señor Fabra (mode ironic ON) que había empezado a caerme bien, aunque viniendo de la familia que viene, cuidadín con él. Muy amigo tiene que ser del señor Camps para quedarse con el “marrón” de dirigir una Comunidad que, un día sí y otro también, tiene que ir al banco a pedir un préstamo o una demora en los pagos.
Pero la verdadera prueba de fuego llegará ahora porque el señor Camps seguro que ya le habría dicho antes: “Si no me cogen me devuelves lo que es mío, eh?”, que muchas ganas tiene de volverlo a coger cuando dijo que lo más grande había sido ser molt honorable president. Y los otros Camps que regará ya se regarán con el esfuerzo de otro (¿Fabra?) o más tarde, señora Barberá.
O a lo mejor ahora Fabra (si le aconseja su tío) decide quedarse en el cargo y hacerle la peineta al señor que ganó con la mayor mayoría absoluta de toda Europa. Y ya que estamos, digo yo que alguien habría caído en este pequeño detalle a la hora de asignar un jurado popular a este juicio, ¿o no?
El caso es que los valencianos pro-Camps habían visto claramente la estrategia: vas a juicio, sales inocente (no culpable, si no les importa, que lo de inocente se puede discutir todavía) y Rajoy te premia con un Ministerio. Queda el último paso, pero porque Camps no ha tenido tiempo de sentarse a hablar con Mariano, que está de viaje. Sí por teléfono, pero con el momento de desahogo, excitación y soltar tensión que estaba pasando no era plan de hablar del plan.
Juan, este muerto está muy vivo y nos esperan unos días muy entretenidos. Si nos fijamos en el mundo del cine, en “Este muerto está muy vivo” hacen pasar a un cadáver como una persona con vida (a lo Cid). Y en otras (sobre todo de mafias y esas cosas), cuando se descubre que todavía vive, se le remata.
“¿Quién va a devolver el honor a Francisco Camps?”, clamaba Dolores de Cospedal media hora después de conocerse el veredicto. Vosotros, contestó Rubalcaba: “si creéis que es ciudadano ejemplar, que se pagó los trajes, le podéis rehabilitar y hacerle presidente de la Comunidad Valenciana”. Fantástico el acierto del perdedor. Es el mejor.
Este caso pone sobre la mesa la figura jurídica del jurado. Tengo más que dudas sobre su conveniencia y eficacia. Creo que tiene más posibilidades de sentirse presionado por la opinión pública que los jueces.
Un verdadero desastre lo de tomas el sastre. Tomás lo dejas o lo tomas TOMÁS ,toma.El jurado popular a ti condena a la perpetua mentira.Y a Camps lo eleva a los altares.Decir la verdad ,en este pais, Delito Grave.d
Te felicito por el post, no había tenido en cuenta cómo podría afectar a los suyos, principalmente a Alberto Fabra. GRACIAS por tu aportación.
Para cara, la que se les ha debido quedar a dos antiguos subalternos que admitieron haber recibido los trajes por la cara, se declararon culpables y devolvieron las prendas con la humillación correspondiente que les correspondía como choricetes de medio pelo. ¿Se imaginan a sus mujeres en casa? “¡No se puede ser más tonto! ¡Tú dándotelas de pecador contrito y tus jefes saliendo a hombros del juzgado!” Propongo la vuelta inmediata del mentado Camps a la Generalitat para que siga obrando milagros, la apertura inmediata del expediente de beatificación en vida, porque extraordinaria es su peripecia y que su ‘ninot’ o estatua de cera entre en la Iglesia de la Virgen de los Desamparados para que los valencianos puedan rezarle.
Se habló mucho del atuendo del banquillo local, pero lejos de demostrarse, lo cierto es q a pesar del fallo y las reiteradas faltas que propició el 5-4 definitivo, la figura de Camps, una vez más recabó el apoyo de la mayoría allí presente en Valencia. Quedamos a la espera de conocer si la directiva tb juzga conveniente su regreso al equipo titular ocupando la misma o distintas posiciones para los enfrentamientos venideros.
Buen artículo de nuestro amigo periodista de Informe Semanal, Tirado.
Manda Güevos.
Siempre he dicho que uno de los pilares fundamentales nuestra constitución es la presunción de inocencia.
En este país estamos acostumbrados a fusilar al prójimo, sea del lado que sea o piense como piense, solo por deporte y por defender una teoría. Que se puede esperar de un país de opinadores profesionales.
Todos sabemos de Derecho, de fútbol, de economía, de política y hasta del sexo contrario….
Y que decir de las tertulias de peluquería, que hacen más por la cultura general que el telediario.
Después de ver no una, sino un montón de sentencias judiciales, pues que os digo, no creo en la justicia y menos en un país donde a un juez se le juzga con mas derechos y garantías de las que el aplica a los demás. (Lógico, el que sabe, sabe).
no creo en la justicia en absoluto soy así de tajante,conozco a algunos jueces y muchas sentencias judiciales completamente erroneas hasta para los mejores abogados y no tengo palabras para definir la dejadez, prepotencia,e ignorancia para enfrentarse los jueces a casos ,que ise pasan unos a otros por lo que se dilatan en los años no viendo su final. La justicia en este pais no funciona y exige una amplia y profunda reforma.
Que se nos diga que ahora, que se va a recurrir la sentencia de Camps, no por que se crea en la injusticia de la justicia, sino por el mero desacuerdo con los propios intereses del recurrente.
Se parla del precio de los procesos Jurídicos, ma no se parla, de quien es el que paga la injusticia, quien es el verdadero damnificado de la difamación y la ignominia, que a algunos nos toca viver, solo por ser mas macho, tener mas dinero o mas poder.
Ay cuan mala es la envidia.
Amor libre para todos.
Pues yo me sumo a mi muy querida y soñada Copos, elixir de fantasías y cuan copo de nieve blanco e inocente, aunque tajante en su expresión.
Veo caros amigos como la justicia dentro de la injusticia en si, no es más que un instrumento de tormento. En el cual el remedio es peor que la enfermedad
tante grazie por tu empatia IL Cavaliere.