Buero Vallejo: un centenario en el olvido
Antonio Buero Vallejo
Mi amigo Luis Eduardo Siles celebra el teatro como una fiesta permanente. Como en tantas cosas nos parecemos también en esa. La otra noche, mientras esperábamos a que se abriera el telón de “Escuadra hacia la muerte”, en el María Guerrero, me comentó: “He soñado que tú y yo repentinamente ganábamos mucho dinero y que lo dedicábamos a montar una obra de Buero Vallejo”. No sería mal destino el de ese dinero que no tenemos. Yo ni en sueños.
Lo cierto es que ambos llevamos algún tiempo lamentando y preguntándonos cómo es posible que en el centenario de Antonio Buero Vallejo no haya ninguna obra suya en los escenarios. Esa misma queja, suave, respetuosa y apagada, se la he leído a su viuda, la actriz Victoria Rodríguez, que anda por los ochenta. Buero salía en mi libro de COU junto con Lorca, Valle y Mihura y otros colosos de la escena. Cuando llegué a Madrid, en el 79, asistí a la representación de su obra “Jueces en la noche” en el Teatro Lara. Y apenas unas semanas más tarde, dado que yo era un buscador irresistible de la gloria en los periódicos conseguí que Emilio Romero me enviara a hacer una entrevista a Buero. De manera que allí estaba yo de pronto, en un mediodía remoto e impensable, en su casa burguesa del barrio de Salamanca cara a cara con una figura impresa en los libros de texto, que era tanto o más que salir en los billetes de mil pesetas. Yo me recuerdo pedante hasta el empacho, preguntándole por teatrófilos y teatrófobos, y a él educado y parsimonioso, pegado a su pipa de hombre sin prisas, de pensador sereno.
Saco a colación el recuerdo personal porque estoy convencido de que las anécdotas vividas “en primera persona”, como tan cansina y ridículamente se dice ahora, pueden servir para impregnar a la escritura de más autenticidad, o al menos de más gancho, pero la gracia o el drama no está en que yo entrevistara a mis 18 a Buero, sino en que sus cien estén pasando inadvertidos, sin que nadie encuentre un texto, un pretexto, un reparto, un teatro para llevar a las tablas alguna de las grandes obras de este autor, que fue clásico en vida. No sé si los estudiantes seguirán teniendo a Buero en sus temarios, pero lo que no es de recibo es que ninguna de sus obras esté en los escenarios. Qué menos que en este 2016 se hubieran puesto en pie montajes como “La fundación”, “El concierto de San Ovidio” o “El tragaluz”.
Victoria Rodríguez, viuda de Buero
Pareciera una ironía, que a él le sacaría una sonrisa más socarrona que amarga, que en este centenario de Buero quien tenga una obra en el Teatro María Guerrero sea Alfonso Sastre que fue su eterno rival, su cordial, o no tanto, enemigo en el modo de entender el hecho teatral durante el franquismo. Buero fue un posibilista, empeñado en medirse a la censura y llegar hasta donde fuese posible en su denuncia y crítica de la situación, en tanto que Sastre propugnaba un teatro escrito como si no existiese la censura, aun a riesgo cierto de no ser representado. A propósito escribió Buero: “Cuando yo critico el imposibilismo y recomiendo la posibilitación, no predico acomodaciones; propugno la necesidad de un teatro difícil y resuelto a expresarse con la mayor holgura, pero que no sólo debe escribirse, sino estrenarse. Un teatro, pues, “en situación”, lo más arriesgado posible, pero no temerario”.
La obra de Sastre, “Escuadra hacia la muerte”, que puede verse en el Teatro María Guerrero es magnífica. De ella hablaré en otro momento.
El teatro, el teatro…. donde mejor se ve al actor, desnudo, indefenso y en todo su esplendor, no hay tomas falsas. El viernes yo también estuve en el teatro, “la velocidad del otoño” con Lola Herrera y Juanjo Artero. ¡Como me conmueve el teatro!
Buero, ¿dónde está Buero Vallejo?, ¿representan sus obras en los institutos? ¿en los centros de primaria?. Nunca el teatro ha tenido el lugar que se merece. Revindiquemos nosotros al autor Buero Vallejo, ya crearemos nuestro propio grano de arena.
Yo vi “La doble historia del doctor Valmy” en un teatro que había en plaza Vázquez de Mella (Chueca) en los 70, yo creo que hacía poco que salía de la censura.Y ¡qué grande era como dibujante! Su gran retrato de Miguel Hernández hecho en la cárcel.Sin desmerecer a otros, para mí fue de los mejores por su compromiso político y social. ¿De ahí el olvido?
Ayer mismo vi, en un peródico digital (si lo localizo te lo digo) una reseña sobre el centenario de Buero, muy por encima, muy de aliño, con una foto… de Alfonso Santre. Así andan las cosas.
El problema no es enfrentar a Buero con Sastre, sino a Buero con España. Sastre, en un alarde de generosidad, dijo hace tiempo: “Los dos llevábamos razón”. El problema es que en España nos hemos convertido en esos ciegos simbólicos que aparecen en alguna obra de Buero. Y en el crítico de arte daltónico. En julio veía una obra de Mihura, en la que el actor protagonista pedía perdón al público al pronunciar alguna frase escrita porMiguel Mihura. Se trataba de ‘A media luz los tres’ y el actor es Fernando Cayo. Creo que en ese momento no lo supe valorar, pero es una de las cosas más terribles que he visto en un teatro. Buero es un clásico. El olvido de su obra es insultante y, al mismo tiempo, un daño cultural irreparable. A Buero no hay que oponerlo a Sastre, si no a la incultura, a los intereses, al alma de este país desagradecido. Pero afortunadamente nos queda el teatro. Con obras en cartel en las que, en algún caso, se atisba la influencia de la escritura sensacional de Antonio Buero Vallejo.
Querido maestro. Totalmente de acuerdo en tu “lamento” sobre el olvido al gran Buero Vallejo. Pero nada extraño en este país de cabreros, donde la cultura es perseguida con la pistola automática del IVA. Sobre Sastre, tal vez tengamos opiones no tan confluyentes, pero eso es otra historia
Buero, el mejor representante del realista teatro español…vanguardia del naturalismo precedente…..
se queda en las sombras de unos burócratas del teatro que solo se estrenan a si mismos, o a sus amigos…y Buero …esta ya criando malvas ante este teatro…
teatrofobo,como tú dices , que nos deja fuera a los amantes del teatro español…Seguidores de un mal estrenado Valle- Inclan y que solapa a un verdadero continuador del teatro realista español, cual el español- mejicano Max Aúb….
Espejo de esta España de guerra y postguerra. ..Ignorado en gran medida, hasta de los propios “teatrófilos “. En fin: Una vergüenza más para esta España borracha de ambición y poder. Esta es la realidad de que el Teatro posibilista de Buero, en su inmersión de la realidad española, no se estrene. Y ,sí el teatro político, de Sastre ya desfasado de una realidad, y de la historia .Es mi opinión.Un abrazo ,maestro.
Reconozco no haber visto ni leído una obra de este autor, aunque algo sé de su trayectoria vital. En EE.UU. una vez al año celebran el día de la negritud, donde homenajean a un negro, ya fallecido, por sus virtudes éticas, artísticas, científicas y principalmente por la lucha a favor de libertades sociales. Cosas así deberíamos copiarles. Pienso en Buero Vallejo.