La pandemia de la violencia

Llevo un mes y medio viajando como una loca por Brasil, realizando talleres sobre movilización social para el control de la tuberculosis. Una enfermedad antiquísima que mata 5.000 brasileñ@s anualmente. Y de norte a sur, de este a oeste me sorprende la misma advertencia en las  ciudades que visito: “Cuidado, lleva pocas cosas encima que la ciudad está muy violenta”; “mejor coger un taxi”; “Estate alerta que no hay que dejarlo fácil”, etc. De esta forma comienzan una retahíla de episodios vividos por las personas que me van dejando los pelos de punta. Se habrá instalado una paranoia colectiva? Yo que creía que el miedo, la desconfianza y la guerra sólo estaban en Río de Janeiro.

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CHIQUIÑO

– ¡Socorro, socorro mi hijo está muerto!, ¡Dios mío, no respira más¡ ¡Socorro ayúdenme, mi hijo se ha muerto! ¡Por favor, por favor!

¿Cómo se puede incorporar en la palabra escrita la exageración desesperada del grito borracho que la señora María nos llevó aquella noche? ¿La vocalización torcida del alcohol cuando nos intentaba explicar lo que había pasado?, ¿El olor de la nube cargada de aguardiente barato que se mantuvo petrificada delante de ella como un muro que tuviese la función de separarnos? ¿O el escepticismo somnoliento que arrastrábamos Lucas y yo a cada paso que dábamos en dirección al cuchitril?

– Mi comadre y yo estábamos charlando cuando se ha caído al suelo y no se ha levantado más. Le hemos hecho de todo para reanimarlo. Le he abofeteado, abrazado, hasta el boca a boca le hemos hecho la Julia y yo igualito que en la televisión, pero nada, ¡ay dios mío! que está muerto mi niño, muertito, …

¿O la oscuridad endurecida de la caseta a dos velas que encontramos al llegar? ¿La impregnación de la cachaza en las tablas de madera que simulaban levantar cuatro paredes junto al olor compacto de frijoles fríos? ¿O los segundos atemporales que tardamos en ver alguna cosa? ¿La sombra semi-lúcida de nueve años que yacía en el suelo de barro desmayada al lado de Chiquiño? ¿Los rostros fantasmales de la vecina y la madre, la madre y la vecina, ora en pié, ora de rodillas?

– ¿Chiquiño me escuchas? ¿A ver?, pues sí, está respirando normalmente doña Maria. ¿¡Eh Chiquiño!? ¿verdad que estás escuchando?¡Venga hombre dinos algo!

¿Cómo se puede transmitir con la palabra escrita, limitada y corta el deseo de un niño que juega a muerto, agazapado detrás de una tumba imaginaria que le ha convertido en rey? ¿O el disfrute mudo de su cuerpito mentiroso frente a las mil caricias que ha conquistado en este velorio de fantasmas borrachos? ¿O el desfallecimiento ruidoso de la lógica, de la sensatez, cuando hay que sobrevivir al vacío a cualquier costo? Porque si hay que morirse para ser amado, uno se muere. Y si hay que morirse por un beso, uno se muere. Y si hay que morirse por un instante de universo, uno se muere sí señor, como se muere un Chiquiño.

Lucas y yo sin decirnos nada y a un tiempo comenzamos a hacerle cosquillas al susodicho muerto que sin poder remediarlo resucitó de inmediato dando una carcajada.

– Quiero un chocolate tía Lola -las primeras palabras que se le escurrieron bajito por la boca-

– Chiquiño, la próxima vez que quieras un dulce, no tienes, que, morirte, ¿oíste?, vienes, lo pides y punto.

-las últimas palabras cuadradas que despeñé en su oreja-

Porque si hay que morirse…
¿Cómo se puede terminar una palabra?

EL CUENTO QUE LAMENTA

Queridas mías:

Escribo desde este “norte” esclavizado por los espejismos que el “dios-capital” dibuja en el aire todos los días. Ilusiones que se apoyan en el miedo existencial “a lo que vendrá”, que relegaron nuestra Diosa Libertad en pro de la diosa-Security, abortando una y otra vez a nuestra hija más querida. Pobre  Creatividad siempre a puntito de nacer y nunca nace aquí en los “nortes”.

Que tiempos aquellos cuando creíamos que Igualdad, Libertad y Fraternidad serían un colegiado gobernando nuestro nuevo milenio.

Pero que le vamos a hacer, Security, esposa fiel de ese dios-capital, imperialista y trans-nacionalizado termina seduciéndonos a todos. Nuestras diosas fueron desnaturalizadas y como ellas me encuentro en un proceso de muerte y resurrección continua, en un proceso paranoico entre lo real y lo imaginario, entre lo objetivo y subjetivo, en una orgía de resistencias y rendiciones que me agotan el alma.

¿Recuerdan nuestra evolución? (aquí viene la secuencia de la teoría del hombre, tipo: de sapito a sapo, de sapo a lagarto, de lagarto a casi mono, de casi mono a mono, de mono a gorila y de gorila a homo-sapo, y de homo-sapo a…etc, de reyes medievales y súbditos a obreros y empresarios, de obreros y empresarios a vendedores y consumidores olvidadizos).

Hubo una época en la que llegamos a proclamar un gobierno universal con las tres encantadoras diosas que ansiaban con nosotros la felicidad más pura.

Yo aún las evoco…

Libertad con aquellas maneras destartaladas y poéticas de niña desnuda, al lado del mar buscando conchas, enterrando los pies en la piel de la playa, hablando con los bichitos inventados que asomaban la cabeza entre los granos luminosos de tierras saladas. Rompiendo a carcajadas cuando los dedos del mar deslizaban espumosos sobre su cuerpito minúsculo haciéndola volar.

Igualdad con aquella apariencia alta y adulta de decir las cosas pero guardando en el labio superior de la boca una curva sinuosa que homenajeaba  la seducción. Joven mujer de caderas fuertes que equilibraban los opuestos de los laterales humanos. Esa reverencia perfecta entre la derecha y la izquierda de un cuerpo suelto. Mujer de senos transbordantes que balanceaban al aire nutriéndonos a todos.

Franternidad: con aquel aspecto de cuna meciendo el miedo para que durmiese, y adormecía. Mujer de barriga saliente, de abrazo lleno y un nido de ombligo que pocos tienen la suerte de ver. Arrullo en las noches heladas de los inviernos torcidos, que nos invade siempre que gemimos invisibles al margen de un olvido. La Grande Madre de poca tierra que ha parido mil estirpes.

Tres diosas destronadas, presas, torturadas, enterradas por y contra nosotros.

Asumámoslo queridas mías, Security se está comiendo el encanto de la aventura humana. 

Un primer día

La mayor parte de nuestro tiempo la pasamos en el local de trabajo. Tal vez por eso sea tan importante mantener la armonía y  buenas relaciones. ¡Como nos cuesta! Nos dejamos llevar fácilmente por miedos, rabias, codicias, envidias (éstas son las peores) que proyectamos en los otros. Puros espejos ellos, tú y yo. No hay como disfrazarse. Construimos en este pequeño mundo nuestras guerras particulares. Los aliados, los enemigos, los espías, los coleguitas, los idiotas… Pero hay siempre algunos seres invisibles en  nuestros campos de batalla. Tan inmiscuidos estamos en la búsqueda de nuestros intereses particulares, que no nos percatamos de quienes, casi incorpóreos, también sostienen la estructura.

 

El ascensor era de esos que se cierran herméticamente como un gran refrigerador. A Lucia le parecía una tumba. Moría de miedo de quedarse atrapada entre dos pisos y tener que enfrentar el pánico de un sin salida que ciertamente se haría eterno. Tal vez alguna experiencia traumática de la infancia, quien sabe.

 

–         Por favor al décimo –balbució tímidamente-…

 

Entre que estaba nerviosa por ser su primer día de trabajo y entre que el porcentaje de quedarse presa en ese ataúd rodante aumentaría por cien mil, pues, como que la voz le salía aguada. Pero nos sobreponemos a cualquier cosa, y ella no aparentaba la tormenta de pensamientos y emociones que tenía.

Saludos agradables del personal de la empresa. Una bienvenida rápida y manos a la obra que no hay tiempo que perder. Mucho ordenador y poca conversación para empezar. Sabía que era pasajero y había que aprovechar el silencio y la falta de presión para situarse. A las 12:00h hizo una pausa para tomarse un café. Ella no era de esas personas sueltas y espontáneas que inician fácilmente una conversación, así que salió sola. Armada de un cierto recelo, quería cuidarse, no meter la pata. El perfeccionismo la obligaba a observar calladamente el panorama, para saber cómo y cuándo intervenir. Se levantó silenciosamente, salió de la sala y fue hacia la cocina que se encontraba al otro lado.

 

Estaba humeante. Juana limpiaba el filtro de café en la pequeña cocina de la oficina con las ojeras cayéndole por los brazos. El pelo enmarañado. No podía continuar así. Roberto, con dos añitos apenas, se negaba a dormir.  Las dos hijas pre-adolescentes le cuidaban por el día en cuanto ella trabajaba, y claro, hacían de todo para que el chaval las dejase en paz. Llegaba la noche y Juana muerta no pegaba ojo con los lloriqueos del puto niño al cual le escurría a raudales la ausencia de su madre. Juana limpiaba las papeleras, el polvo, los baños, y barría  en cuanto pensaba en Roberto y en la necesidad que tenía de descansar tranquila algunas horas. Tal era el grado de desesperación que le estaba agarrando el pensamiento que llegó a concebir la posibilidad de darle un calmante de los bravos.

 

María apretó el eterno botón. El pelo cincuentón recogido en una coleta. Nada más abrirse la puerta en el décimo piso Lucia  pregunta:

 

–         ¿Baja?

–         Sí – responde María en cuanto Lucia entra y da una ojeada medio disfrazada en el espejo-

–         ¿Cuántas horas pasa usted en esta caja metálica? –le suelta Lucia torpemente?

–         Seis horas al día

–         ¡Madre de dios!

–         Sí. No me siento muy bien. Me duelen los oídos y mi tensión se dispara cuando estoy aquí

–          Bueno, mejórese …  –Lucia sale rápido-

 

El médico le dijo a María que estaba con la tensión alta y que tendría que hacerse pruebas. Eso de balancearse el día entero entre cielo e infierno era contra natura. María estaba pálida. Con miedo. ¿Qué podía hacer? ¿Abandonar el trabajo con el que  vivía, mal que bien, dignamente? ¿Aguantar hasta que le diera un soponcio en el banquito? María cargaba el edificio en la espalda, 22 botones para tocar y una llavecita para acelerar el movimiento de la puerta. Se la veía curvada. La gravedad la estaba achatando.

 

Lucia respiró aliviada en medio de la Avenida Río Branco. Había superado el primer día. Vio por primera vez el sol brillando. Sintió la brisa libertaria palpándole las mejillas en medio del caos urbano. Escuchó las perspectivas de un futuro embriagador que anhelaba. Buen salario, buen status, buena vida. Pero de repente recordó a Juana con sus ojeras y su preocupación constante con los hijos.  Recordó a María con su palidez metida en aquella tumba metálica.  Recordó la vida y desaceleró el paso. Una pregunta en seco le golpeó la frente al lado del semáforo que se acababa de poner rojo: ¿para dónde estoy yendo?

 

POLITICA Y RELIGIÓN

Anuncian en varios medios de comunicación el anillo militar que EEUU está tejiendo en América Latina, principalmente alrededor de Venezuela. Es evidente. Además de las trece bases militares estratégicamente colocadas, otras 7 van a sumarse al vecino país de Colombia. Parece que interesa fomentar cierta desestabilización en la zona. El famoso: “divide y vencerás”.

Al norte de Venezuela, EEUU tiene bases en Cuba, Puerto Rico, Aruba y Curação. Al nordeste en El Salvador, Honduras y Costa Rica, además de la polémica Escuela de las Américas en Panamá, llamada actualmente Instituto de Cooperación para la Seguridad Hemisférica. Cabe recordar que allí se formaron algunos  Generales Latinoamericanos posteriormente denunciados por Crímenes contra la Humanidad. Por el oeste Colombia tiene 3 bases americanas y serán en poco tiempo 10. Por el sur, se utilizan las instalaciones de Perú y Paraguay.

Un verdadero cerco a las fuentes de agua y recursos naturales de la Amazonía.

Parece que EEUU tiene la pretensión además de instalar 4 nuevas bases: una en Brasil, otra en Bolivia, Argentina y otra en la triple y estratégica frontera entre brasil, argentina y paraguay.

El discurso americano es que todo este berenjenal es para garantizar la Seguridad Hemisférica.

El cuento de Antoñita La Fantástica se queda corto si lo comparamos a esos argumentos, pero ya estamos acostumbrados, ¿no?, lo hemos vista con la guerra de Irak, etc, etc. Y nos pilla lejos, a los españoles y a los ciudadanos brasileños de a pié, que nos pasamos el día trabajando preocupados con pagar la cuentas y conseguir ganarle al mercado unas monedas más para comprar las ofertas de la temporada. Llenos de tareas le arrancamos minutos a algún día de la semana para rezar y hablar con Dios, sobre nuestras cosas. El resto es resto.

Por otro lado esta semana me llega un discurso de Obama sobre religión y política. Un discurso radical que contradice en buena parte los rumbos de la política externa estadounidense.

“No somos más una nación cristiana. Somos también una nación judía, una nación musulmana, una nación budista, una nación hindú, y una nación atea y aunque tuviésemos sólo cristianos entre nosotros, y expulsásemos a todos los no cristianos de los EEUU, ¿qué cristianismo enseñaríamos en las escuelas?…¿qué pasajes de las escrituras deberían instruir nuestras políticas públicas? ¿Deberíamos escoger el Levítico, que sugiere que la esclavitud es aceptable? …¿o deberíamos escoger el Deuteronomio que sugiere apedrear a su hijo si se desvía de la religión? ¿O deberíamos apenar quedarnos con el sermón de la montaña? Un texto que es tan radical que nuestro Departamento de Defensa difícilmente sobreviviría a su aplicación. La Democracia nos exige que todos aquellos motivados por la religión, traduzcan sus preocupaciones en valores universales y requiere que nuestras propuestas sean sometidas a discusión y estén influenciadas por la razón. Puedo ser contrario al aborto por cuestiones religiosas, pero si pretendo aprobar una ley prohibiendo el aborto, no puedo basarme sólo en lo que enseña mi iglesia, o invocar a la voluntad Divina, tendré que explicar porqué el aborto viola algún principio que es accesible a personas de todas las religiones, incluyendo a aquellos que no creen en nada…En una sociedad plural no hay otra opción….. “

 ¿Será que podemos encontrar caminos fraternos y universales en nuestras formas de hacer política o estamos destinados a luchar por la hegemonía de nuestros intereses y creencias?

LA VUELTA, ENTRE GRIPES E INDEPENDENCIAS

Han pasado unos meses desde que me desconecté del blog y ahora en España se vuelve al trabajo, a la jornada preparatoria del invierno después de mucha playa, cervecitas en las terrazas, y principalmente calor.  En Río de Janeiro, por el contrario, hemos transitado por un invierno lluvioso y frío y nos vamos preparando para la llegada de la primavera con su saborcillo a agua de coco helado. La gripe A nos ha llegado hasta en la sopa como en todo el Mundo. Las empresas de antisépticos para las manos, que han debido aumentar las dosis de alcohol en sus productos, han hecho el gran negocio.  No se lo que os habrá parecido a vosotros, pero al principio yo, que tiendo a la inocencia y a creerme lo que me dicen, me alarmé sobremanera cuando vi cientos de imágenes en los medios de comunicación de mejican@s enmascarados como en las películas. Casi enseguida la declaración de Pandemia y la posibilidad de que ésta, matase millones de personas.Después de que muchos cogiésemos una gripe fuerte, (no sabemos cuál) y sobreviviésemos a base de infusiones con ajo y gengibre, vitamina C, propóleo y mucho líquido, empezamos a olvidarnos de la alarma general. Que conste que actualmente trabajo en el área de salud y en ningún momento me recomendaron el famoso medicamento Tamiflu de Roche.Pedro, un buen amigo radicalillo hasta la médula, me decía que todo no pasaba de un negocio sórdido. Vale, lo ha dicho Pedro. Poco después otro amigo me manda un documento realizado en Argentina (Operación Pandemia  http://www.youtube.com/watch?v=gKwk8Kq8QXA ) que muestra un esquema perverso de mentiras e intereses empresariales, y me hace recordar aquello de que las grandes empresas de medicamentos son los que más ganan en el mundo, después de las empresas de armamento. De qué se alimentan las empresas de medicamentos? De enfermedades. De qué se alimentan las grandes multinacionales de medicamentos? De pandemias. Digo yo que un poco de sentido tiene. Todo ese proceso nos lleva a lo más grave de la cuestiones: quién dice la verdad y quien miente? Podemos fiarnos de la Organización Mundial de la Salud? De nuestros gobiernos? De los medios de comunicación? I don’t know, I don’t know!……y como no hay respuestas sobre la veracidad de nada, terminamos entrando en un estado de desconfianza generalizado. Lo mejor, dijo Andrés, es el camino del medio: todos deben estar contando un poco de verdades y de mentiras. De acuerdo, seamos ponderados. Pero esto nos lleva a la segunda y más grave de las cuestiones: la proporción. Resta saber la proporción de verdades y mentiras. El próximo lunes 7 de septiembre celebraremos el Día de la Independencia Brasileña.  El final del dominio portugués y la conquista de la autonomía política. Aunque muchos no sepan que Portugal le exigió a Brasil 2 millones de libras esterlinas para reconocer la independencia de la excolonia y Don Pedro pagó con un préstamo que le ofreció Inglaterra generando buenos beneficios para sí, e inaugurando la primera deuda externa para Brasil.  La lucha por la libertad supuso poca cosa para el pueblo más humilde, ya que la estructura agraria continuó siendo la misma, se mantuvo la esclavitud y en realidad, la camada que se vio favorecida fue la élite agraria.Y así vamos, surcando los días entre pandemias y festividades, inviernos y primaveras. Gracias a dios, aún comprometidos con la búsqueda de la verdad y la igualdad, espero.

ANTES DEL PARÉNTESIS

Hace tiempo que tenía ganas de escribir un pequeño texto sobre el papel de la mujer en la iglesia que se titulase: “yo puta, tú dios”.  Como tengo poquísimo tiempo para escribir y ésta humilde aficionada necesita esa dimensión larga y gorda, para algún parto más o menos grandioso, termino recreándome en pequeñas frases y títulos que me lo condensan todo. A mí que conste que me ha parecido sabio e impactante ese título para resumir muy sintéticamente nuestra situación. Pero os lo explico.

Hace tiempo una amiga abogada que trabaja aquí en Río de Janeiro con violencia de genero me pasaba un pequeño video realizado por un grupo llamado “Católicas por el derecho a decidir” (http://catolicasonline.org.br/Espanol.aspx). Me quedé impresionada con algo que era evidente pero nunca me había parado a pensar. Nuestras referencias católicas siempre fueron dicotómicas e inversas.

A las niñas y mozas durante décadas nos han ido mostrando dos papeles posibles. Podíamos escoger: o santas o putas. O Marías o Magdalenas.

María, virgen, pura, casta, obediente, sumisa y sufrida. La madre de Dios. Blanca.

Magdalena una ramera, mujer de la vida, apasionada, seductora, pecadora. Ficción o imaginación siempre asociada a Jesús  como posible amante. Roja.

Así hemos ido creciendo entre estos dos extremos tensos y mentirosos: uno divino y otro muy mundano que al final  por lo menos “se convierte”.

La lucha ha sido ferreña para salir de esa trampa que nos han tendido los modelos católicos de belleza y valores femeninos. El tiempo nos ha conducido a nuevos senderos en donde hemos visto divinizar la seducción y demonizar la sumisión. También parece ser que Magdalena al final no era prostituta y que es posible la existencia de un evangelio de María.

La jerarquía eclesial machista y llena de prejuicios, insiste en mantener una estructura de poder misógina que en muchos casos trata a la mujer como sierva.

–          “Tengo dos cocineras estupendas y otra que me plancha el alzacuello como ninguna”…. (le contaba un obispo a otro refiriéndose a las monjitas que sirven en su palacio episcopal).

Pero como tenemos vocaciones para todo. Quería yo que un obispo tuviese la vocación de servir a las Hermanas como cocinero y les planchase los velos como el mismísimo dios.

Dejando de lado los sarcasmos quiero recordar a Pedro Casaldáliga  que hasta bien poco tiempo atrás (hoy se lo impide la enfermedad) era el que secaba la vajilla en la comunidad mixta e “irreverentemente cristiana” que construyeron en Brasil. Nunca se le han caído los anillos. También es verdad que sólo lleva uno, de coco. Pura coherencia pienso yo.

Pero que le vamos a hacer, nuestros queridos amigos y compañeros, los hombres, han tenido otras referencias. Ellos transitaron durante mucho tiempo entre el Jesús, hijo de Dios, humano y divino al mismo tiempo, y su Padre, Dios mismo. Hombres, poderosos, absolutos. Siempre dioses.

No sólo otra Iglesia es posible, es absolutamente necesaria. Y que conste, me quedo con la paloma.

 

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1991

Dios, te quiero más madre,

Más amiga, más hermana,

Más cachito de aleluya que otra cosa.

Te quiero más todo y menos nada.

 Y no es recrearte, ni rehacerte, ni reostias…

Encontrarte sin iglesias que reforman,

Readaptan y recontrolan.

Dios te quiero más viejuca,

Más barriga, menos norma.

Más pedazo de gloria que otra cosa.

Te quiero más todo y menos Roma

(Escrito cuando llegaba a Brasil)

 

 

EL PARÉNTESIS

Varias circunstancias me llevan a tener que dejar unos meses de frecuentar este blog. Viajes, trabajos y compromisos me están impidiendo dedicarle el mínimo tiempo necesario.  Calculo yo que para Agosto, cuando todos estéis en la playita y el invierno se detenga por este continente, podré retornar con mayor dedicación.

Os agradezco la comprensión (que imagino).    Até! (como dicen por aquí).

LA OTRA CRISIS

El jueves 12 por la noche ya se veía venir la onda de desgracias que nos traería el viernes 13. Llegamos a un barcito a tomar algo fresco después de un día intenso de discusiones, pactos y consensos. Brasilia es una ciudad artificial. Demasiado recta, ordenada y linear. Cada cosa tiene su lugar. Hay un barrio para los bancos, otro para  hoteles, otro para viviendas (localizadas por números y no por nombres), los ministerios todos juntitos, secura en el aire. En pocos años se ha rodeado de periferias pobres que han emborronado la pulcritud de semejante proyecto.

 Nada más entrar en el bar todo el mundo parado y atento a una pequeña televisión que retransmite en directo un accidente en el parking de un Shopping de una ciudad brasileña (Goiania). Un hombre desequilibrado ha robado una avioneta llevando secuestrada a su hija de cinco años y se ha matado con ella. Después noticias de matanzas arbitrarias en Alemania, EEUU. El rosario de la aurora.

Cuando terminan las noticias todos vuelven al ritmo del copeo y la atención se centra en un partido de futbol.

Es inevitable que en la mesa donde nos relajamos alguien traiga a tona el tema de la niña de 9 años violada y embarazada por el padrastro. El arzobispo de Recife, don José Cardoso Sobrinho ha excomulgado al equipo médico que le ha practicado el aborto. Una niña con menos de 35 kilos de peso. Los argumentos del arzobispo es que hay jerarquía en los pecados, unos más graves que otros. El aborto es mucho más grave que la violación infantil. Y parece ser que en esa lógica, la vida del feto es más importante que la vida de la niña. El arzobispo no se arrepiente, cree que es su obligación alertar al pueblo sobre los mandamientos de dios.

Se ha abierto en Internet una lista para firmar una carta  que será dirigida a la iglesia pidiendo la propia excomunión. Si es ésta la iglesia que nos excomulguen a todos.

Ivone Gebara, teóloga y filósofa ha arremetido en un artículo declarando el cisma de la iglesia actual. Esta jerarquia se está distanciando del alma del pueblo. Anacronismo en posturas filosóficas y éticas episcopales que impresionan y escandalizan. ¿Y estos son los que se juzgan responsables por la iglesia y pretender guiar el rebaño? Pues que lo sepamos, han perdido la cabeza.

Pedro Casaldáliga en una de sus últimas circulares hace referencia a las confesiones en “Coloquios nocturnos en Jerusalén”  del Cardenal Carlo M. Martini: “Antes tenía sueños sobre la Iglesia………..Hoy no tengo más esos sueños”. Pedro grita: “que no sea ésta una declaración de fracaso” y nos recuerda que existe la utopía.  Pedro con ochenta años, enfermo de Parkinson, con un ceremonial inmenso de amenazas de muerte y de persecuciones incluso dentro de su propia iglesia, nos grita la utopía, para que no la olvidemos, para que no se nos muera la esperanza:

 “…Haremos de la corresponsabilidad eclesial la expresión legítima de una fe adulta. Exigiremos, corrigiendo siglos de discriminación, la plena igualdad de la mujer en la vida y en los ministerios de la Iglesia. Estimularemos la libertad y el servicio reconocido de nuestros teólogos y teólogas. La Iglesia será una red de comunidades orantes, servidoras, proféticas, testigos de la Buena Nueva: una Buena Nueva de vida, de libertad, de comunión feliz. Una Buena Nueva de misericordia, de acogida, de perdón, de ternura, samaritana a la vera de todos los caminos de la Humanidad. Seguiremos haciendo que se viva en la práctica eclesial la advertencia de Jesús: «No será así entre vosotros» (Mt 21,26). Sea la autoridad servicio. El Vaticano dejará de ser Estado y el Papa no será más Jefe de Estado. La Curia habrá de ser profundamente reformada y las Iglesias locales cultivarán la inculturación del Evangelio y la ministerialidad compartida. La Iglesia se comprometerá, sin miedo, sin evasiones, en las grandes causas de la justicia y de la paz, de los derechos humanos y de la igualdad reconocida de todos los pueblos. Será profecía de anuncio, de denuncia, de consolación. La política vivida por todos los cristianos y cristianas será aquella «expresión más alta del amor fraterno» (Pío XI).”[1]

No nos olvidemos, la iglesia somos todos. La crisis capitalista es también la crisis centralizadora de la jerarquía eclesial. ¿Perder la utopía? Nunca. Es la que nos ha hecho siempre caminar.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


[1] Para quien quiera leer otras cartas de Pedro Casaldáliga  http://www.servicioskoinonia.org/Casaldaliga/cartas/index.html

 

 

LA MUJER PALITO


La mujer palito va por la calle tambaleándose. Demasiado delgada para aguantar el propio esqueleto se sujeta a los postes  y pivotes mientras la gente mira de soslayo con una dosis de espanto y otra de pena. Nadie se mueve. Todo alrededor se ha congelado de repente como en las películas. Y la mujer palito erre que erre queriendo atravesar la calle para alcanzar su esquina mientras se nos atraganta la caña, el cigarro, la palabra, la bandeja con los aperitivos, las ganas de volver a casa,  la propina, el titular del periódico a medio leer: “A Brasil la crisis no le……”, el beso.

Ni el aire se mueve, sola la mujer palito a tientas por los adoquines.

¿Qué hacemos? se preguntó el mundo estupefacto. Y un silencio vacío respondió. Otra caña por favor. La bocanada de humo suelta una nube. Dos empanadillas de queso y unas aceitunas pero sin picante.  Como iba diciéndote… Tres monedas se derraman sobre la mesa de plástico rojo del bareto. El taxi para y un hombre de sombrero blanco y carpeta negra entra corriendo.  “A Brasil la crisis no le va a llegar tan fuerte”. Bésame mucho.

EL CARNAVAL DE RIO

El viernes de carnaval bajo a trabajar temprano. Santa Tereza ya está en pié de guerra. Un calor sofocante y decenas de brasileños que pueden ganar un dinero extra con la fiesta se van agrupando por las esquinas con sus enormes cajas de isopor llenas de hielo y cerveza. Un amigo que llega de San Pablo me dice que desconocía el torrente carnavalesco que agita la ciudad. Sólo se vende la imagen de las escuelas de Samba que compiten de forma ostentosa y lujosa en el Sambódromo, aunque la mayoría viva la fiesta en la calle detrás de los innúmeros grupos carnavalescos, llamados “blocos”. Os nombro algunos de ellos para que os hagáis una idea  (traducción aproximada):

 –          Mi amor yo voy allí

 –          Simpatía es casi amor

 –          Los animales

 –          Buey tatá

 –          Rio Maracatú

 –          Aconteció

 –          Songorocosongo (de origen latino)

 –          Quien no aguanta, bebe

 –          Está enloqueciendo, loco, enloqueció

 –          Esclavos de Mauá

 –          Suelta el tigre, Alfredo!

 –          Gigantes de la Lira

 –          Aceitunas sin hueso

 –          Cordón de la Bola Negra

 –          Ese es bueno pero nadie sabe

 –          Concentra pero no sale

 –          Perro Cansado

 –          Vuelve Alicia

 –          Bésame que soy cineasta

 –          Sobaco de Cristo

 –          Das Pú (de las prostitutas)

 –          Carmelitas, etc.

Todos tienen su origen, su por qué de ser, por increíble que parezca. Éste último, por ejemplo, según cuenta la leyenda, se creó como homenaje a una monja carmelita de clausura que vivía en un convento próximo. Parece ser que la religiosa escapaba de su aislamiento todos los años para bailar carnaval hechizada por los efluvios de los tambores. El distintivo del grupo es un velo blanco y negro que con el calor de cuarenta grados derrite lo que nos resta de cordura.

Es tan popular el carnaval de calle, que los “blocos” más famosos publican engañosamente, local, día y horario de salida para disminuir la multitud inevitable. Los  primeros parten con sus séquitos a las 9:00h de la mañana y así va uno tras otro hasta el anochecer.

Es un tiempo de desmadre, ruptura de formas y transmutaciones. El que es “macho”, como dicen por aquí, tiene que vestirse de mujer. Los anónimos personifican con humor y a veces esnobismo, deseos escondidos, rabias ocultas, ironías y guasas de todos los tamaños. Y uno se va encontrando por el camino, como por arte de magia, a Fridda Kahlo, Che Guevara, Dalai Lama, Indiana Jones, Carmen Miranda, Amy Winehouse, bebés gigantes, travestís a mansalva, gatos, perros, papagayos, grifos sin agua, puertas gigantes, condones cerebrales, negros blanqueados, payasos borrachos, novias que abandonaron el altar.  El color de la folie en grado máximo. Los que se desconocen y compiten entre sí día a día se abrazan, comparten sudor, risas alteradas y besos atrevidos. No importa quien seas. Aquí ya no eres más. Somos. Marea humana que se divierte sin tapujos. Disfrazada. Escondiéndose de sí misma. Vale todo. Pienso yo que no sería posible aguantar un cotidiano tan templado y absurdo sin este extremo de locura.